La reciente masacre ocurrida en Samaniego pone en evidencia lo que el presidente colombiano, Iván Duque, no quiere —o parece no importarle al presidente Duque—. El escenario de un país confinado ha sido aprovechado por los violentos para recrudecer sus ataques a la población civil, contando con la permisividad y el silencio nacional. El pueblo colombiano se encuentra en manos de un Gobierno carente de estrategias para hacerle frente al rebrote de la criminalidad.
Durante el año 2020 se han presentado 29 masacres en el país; punteando esta escala de violencia están Antioquia (10), seguido de Norte de Santander (6), Nariño (3), Cauca (2), Magdalena (2), Putumayo (2), Atlántico (1), Chocó (1), Huila (1) y Valle del Cauca (1).
Los asesinos siguen aprovechando el confinamiento de la ciudadanía y la somnolencia de las autoridades para inducir al país a la naturalidad pasmosa del desangre, el asesinato a líderes sociales, las amenazas, las extorsiones, los desplazamientos, las desapariciones y, por supuesto, las masacres que bullen a diestra y siniestra.
OCHA: Cantidad de masacres en Colombia 2010-2020
En Colombia han ocurrido 571 masacres desde el año 2010 —155 en Antioquia—, un registro que año a año confirma el poder de los grupos armados ilegales a lo largo y ancho de nuestra geografía y expone la presunta complicidad de las autoridades. El silencio impune de Iván Duque así lo deja ver.
La actual ola de violencia es la ya conocida reproducción de la frialdad irracional de siempre. Quien ostenta el poder de las armas muestra la letalidad, el miedo, el «respeto» y la eliminación de cualquier persona como su forma de instrumentalizar e imponerse en el terreno.
Algunas masacres en Colombia en 2020
18 de julio de 2020. El grupo armado Los Rastrojos llega hasta la vereda Totumito-Carboneras, rapta a 8 personas de la comunidad y posteriormente las asesina. Luego de este hecho, más de 120 familias fueron desplazadas forzadamente de esa zona. Una de las víctimas fue Ernesto Aguilar Barrera, miembro de la Asociación Campesina del Catatumbo (Ascamcat) y de la Coordinadora de Cultivadores de Coca, Marihuana y Amapola (Coccam).
29 de julio de 2020. En el corregimiento de Agua Clara, vereda Campo Alegre, Cúcuta, fueron asesinadas en un mismo hecho 4 personas. Las víctimas presentaban signos de tortura.
2 de agosto de 2020. En la vereda California, Santander de Quilichao, fueron asesinados 3 indígenas. No se conoce la identidad del grupo armado que cometió el hecho. Las víctimas fueron identificadas como Bryan Estiven Guetio Ipia, de 18 años; Manuel David Larrahondo, de 24, y Lizardo Collazos Findo, de 23.
4 de agosto 2020. En la vereda Vegas del Pamplonita, Cúcuta, fueron asesinadas 6 personas. Esta zona es dominada por el grupo Los Rastrojos.
14 de agosto 2020. En el barrio Llano Verde, Cali, fueron asesinados 5 menores de edad.
16 de agosto 2020. En Samaniego, Nariño, fueron masacrados 8 jóvenes: Laura Melo, de 19 años; Daniel Vargas, de 22; Bayron Patiño, de 23; Rubén Ibarra, de 24; Óscar Obando, de 17; Campo Benavides, de 19; Brayan Guarán, de 25, y Jhon Sebastián Quintero, de 24.
En Antioquia el escenario es el mismo, el desgobierno sigue permitiendo que las fuerzas del paramilitarismo siga desangrando comunidades de los lugares invisibles. 155 masacres ocurridas desde el año 2010 así lo demuestran. En las regiones están los grupos ilegales apoderándose de cada centímetro del departamento ante el silencio de la institucionalidad.
OCHA: Masacres en Colombia-masacres Antioquia.
La cantidad de masacres se contraen considerablemente durante la negociación y la firma de los acuerdos de paz, pero como resultado de la política oficial del actual Gobierno, vienen aumentando año a año. 10 de las 31 masacres ocurridas en lo que ha corrido del año 2020 en el país, se han perpetrado en Antioquia, convirtiendo al departamento en el territorio con mayor derramamiento de sangre.
Los detalles detrás de la masacre de 8 universitarios en Samaniego
Recientemente, desde el portal de noticias Análisis Urbano, publicamos las cifras de violencia registradas por la Oficina de Naciones Unidas para la Coordinación de Asuntos Humanitarios sobre Colombia (OCHA) en Antioquia. Los números que prenderían alarmas en otros países democráticos, en Colombia pasan inadvertidos. En la Gobernación de Antioquia se guarda silencio desde los funcionarios de alto nivel hasta los que están más cerca de las comunidades. Nada peor que el silencio para afrontar 221 eventos violentos que incluyen 52 casos de amenazas individuales y colectivas contra la población, 52 combates, 25 homicidios contra personas protegidas, 12 desplazamientos, 12 accidentes por activación de minas antipersonales, 12 enfrentamientos entre grupos no estatales, 10 masacres y muchos más hechos que no encuentran oídos ni respuestas en el Plan de Desarrollo.
