Los planes de reparación colectiva y de retornos y reubicaciones de desplazados que implementa la Unidad para las Víctimas en el municipio de Dabeiba, Antioquia, avanzan con proyectos a favor de la población campesina y la caracterización del daño causado por el conflicto a indígenas.
Como parte de la reparación colectiva, los 10 centros educativos del corregimiento La Balsita recibieron mobiliario escolar (mesas modulares, maletines, puestos de trabajo, sillas, tableros, bases móviles, canecas, muebles de almacenamiento) por valor de 90 millones de pesos.
Con este equipamiento se mejoran las condiciones de educación para cerca de 300 niños y adolescentes de 12 veredas, las más alejadas a cuatro horas de camino de la zona urbana del municipio. Durante el mes de noviembre se completa la dotación con equipos tecnológicos y de cocina.
En este corregimiento también se realizó una jornada de duelos colectivos con la población víctima para avanzar con la estrategia de rehabilitación comunitaria Entrelazando, que se desarrolla con protagonismo de las víctimas que por su liderazgo se formaron como “tejedores” para reconstruir el tejido social afectado por la violencia de los grupos armados ilegales e integrantes de la fuerza pública.
Gracias a esta estrategia se han recuperado las fiestas campesinas, los encuentros sociales y convites, los torneos deportivos entre veredas, los grupos musicales y las juntas de acción comunal.
El plan de reparación colectiva de estas comunidades completa más de un 70 por ciento con medidas como el fortalecimiento de proyectos agrícolas, reconstrucción y dotación de casetas comunales, canchas deportivas, puentes y grupos culturales en varias veredas.
Para el líder comunitario Alberto de Jesús Herrera Úsuga, “con la reparación colectiva que ha avanzado en gran porcentaje venimos en proceso de recuperación de tantos años muy duros que vivimos por causa del conflicto, que nos atrasó y ahora nos está sacando adelante con nuestros proyectos de vida y recuperando esas prácticas sociales que teníamos y que fueron violentadas y vulneradas”.
Por el enfrentamiento entre grupos armados, la población del corregimiento La Balsita sufrió homicidios, desapariciones forzadas, secuestros, confinamientos y el incendio de 25 casas, entre otros hechos victimizantes.
A esto se suma la terminación de la fase de caracterización del daño causado por el conflicto armado a la comunidad indígena embera del resguardo de Choromandó, con el fin de iniciar en noviembre la fase de formulación de las medidas del Plan Integral de Reparación Colectiva.
Durante un año se identificaron con las víctimas de esta comunidad los daños a su organización social, al territorio y la cultura por bombardeos, asesinatos, violencia sexual, confinamientos, desplazamientos forzados, reclutamientos de menores, contaminación con minas antipersonal.
Por otra parte, las víctimas del corregimiento San José de Urama se benefician de la estrategia de sicosocial Tejiéndonos, que como parte de las acciones del plan de retorno y reubicación de población desplazada reconstruye el tejido social para integrarse como comunidad en su territorio en convivencia y con garantías de no repetición.