Bogotá, 11 de octubre del 2023 – Pedro Mateo le reclamó este miércoles en Bogotá al Estado guatemalteco que 34 años después de que su padre, Nicolás Mateo, y otros tres defensores de derechos humanos fueron secuestrados y desaparecidos por el Ejército de ese país, el caso siga en la impunidad pese a los múltiples reclamos de justicia que ha pedido.
Así lo expresó durante la audiencia en la que los jueces de la Corte Interamericana de Derechos Humanos (CorteIDH) escucharon su testimonio en el caso «Pérez Lucas contra Guatemala», que aborda ese alto tribunal en su 162 periodo de sesiones ordinarias.
«Han pasado 34 años y aún no sé qué pasó con mi papá y con sus tres compañeros», dijo Mateo quien aseguró que ellos fueron secuestrados y desaparecidos por el Ejército de Guatemala.
Responsabilidad del Estado
En el caso las víctimas alegan la responsabilidad del Estado por las supuestas violaciones que habrían tenido lugar como consecuencia de la detención, en abril de 1989, de Agapito Pérez Lucas, Nicolás Mateo, Macario Pú y Luis Ruiz Luis y su posterior desaparición forzada.
Las cuatro víctimas eran defensores de derechos humanos vinculadas al Consejo de Comunidades Étnicas Runujel Junam (CERJ) y fueron detenidas por agentes estatales que se negaron a informar los motivos de la detención, el lugar al que fueron trasladadas y el posterior paradero.
Mateo, que hoy vive en Estados Unidos, recordó a su padre como una persona dada «a ayudar a los demás, muy amoroso con su familia y un campesino trabajador».
A pesar de las denuncias públicas del CERJ y de organizaciones internacionales, las autoridades guatemaltecas nunca revelaron el paradero de los defensores ni sancionaron a ningún oficial por sus actos y hasta la fecha, el caso permanece en la impunidad.
Mateo recordó que los militares sacaron de sus viviendas desnudos a Pú y también Ruiz, quienes vivían cerca de ellos. «Yo no entendía qué pasaba. A partir de esos momentos vivía con miedo, aterrado».
Detalló que a sus vecinos los arrastraron y que a los familiares que trataron de impedir que se los llevaran fueron golpeados y amenazados por el Ejército que los amenazaba con sus armas.
Noche de caos
A los pocos días de que ocurriera eso él le dijo a su padre que se fueran de la finca en la que vivían pero él se negó porque «no le debía nada a nadie».
En su relato a la CorteIDH Mateo aseguró que el 7 de abril de 1989, cuando él estaba a punto de dormir en compañía de sus hermanas y su madrastra, un grupo de soldados entró a la vivienda y se llevaron a su padre sin que hasta el momento se sepa en dónde está y cuánto tiempo más vivió.
«Lo jalonaron (los soldados), me tiraron junto con mi madrastra, amenazaron a mis dos hermanitas y por eso ellas comenzaron a llorar», detalló Mateo, quien espera una indemnización económica por e del Estado y que los culpables sean llevados a juicio y paguen por sus crímenes.
Recordó, además, que en busca de encontrar a su padre y a los otros desaparecidos se entrevistó en 1989 con el entonces presidente de Guatemala, Vinicio Cerezo, quien prometió que avanzaría en las investigaciones, pero todo quedó en palabras.
Pérez Lucas, Mateo, Pú Chivalán y Ruiz Luis fueron miembros activos del CERJ que contribuyeron a la liberación de campesinos reclutados a la fuerza por los Comités Voluntarios de Autodefensa Civil durante el conflicto armado en Guatemala.
Por su labor de promoción de los derechos humanos fueron objeto de amenazas y persecución, que culminaron con su detención arbitraria y desaparición forzada por miembros del Ejército de Guatemala.
EFE