Cuando se gobierna combinando tecnocracia y demagogia todo puede ser peor. Siempre se observa a los gobernantes llegando para la foto en los territorios, prometiendo el cambio, el desarrollo y la prosperidad. Ese discurso de categoría se repite cada cuatrienio sin el menor pudor, pero lejano de la ética, con la única firme intención individual de calentar el cargo.
El mensaje que deja esta ola de violencia en el departamento y en el país es de desesperanza y falta de rumbo. La barbarie parece ser el único camino al que está destinada Colombia por cuenta de la apatía que se extiende en la misma proporción que lo hacen el crimen y la impunidad.
La apología y la bandera de defensa de niños, niñas y jóvenes no es más que un discurso de marketing que vende, pero en la práctica el poder del régimen ilegal condena arbitrariamente a la implementación de la toda forma de violencia. Y eso no sería todo, se condena al país a un futuro sin oportunidades que acrecienta las desiguales sociales.
Masacres en Antioquia 2020
12 de enero de 2020. Fueron asesinadas 3 personas en la vereda La Garrapata, municipio de Caucasia. Los cuerpos fueron encontrados con las manos atadas, torturados y con heridas de arma de fuego.
25 de enero de 2020. Hombres armados atacaron con proyectiles de armas de fuego a varias personas en el corregimiento La Cruzada, municipio de Segovia. En este hecho perdieron la vida 3 personas y otra quedó herida. Los autores fueron atrapados por las autoridades.
17 de enero de 2020. En el corregimiento El Guáimaro, municipio de Tarazá, las AGC ingresaron al caserío y atentaron contra 3 jóvenes; una persona fue asesinada mientras salía el grupo armado de la zona.
24 de enero de 2020. Bandas criminales del Suroeste antioqueño asesinaron a tres jóvenes en el corregimiento Peñalisa, municipio de Salgar. Fueron identificados como Nelson Salcedo, de 25 años; Víctor Benítez, de 23, y José Rendón, de 21.
13 de febrero de 2020. Un grupo armado ilegal asesina a 4 personas trabajadoras de la finca Rincón Santo, corregimiento Manizales, en Cáceres.
15 de febrero de 2020. En el barrio Antonio Nariño, Medellín, fueron asesinadas 4 personas.
26 de febrero de 2020. Hombres armados asesinaron a 2 hombres y 2 mujeres en la vereda La Margarita, municipio de Salgar.
2 de marzo de 2020. Fueron masacradas 3 personas que se dedicaban a la recolección de café. Este hecho ocurrió en Andes, Antioquia.
7 de junio de 2020. En la vereda Quebrada del Medio, municipio de Ituango, las AGC asesinaron a 3 personas —2 menores de edad y el conductor del bus escalera de la zona—. Entre las víctimas se cuenta a un hijo de excombatiente de las FARC.
16 de junio de 2020. En la finca Girardot, corregimiento de San Bernardo de los Farallones, Ciudad Bolívar, ocurrió la masacre de 3 hombres y 1 mujer, todo mayores de edad.
La agenda del presidente Duque parece estar más dedicada a la defensa de su mentor y a terminar en el menor tiempo posible con la dictadura venezolana, mientras que la corrupción pulula, el despotismo criollo brota, el nepotismo se agita y la toma oficialista del ministerio público nos conduce a la dictadura del poder. La única certeza es que la violencia se apodera de todos los rincones de un país que está esperando una declaratoria similar a las del cerco diplomático utilizado en la frontera.
Desde Análisis Urbano seguimos rechazando la violencia en la que quieren sumir al país, la pregunta es: ¿qué están haciendo mal las autoridades y qué se puede cambiar en las estrategias?
Mientras los gobernantes sigan guardando silencio y repitiendo estrategias que no llevan a ningún puerto seguro, la población civil será la más afectada. Todo conlleva al derrumbe del mito de «paz con legalidad» del Plan Nacional de Desarrollo, liderado por un presidente que nos lleva diligente al abismo de la instauración de la ilegalidad.
La pandemia ha opacado esta violencia, el presidente y el gobernador de Antioquia tienen la oportunidad única para darle un cambio de rumbo del país, solo les falta hacer ajustes y gobernar para la ciudadanía.
Colombia merece la paz y gobernantes que trabajen por ella.