Ciencia, participación y equidad: el papel de los recursos genéticos en la COP16

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Fotografía de archivo del 27 de mayo de 2024 de Domitila Menas cortando plantas medicinales a orillas del rio Atrato, en Quibdó (Colombia). EFE/ Mauricio Dueñas Castañeda

Bogotá, 17 oct – La conservación de los recursos genéticos de la naturaleza será uno de los ejes de la COP16, que comienza el día 21 en la ciudad colombiana de Cali, donde los países del sur global y los pueblos indígenas exigirán que se les garanticen compensaciones por el uso de éstos en la ciencia y una participación más equitativa en sus beneficios.

Estos recursos comprenden todo material de naturaleza biológica que contenga información genética y funcionan como una dimensión de la biodiversidad que se estratifica desde los genes hacia individuos, especies, poblaciones, ecosistemas y paisajes.

«Los recursos genéticos son como una salvaguarda que nos permite entender cómo las especies están adaptadas a un lugar», explica a EFE la directora de Cultivos para la Nutrición y la Salud del Centro Internacional de Agricultura Tropical (CIAT), María Fernanda Álvarez.

Debate crucial

La COP16 tiene entre sus objetivos garantizar la participación justa y equitativa de los beneficios derivados de la utilización de los recursos genéticos.

Para Álvarez, debe haber claridad sobre qué son las secuencias genéticas, cómo se obtienen y qué se puede hacer con ellas «para que haya insumos necesarios para tomar decisiones».

Esto es necesario porque esos recursos reflejan la erosión genética, que dice: «Qué se puede ir perdiendo y qué tenemos que hacer para recuperar el planeta desde el punto de vista del clima».

El CIAT, por ejemplo, inauguró en marzo de 2022 un banco de semillas que guarda miles de variedades para garantizar la seguridad alimentaria mundial.

‘Semillas del futuro’ es un banco de germoplasma que puede albergar 250.000 semillas y envía simientes de frijol, yuca y forrajes tropicales a distintas partes del mundo.

«Esta conservación de recursos genéticos no es in situ sino básicamente artificial porque muchos de estos recursos, de estas especies, ya no se encuentran debido a que (los lugares) donde normalmente se desarrollaban o se reproducían han sido intervenidos o porque no están bien adaptadas al ambiente», explica Álvarez.

Compensación y participación

El mayor reto del debate de los recursos genéticos en la COP16 será el de las compensaciones por el uso de éstos.

La Organización Nacional de los Pueblos Indígenas de la Amazonía Colombiana (OPIAC), por ejemplo, llega a la COP16 con la mirada puesta en «la titulación, ampliación y seguridad jurídica de sus territorios, así como en la protección frente a la explotación de recursos genéticos y naturales».

Por eso lideró la creación de un Bloque Amazónico «para la defensa del bioma y la biodiversidad amazónica, así como de los conocimientos y recursos genéticos», con el que busca garantizar sus derechos sobre estos.

En ese punto es clave el trabajo de organismos como el CIAT, cuyas colecciones son públicas, ya que ese organismo trabaja como un «facilitador y salvaguarda de los recursos genéticos».

«Si una comunidad requiere acceso a una variedad de fríjol que se colectó hace 25 o 40 años en su territorio, nosotros debemos retornar esa accesión a la comunidad», explica Álvarez.

Los indígenas y las comunidades

La COP16 será también una oportunidad para que los indígenas y las comunidades presenten sus conocimientos para ayudar a la conservación de la biodiversidad.

Por eso los pueblos amazónicos abogarán por sus derechos territoriales y gobernanza, y para que sean reconocidos sus sistemas de conocimiento para preservar la diversidad biológica y la vida de los bosques.

El director de Conservación y Gobernanza de WWF Colombia, Carlos Mauricio Herrera, explica que en la cumbre se debe llegar a «una serie de acuerdos frente al reconocimiento que van a tener los grupos étnicos, los grupos indígenas y afrodescendientes dentro de ellos, y las comunidades campesinas en todo el aparato de conservación que existe a nivel global».

«Nosotros hemos venido haciendo seguimiento y sí vemos una intención importante de varios países de reconocer ese rol de las comunidades en la conservación de la naturaleza», opina.

Sin embargo, Herrera cree que eso «tiene que materializarse no solo en el acuerdo, sino luego en las acciones» para que esos pueblos sean «beneficiarios de todo el proceso».

Aquí juega un papel clave el Gobierno colombiano, organizador de la COP16, pues la ministra de Ambiente, Susana Muhamad, ha manifestado que el sistema de conocimiento, forma de vida y procesos culturales de los pueblos indígenas «han llevado a un acuerdo entre la naturaleza y la civilización humana».

Jorge Gil Ángel

EFE