Buenos Aires, 9 de abril de 2025.- Argentina, el mayor deudor del Fondo Monetario Internacional (FMI), se apresta a sumar un nuevo acuerdo a su complejo historial con el organismo financiero, con el que en las últimas seis décadas firmó más de una veintena de programas, en su mayoría fallidos y que han marcado buena parte del accidentado devenir de la segunda mayor economía suramericana.
El FMI, creado hace 80 años, incorporó a Argentina como socio el 20 de septiembre de 1956 y en 1958 le concedió su primer préstamo.
Desde entonces -y sin contar el acuerdo preliminar alcanzado este martes con el ‘staff’ técnico del Fondo- Argentina ha firmado 22 programas con el FMI, según consta en los registros del propio organismo, aunque otras fuentes contabilizan 29 si se incluyen en la lista los acuerdos de facilidades financieras compensatorias.
La omnipresencia del Fondo en la vida económica argentina es indiscutible: de los 67 años de relación con el organismo, en más de la mitad el país ha estado bajo los parámetros de un programa con el organismo.
El frondoso historial de acuerdos deja ver que, en promedio, casi cada tres años Argentina ha recurrido a un nuevo pacto con el FMI, una dependencia que evidencia los problemas económicos crónicos de Argentina.
Con administraciones deficientes, incapacidad para aumentar las exportaciones, falta de acceso a los mercados internacionales y fuga de capitales, el país ha terminado golpeando una y otra vez las puertas del Fondo en busca de auxilio financiero.
Complicado historial
La relación entre Argentina y el FMI ha sido casi de «amor y odio» en todos estos años. Hubo momentos de tensión y otros, como en los neoliberales años de 1990 o la actual «era Milei», en los que Argentina es un «buen ejemplo» para el FMI de las políticas de apertura económica que recomienda el organismo.
Los argentinos se han acostumbrado a las permanentes negociaciones con el FMI para acuerdos cuyas metas difícilmente se han cumplido y que muchas veces han incluido condiciones que, para gran parte de la población, han sido sinónimo de imposición de un «ajuste salvaje».
El rol del FMI en la descomunal crisis argentina de 2001 es aún muy cuestionado en el país suramericano, en particular en los sectores afines al fallecido expresidente Néstor Kirchner (2003-2007), quien en 2006 canceló en un solo pago toda la deuda con el FMI, por 9.500 millones de dólares, para ganar «grados de libertad para la toma de decisiones».
Argentina estuvo desde entonces libre de las revisiones anuales de su economía por parte del FMI, hasta que en 2018, en medio de fuertes tensiones financieras, volvió a recurrir al organismo para préstamos récord por 56.300 millones de dólares, de los cuales se desembolsaron unos 44.500 millones.
El acuerdo firmado con el entonces presidente Mauricio Macri (2015-2019) fracasó en sus objetivos, y Argentina, que estaba sumida en una severa recesión desde 2018, solicitó en 2020, ya bajo el Gobierno de Alberto Fernández (2019-2023), negociar un nuevo programa ante la incapacidad para afrontar la devolución entre 2022 y 2024 de los astronómicos préstamos concedidos por el organismo.
El Gobierno de Fernández y el Fondo finalmente firmaron en marzo de 2022 un nuevo acuerdo de facilidades extendidas para reprogramar los pagos de la deuda contraída en 2018.
Ese acuerdo, que expiró a finales de 2024, ha incluido revisiones trimestrales sobre metas exigentes en materia de disciplina fiscal, acumulación de reservas monetarias y límites a la emisión monetaria que Argentina no siempre cumplió.
Giro y más deuda
La llegada a la Presidencia argentina de Javier Milei a finales de 2023 implicó un nuevo giro en la relación con el FMI, cuyas autoridades reconocieron que el plan de ajuste del nuevo Ejecutivo fue mucho más allá de la disciplina fiscal pretendida por el organismo.
A finales de 2024 ambas partes anunciaron el inicio de negociaciones para buscar un nuevo acuerdo de facilidades extendidas, esta vez orientado a reforzar las exiguas reservas del Banco Central con vistas a concretar la promesa de Milei de salir del «cepo», el enjambre de restricciones cambiarias que desde hace años complica la vida económica del país.
El nuevo acuerdo, con préstamos por 20.000 millones de dólares, será sometido a aprobación del directorio del FMI en los próximos días.
Argentina se mantiene como el mayor deudor en la lista de países que le deben dinero al FMI: una deuda que, según datos del organismo, actualmente asciende a 31.100 millones de derechos especiales de giro (equivalentes a unos 41.350 millones de dólares, un 28 % del total de los créditos pendientes de cobro por parte del FMI), un lastre que, con los nuevos préstamos previstos, no hará más que crecer.
Natalia Kidd
EFE