Colombia se une en una sola voz contra las masacres, por la vida y por la paz

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Bogotá, 30 agosto.- La condena a las masacres que en las últimas semanas han dejado 43 muertos en Colombia unió este domingo en una sola voz a artistas e intelectuales que, en representación de toda la sociedad, manifestaron su hastío con la violencia incesante que azota al país.

«Esto es un asunto urgente de empatía, de sensibilidad, creo que el país colmó su límite y este es el momento de reaccionar y de conectarse con la necesidad de cuidar la vida, la vida digna, la vida en todas sus formas», dijo el músico César López sobre la movilización virtual «Un canto por Colombia. Hasta que amemos la vida».

Esta iniciativa congregó a más de un centenar de colombianos del mundo de la música, la literatura y el periodismo que por medio de las redes sociales reclamaron el fin de la violencia que se ensaña principalmente con los jóvenes, como las cinco víctimas de la masacre en una plantación de caña de azúcar en Cali (suroeste), y los ocho asesinados en una casa de campo en Samaniego, en el departamento de Nariño, limítrofe con Ecuador.

Masacres similares han sido perpetradas en las tres últimas semanas en los departamentos de Antioquia, Cauca, Arauca y Norte de Santander, crímenes que aún están en la impunidad.

MATANZAS A DIARIO

«En Colombia están matando gente todos los días, en Colombia hay masacres, se llaman así, masacres, y en Colombia está pasando todos los días», dijo la cantante Adriana Lucía, quien añadió: «Hay una generación aquí que es capaz de verse en las heridas de las otras personas y espero que mi voz y tu voz nunca se apague para defender la vida».

La movilización, que se hizo virtual ante la imposibilidad de salir a manifestarse en las calles debido a la pandemia de coronavirus, juntó gente de todo el espectro de la sociedad colombiana cuyo común denominador es el rechazo a la orgía de sangre y a todas las formas de violencia.

«Esto no tiene nada que ver ni con izquierdas ni con derechas, ni con partidos ni con campañas, ni con políticos, esto tiene que ver con la dignidad del ser humano que es inherente a él y hemos decidido salir a defenderla, a decirle a los violentos, a mirarlos a los ojos y decirles ni una bala más, nadie mata, nadie muere», agregó César López.

El artista, creador de las «Escopetarras», guitarras fabricadas a partir de escopetas fundidas, como símbolo de paz, subrayó: «Por una Colombia en paz vamos a seguir cantando hasta que sea un país en que no se mata».

MÚSICA CONTRA LA VIOLENCIA

López interpretó la canción «Hasta que amemos la vida», que da nombre a la movilización y cuya letra es una larga lista de colombianos de todas las condiciones sociales asesinados por los distintos actores del conflicto armado interno, de guerrilleros a paramilitares, narcotraficantes y agentes del Estado.

Como él, otros artistas pusieron su talento al servicio de la causa común por la vida con canciones que hablan de la violencia pero también de la esperanza.

Fue así como la cantante Andrea Echeverri, voz de la banda Aterciopelados, interpretó «Quemarropa»; la banda de rock Superlitio cantó «Veneno»; Diana Ángel participó con «Me comprometo»; el grupo Herencia de Timbiquí se presentó con «Amanecer», y Goyo, líder de ChocQuibTown, dedicó «Busco personas».

«Cada muerto en Colombia tiene una madre que lo llora, tiene una familia que lo extraña, no queremos más guerra, no queremos más violencia», manifestó la cantante Natalia Bedoya antes de interpretar «Querencia».

PACTO POR LA VIDA Y POR LA PAZ

Los líderes sociales también se sumaron a la convocatoria y uno de sus principales representantes, Leyner Palacios, sobreviviente de la masacre de Bojayá, que hace 18 años dejó por lo menos 79 muertos en ese pueblo del departamento del Chocó, aunque hay quienes hablan de 119 muertos y decenas de heridos, anunció la firma de un pacto por la vida y por la paz.

«Porque queremos cantar, porque queremos amar, porque queremos andar hasta que amemos la vida invito a que suscribamos un gran pacto por la vida y por la paz, ese pacto lo lanzaremos el próximo 10 de septiembre desde el Pacífico y el surocidente colombiano», dijo Palacios.

El activista, que perdió 32 familiares y amigos en esa matanza perpetrada por la guerrilla de las FARC, recordó que viene «de Bojayá, del Pacífico profundo, convencido de que los espíritus de todos los que nos han arrancado caminan, andan y peregrinan con sus familiares pidiendo la paz, clamando por la justicia, esperando que se esclarezca la verdad».

«La violencia no tiene la última palabra porque el ejercicio de la fuerza debe estar por fuera de la política, de las relaciones intrafamiliares y de todo tipo de contradicciones y conflictos que son inevitables, pero que se pueden solucionar por la vía del diálogo como una canción que combina tonos altos, medios y bajos», reclamó Palacios.

ESCRITORES Y PERIODISTAS

También los escritores y periodistas levantaron su voz para llamar la atención sobre la necesidad de dar un giro de 180 grados en la visión de país.

«El asesinato de líderes sociales y el regreso de las masacres son demasiado recurrentes como para no suponer que estamos ante un proyecto sistemático, denunciarlos es nuestra obligación», manifestó el cronista y escritor Alberto Salcedo Ramos.

Por su parte, Ricardo Silva Romero, autor de libros como «Río Muerto», que reivindica a las víctimas de la violencia que jamás son nombradas, dijo que el país está «en el momento preciso para detener el desangre» y de «empezar una vida alrededor de la convivencia y de la sorpresa constante de tener en común el hecho mismo de estar vivos al mismo tiempo en este mismo lugar».

«No solamente estamos matando a los jóvenes, estamos acabando también la vida de personas que firmaron la paz», clamó el fotoperiodista Jesús Abad Colorado, una de las personas que mejor ha documentado el conflicto armado colombiano en un trabajo que abarca casi tres décadas.

Colorado señaló que en el municipio de Santa Rosa del Sur, en el departamento caribeño de Bolívar, fueron asesinados tan solo este mes el líder Hernando Molina y el exguerrillero de las FARC Jorge Iván Ramos, «que era el responsable de desarrollar los proyectos de sustitución de cultivos, y de desarrollar una comunidad».

Ramos ayer cayó víctima de las balas asesinas dejando «unos hijos huérfanos», dijo.

El fotoperiodista añadió que tanto a Ramos como a Molina «los asesinó la guerrilla ELN, que tiene una fuerte presencia en esa zona.

«Lo que yo le tengo que decir no solamente al Gobierno sino a la fuerza pública es que tenemos que proteger la vida de los reincorporados, proteger la vida de los líderes, respetar la vida de los jóvenes», pidió Colorado resumiendo el clamor de una nación.

EFE

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