Ginebra, 14 diciembre.- Casi 2.000 millones de personas en el mundo dependen de instalaciones sanitarias que carecen de servicios básicos como el agua corriente, advierten hoy la Organización Mundial de la Salud (OMS) y el Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia (Unicef).
Estas carencias se revelan de forma aún más dramática en momentos como el de la pandemia actual, en el que pacientes y trabajadores sanitarios en este tipo de instalaciones corren un mayor riesgo de contagio de COVID-19, subrayaron las dos agencias de la ONU en un informe sobre la situación de los servicios sanitarios en el mundo.
«Una instalación sin agua corriente, saneamiento e higiene equivale a enviar a médicos y enfermeras al trabajo sin equipamiento de protección personal», destacó el director general de la OMS, Tedros Adhanom Ghebreyesus, quien subrayó que estos servicios básicos son fundamentales para detener la pandemia.
El informe indica que una de cada cuatro instalaciones sanitarias en el planeta no tiene agua corriente, una de cada tres no permite una adecuada higiene de manos y una de cada diez no tiene servicios de saneamiento (por ejemplo, baños con una red de alcantarillado).
Además, una de cada tres no lleva a cabo una segura separación de los residuos generados.
«Trabajadores sanitarios y personas que necesitan tratamiento ponen su vida en riesgo al estar en instalaciones sin agua, baños seguros, o incluso sin jabón», subrayó la directora ejecutiva de Unicef, Henrietta Fore.
La situación es especialmente grave en los 47 países con menor índice de desarrollo, donde la mitad de las instalaciones de cuidado sanitario no tienen agua potable, más de la mitad carecen de servicios de saneamiento básico y una cuarta parte no permiten una adecuada higiene de manos.
El informe estima que bastaría con invertir el equivalente a un dólar por cada habitante de esos países más pobres para que esas instalaciones contaran con servicios básicos, y a nivel mundial la cifra sería aún menor, de 20 centavos de dólar per cápita.