Antioquia, uno de los departamentos con más incremento en cultivos de coca

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El informe de Monitoreo de territorios afectados por cultivos ilícitos 2017, publicado por la Oficina de las Naciones Unidas para las Drogas y el Delito –UNODC-, el día de ayer, como resultado del Sistema Integrado de Cultivos Ilícitos de Colombia –SIMCI-, revela un preocupante panorama que contrasta con la dinámica que en los últimos meses se ha vivido en diferentes subregiones de Antioquia, entre ellas Bajo Cauca, Norte y Nordeste, en donde se han cooptado territorios dejados por las Farc –luego de su desmovilización-, expandido actores criminales –entre ellos algunos confederados en la Oficina del Valle de Aburrá-, y expandido estructuras que han estado vigentes en el territorio hace décadas, como Los Caparrapos que se unieron con el frente Virgilio Peralta, que antes fueron del Bloque Mineros de las AUC, y que años después estarían insertos en las Autodefensas Gaitanistas de Colombia –AGC- con sus dos frente Rubén Darío Ávila y Julio César Vargas. Ahora Los Caparrapos son un actor criminal que se disputa el territorio y el mercado del narcotráfico con las AGC.

En territorios en donde antes imperaban las Farc, entre ellos Briceño, Ituango, Toledo, San Andrés de Cuerquia y Yarumal, en los cuales hay cultivos de uso ilícito, la disidencias que no fueron parte de la desmovilización y no se concentraron –o luego desertaron-, conformaron grupos como el Frente 36 Antiparamilitar, al mando de alias Cabuyo, quien se disputa el mercado del narcotráfico con las AGC, quienes son aliados de Los Urbanos, como se denominan a los hombres de las estructuras del crimen urbano.

De acuerdo a la UNODC a 31 de diciembre de 2017 el área sembrada de coca ascendió a 171,000 ha, es decir, un incremento del 17 % (25,000 ha) respecto al 2016, siendo los departamentos de Antioquia, Putumayo, Norte de Santander y Cauca quienes concentran el 64 %. Nariño, con el 7 % de incremento, sigue siendo el departamento más afectado por los cultivos de coca, mientras que en el Guaviare se produjo la mayor reducción.

De acuerdo a la gráfica del SIMCI el incremento apenas es comparable con el año 2001, en pleno inicio del Plan Colombia. Desde el 2014 a la fecha el incremento –que incluye resiembra luego de la sustitución y erradicación manual- ha sido significativo, obedeciendo según expertos a la suspensión de la aspersión aérea de glifosato –por causas asociadas a la salud- y al reacomodamiento de estructuras criminales.

Las estrategias, para hacerle frente al incremento de los cultivos de uso ilícito, han partido de la implementación del Programa Nacional para la Sustitución de Cultivos Ilícitos –PNIS-, que en 2017 logró la vinculación de 54.027 familias en 2018 y 77.659 a junio de 2018, en 33 municipios de 12 departamentos, en donde se identificaron lotes con tamaño superior al promedio nacional.

Antioquia hace parte de la región central que abarca tres subregiones: Catatumbo (Norte de Santander y Cesar), Bajo Cauca (Antioquia, Córdoba y Bolívar) y Magdalena Medio (Santander, Boyacá, Caldas y Cundinamarca). En el caso del Bajo Cauca concentra el 46 % de la producción de coca, siendo el Catatumbo la subregión mayoritaria en producción con el 53%.

Subregión Departamentos % producción coca
Catatumbo Norte de Santander 53 %
Cesar
 

Bajo Cauca

Antioquia  

46 %

Córdoba
Sur de Bolívar
 

Magdalena Medio

Santander  

1%

Boyacá
Caldas
Cundinamarca
Fuente: Monitoreo de territorios afectados por cultivos ilícitos 2017 – UNODC

El Bajo Cauca presenta el mayor incremento, con el 58 %, pasando de producir 15.617 ha a 24.640 ha, lo que demuestra lo acentuado del conflicto entre estructuras criminales y el incremento de homicidios en el 2018.

En El Bagre, Zaragoza y Nechí, que se encuentran en el corredor del ELN, que tiene sus dominios en la Serranía de San Lucas, en el Sur de Bolívar, propiamente en el corregimiento de Puerto López, pese a haber una amenaza de un grupo que se denomina Bloque Central Bolívar Bajo Cauca, con incidencia en el corregimiento de Puerto Claver, en El Bagre, y el corregimiento de La Palizada y las veredas Jobo y Jobo Medio, en Zaragoza, no se han incrementado los homicidios. Los Héroes del Nordeste, que operan en Remedios y Segovia, también han incursionado en Zaragoza.

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Ituango, uno de los municipios en donde se estableció un Espacio Territorial de Capacitación y Reincorporación –ETCR-, vereda Santa Lucía, generó que las bandas del norte del Valle de Aburrá hayan extendido su radio de acción a Toledo, San Andrés de Cuerquia y Briceño, procesando la base de coca que controlan las AGC. Los Caparrapos, con incidencia en Cáceres y Tarazá, en el Bajo Cauca, al parecer se encuentran buscando una alianza con las disidencias del Frente 36 Antiparamilitar que opera en El Aro, La Granja y Santa Rita, en Ituango.

La dinámica del crimen urbano-rural se ha renovado en los últimos años, por lo que la expansión en las subregiones del Bajo Cauca, Norte y Nordeste es real. Ahora el problema de la fuerza pública no son solamente las disidencias, sino los músculos del narcotráfico, entre ellos las fachadas de la Oficina del Valle de Aburrá. La guerra contra el narco-crimen también debe reinventarse.

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