Sesquilé (Colombia), 23 de septiembre de 2024.- Tras una vida dedicado a la arquitectura, Ernesto Guaqueta, de 70 años, diseñó una casa flotante autosuficiente y sostenible con sello colombiano que pretende reproducir en forma de escuelas, hogares y otros servicios en las regiones más necesitadas del país.
«La casa es completamente autosuficiente porque convierte las aguas negras y grises (residuales de duchas y lavamanos) en gas, que sirve como combustible para la vivienda», explica el arquitecto a EFE, mientras observa con orgullo su proyecto, que flota sobre islas de icopor (poliestireno).
La iniciativa nació por la inquietud de Guaqueta de dar una vivienda digna a la gente joven, a los que «viven en armarios para personas» en las ciudades, y a su vez crear un atractivo para que esta población se quede en el campo sin necesidad de emigrar.
«Los jóvenes están dispuestos a vivir en cocinas con cama o habitaciones con ducha», opina el arquitecto, quien lamenta que en las capitales y grandes ciudades no tienen la oportunidad de vivir en casas «dignas» con espacios separados, lo que le inspiró para diseñar estas casas asequibles, «fáciles de construir y transportar».
Su prototipo, ubicado en un lago en su finca familiar de Sesquilé, en el departamento de Cundinamarca, a una hora y media de Bogotá, cuenta con un salón-comedor, cocina, una habitación amplia y un baño; no parece estar sobre el agua porque es completamente estable y la energía se obtiene a base de paneles solares ubicados en el puente que anexiona la casa con el muelle al que está anclada.
Con este proyecto, además, pretende viajar a departamentos como el Chocó, en la región del Pacífico, que tiene numerosos ríos y un alto índice de pobreza, para que sean usadas como hogares y escuelas.
«Al ser flotantes, no requieren de un lote de tierra, por lo que facilita su construcción», apunta Guaqueta.
Además, el arquitecto y su equipo pensaron en esta construcción como una posible solución a localidades del país en las que las inundaciones obligan a la población a abandonar sus casas periódicamente.
«Estas casas, al flotar, podrían subir y bajar como lo hace el nivel del agua, haciendo posible habitar estas localidades tanto en temporada de inundaciones como cuando no llueve», afirma.
La premisa es que los campesinos y habitantes de los departamentos de campo o bajos recursos económicos puedan montar las casas con los planos y materiales proporcionados, explica Guaqueta, cuyo sueño es poder encontrar financiación estatal para hacer esto posible y que sus casas flotantes lleguen hasta los lugares más remotos del país.
«La idea es que puedan crearse comunidades con estas casas, que la gente del campo tenga viviendas dignas y que puedan servir para crear proyectos humanitarios», manifestó el arquitecto, que con este proyecto busca dar un enfoque «más social» a su carrera.
EFE