Chef colombiano busca dinamizar el mercado de las bebidas con productos saludables

FECHA:

El chef colombiano Andrés Camilo Martínez, de 30 años, aprovechó el ‘boom’ de la alimentación saludable para crear una microempresa de batidos de frutas y verduras que produce 8.000 jugos al mes y con la que espera marcar un nuevo punto de partida en el mercado de las bebidas.

Hasta tiendas y mercados saludables ha llevado los productos que desarrolló en su emprendimiento «Mix Juice», con la colaboración de un ingeniero de alimentos y una nutricionista.

«Empezamos con diez líneas de batidos. Fue ensayo y error. Con ellos definimos cuáles realmente servían, mejoramos nuestras propuestas e hicimos sus tablas nutricionales», contó a Efe Martínez.

Así surgió «green juice», el batido estrella de la marca, al que se suman mezclas como «rosa fusión», «sensación tropical» y «frutos amarillos», creaciones para las que aprovechó la variedad de frutas que hay en Colombia y que son compradas a campesinos del corregimiento de San Antonio de Prado, en Antioquia (noroeste).

GRAN ALIADO

El acceso a los expertos que participaron en el desarrollo de las pulpas lo propició Interactuar, una corporación que apoya la creación de microempresas en más 200 municipios de los departamentos de Antioquia, Córdoba, Caldas y Sucre.

«Ha sido el padrino de nosotros con su asesoramiento», agregó el chef sobre ese aliado «definitivo» en la estructuración de su negocio.

Martínez identificó hace tres años que la gente estaba cambiando sus hábitos alimenticios, así que ideó unas pulpas con el propósito de vender «facilidad», ahorrando el trabajo de pelar, picar y mezclar los vegetales y las frutas.

Así, empezó a explorar el mercado y degustó productos similares, pero fue poco su avance porque tenía la idea pero «no sabía cómo desarrollarla».

SABER CRECER

Con Interactuar como respaldo, al suministrarle asesoría legal, conocimiento en administración y conectarlo con profesionales en diversas áreas para entrar en el sector alimenticio, «Mix Juice» nació como microempresa y actualmente tiene cerca de 80 clientes.

El mayor reto, de acuerdo con el relato del técnico en cocina nacional e internacional, vino con los requisitos exigidos por las autoridades colombianas para constituir una empresa.

«Queríamos empezar como un empresa grande, pero debíamos evitar cargas adicionales en ese momento», admitió el chef, que también produce limonadas saborizadas para cafeterías y restaurantes.

No obstante, el nivel de las ventas del negocio, con apenas 500 pulpas al mes en su inicio, no permitía cumplir con los requisitos exigidos por impuestos y otro tipo obligaciones para los microempresarios.

«Así hubiéramos durado apenas un año», enunció Martínez, quien proyecta ingresar en 2020 a las grandes superficies después de «saber crecer».

De esta forma, el chef optó con la asesoría de abogados por empezar con un tipo de régimen que le ha permitido operar de acuerdo con las reglas, generar cuatro empleos formalizados y empezar a expandirse sin riesgos de quiebra.

Actualmente está desarrollando una nueva línea para presentar un producto orgánico y busca dejar el empaque plástico para utilizar uno amigable con el medio ambiente «hecho a base de maíz», contó el emprendedor.

«El peor error de las empresas cuando nacen es estar solas, no tener acompañamientos y asesorías», apostilló el gerente general.

ESTUDIAR LA MICROEMPRESA

Según cálculos de Interactuar, alrededor de 14 millones de personas en el país dependen de este tipo de emprendimientos, lo que significa que «el 60 % de la fuerza laboral» de Colombia está presente ahí.

El director ejecutivo de Interactuar, Fabio Andrés Montoya, considera a la microempresa como un «fenómeno económico y social» muy distinto y con una situación es diferente a la mediana y gran empresa.

Bajo ese criterio fue presentado hace algunos meses en Medellín el Centro de Estudios de la Microempresa (CEMA), una iniciativa promovida por Interactuar, Comfama, la Fundación Proantioquia y la Cámara de Comercio de Medellín para Antioquia.

«Hay una necesidad muy grande de conocerlas a fondo, de mirar cómo son sus dinámicas, cómo se comportan, por qué cierran, por qué no crecen, por qué no se formalizan, cuáles son sus distintos inhibidores», declaró a Efe Montoya.

Aseguró que uno de los objetivos del CEMA es poder «incidir» en la política pública para que la microempresa tenga «mejores condiciones» y disminuya su «mortandad».

Con base en eso, destacó la importancia de desarrollar en el sector los pilares «proporcionalidad y gradualidad», un principio según el cual la carga fiscal y otras obligaciones deben ser acordes al tamaño de la empresa.

«La informalidad no es un pecado y es muy distinta a la ilegalidad. Muchas de las empresas que son micro son informales porque no logran las condiciones para pagar los costos de la formalidad», enunció el directivo, quien destacó la importancia de «desarrollar servicios» que ayuden atender mejor las necesidades de los microempresarios.

EFE.

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