Norte de Santander, Colombia, 25 mayo de 2025.- Un partido de fútbol entre niños sub-14 en la cancha contigua a la redoma de la Cárcel Modelo, en el barrio San Gerardo de Cúcuta, se vio abruptamente interrumpido cuando varios estruendos sacudieron el lugar en el minuto 77 del encuentro. Aunque algunos jugadores pensaron inicialmente que se trataba del exhosto modificado de una motocicleta que pasaba por la avenida 7, pronto quedó claro que se trataba de un homicidio.
La víctima fue identificada como Darwin José Díaz Padilla, de entre 30 y 35 años, quien estaba sentado sobre unas rocas, apoyado en un árbol, viendo el partido donde participaba su hijo. Díaz recibió al menos cuatro disparos que le quitaron la vida en el acto. Los testigos relataron que los responsables fueron una pareja que llegó en una motocicleta Suzuki GN negra: una mujer conducía, mientras que el hombre, quien iba de parrillero, se bajó, disparó sin mediar palabra y luego huyeron del lugar.
Según La Opinión, el crimen desató pánico entre los presentes. Padres y asistentes corrieron al interior del campo para protegerse, mientras los niños en la cancha presenciaban con horror la escena. Minutos después, alrededor de las 9:20 a.m. del 24 de mayo, jugadores, vecinos y familiares se acercaron al cuerpo de Darwin, quien yacía en el césped vestido con camiseta blanca y azul de mangas negras, short oscuro, tenis negros y una gorra azul. Un impacto directo en la cabeza, que atravesó su rostro, fue la herida mortal.
El Cuerpo Técnico de Investigación (CTI) llegó al lugar para recoger evidencias y analizar el caso. La familia de la víctima, residente del barrio Pizarro, acudió a la escena para confirmar lo que tanto temían. Las autoridades continúan investigando los móviles del crimen. Según versiones preliminares, ya se tienen características de los agresores y se implementó un Plan Candado para intentar su captura, aunque hasta el momento no se reportan detenciones.
Las autoridades están investigando los móviles del crimen. Según versiones preliminares, ya se tienen características de los agresores y se implementó un Plan Candado para intentar su captura, aunque hasta el momento no se reportan detenciones.
La comunidad reaccionó con profunda indignación. “Ya uno no puede sacar al hijo a jugar ni un partido, porque nos golpea la inseguridad que vive la ciudad. En una bala perdida cualquiera de los niños pudo resultar lastimado”, expresó uno de los testigos a La Opinión.
A.U.