Un número aproximado a las 700 personas se movilizan en este momento del sábado 10 de noviembre hacia la ciudad de Bogotá, con el propósito de alertar sobre la grave crisis humanitaria en que se encuentran en el departamento del Chocó.
Se trata de comunidades indígenas y afrodescendientes, procedentes del Atrato y el Darién chocoanos, que se dirigen a la capital colombiana, a la que esperan llegar este domingo 11 de noviembre.
El objetivo es visibilizar la crisis que viven las comunidades de la región por las acciones de los grupos armados en el territorio. Han notificado al Gobierno Nacional, a las Entidades de control, a la ONU y a sectores parlamentarios, entre otros, sobre su decisión de acampar en la Plaza de Bolívar hasta tanto sean recibidos por el presidente Iván Duque.
Este sábado estarían llegando a la ciudad de Medellín para iniciar muy temprano su periplo hacia Bogotá.
Francisco Jumí, presidente del Cabildo Mayor Indígena del Bajo Atrato – Camizba, y Hernando Carpio, delegado de la Asociación Wounaan del Darién Chocoano – Asowoudach, señalaron que sus comunidades han “sufrido mucho en este conflicto armado” han llorado mucho “tanto atropello y tanta barbarie, anhelamos una vida en paz, con oportunidades y respeto por nuestro territorio”.
“Hemos visto morir a nuestros padres, esposos, hijos, hermanos, no queremos más violencia y tenemos el firme propósito de participar de la manera más activa y desde nuestras organizaciones en este esfuerzo por un Bajo Atrato – Darién en paz”, agregaron.
Piden que se deje a la población civil por fuera del conflicto armado, y que no se adelanten secuestros y que no haya “muertos, tortura, violaciones y desplazamiento”.
“Llamamos al gobierno y al ELN, que den muestras de su compromiso con la paz, con acciones concretas que se reflejen en nuestro territorio”, señalaron.
Añaden que la subregión del Atrato-Darién colombiano está afectada por “el recrudecimiento del conflicto armado, el mismo que ha generado desplazamientos forzados, amenazas colectivas e individuales, asesinatos de líderes, confinamiento, restricción de alimentos, Ia libre movilización en sus territorios y por los frecuentes combates dentro de las comunidades y el abandono del Gobierno en los territorios indígenas y afros”.
A pesar de las alertas y el acompañamiento de la Defensoría del Pueblo para salvaguardar la vida de sus comunidades indígenas y afrocolombianas, “no ha sido suficiente y efectivo para garantizar la vida de estas comunidades”.
Como sienten que este clamor no ha sido escuchado, ahora marchan a la capital colombiana para decirle personalmente al presidente Duque que “en nuestro territorio hay zonas contaminadas por minas, queremos que esto se pare y se adelante un desminado con la participación de las comunidades, queremos que se pare el reclutamiento de nuestros jóvenes, no los queremos en la violencia. Nuestras comunidades y nuestras organizaciones deben ser respetadas en su autonomía y en su trabajo, requerimos el reconocimiento y que nuestras voces sean escuchadas”.
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