Berlín, 21 de mayo de 2025.- Un equipo de astrónomos ha sido testigo, por primera vez, de una violenta colisión cósmica en la que una galaxia atraviesa a otra con una intensa radiación en una auténtica «batalla galáctica», informó este miércoles el Observatorio Europeo Austral (ESO).
Según el ESO, el estudio, publicado en la revista ‘Nature’ «revela todos los detalles sangrientos de esta batalla galáctica», observada a través del Telescopio Extremadamente Grande del ESO y del Atacama Large Millimeter/submillimeter Array (ALMA).
En esa batalla, según describen los astrónomos, dos galaxias están enzarzadas en una intensa guerra, pues una y otra vez cargan entre sí a velocidades de 500 kilómetros por segundo en un violento curso de colisión, solo para asestar de refilón un golpe antes de retirarse y prepararse para otro ataque.
«Por eso llamamos a este sistema la ‘justa cósmica'», comparándolo con el combate medieval, explicó el coautor del estudio, Pasquier Noterdaeme, investigador del Instituto de Astrofísica de París y del Laboratorio Chileno-Francés de Astronomía en Chile.
«Pero estos caballeros galácticos no son precisamente caballerosos, y uno de ellos tiene una ventaja muy injusta: utiliza un cuásar para perforar a su oponente con una lanza de radiación», que amortigua la capacidad de la galaxia herida para formar nuevas estrellas, explicó el ESO.
Los cuásares son los núcleos brillantes de algunas galaxias distantes que son alimentados por agujeros negros supermasivos, liberando enormes cantidades de radiación.
Las nuevas observaciones indican que la radiación liberada por el cuásar rompe las nubes de gas y polvo que hay en la galaxia, dejando solo las regiones densas de menor tamaño.
Es probable que estas regiones sean demasiado pequeñas como para formar estrellas, lo que transforma drásticamente a esta galaxia herida, al dejarla con muy pocas zonas de formación estelar, señaló el ESO, que añade que «esta víctima galáctica» no es todo lo que se está transformando.
El codirector del estudio, Serguéi Balashev, investigador del Instituto Ioffe en San Petersburgo, explicó que «se cree que estas fusiones aportan enormes cantidades de gas a los agujeros negros supermasivos que residen en los centros de las galaxias».
EFE