Bogotá, 19 mayo de 2021.- «¡Resistencia, resistencia!», cantaron a coro miles de colombianos en la céntrica Plaza de Bolívar de Bogotá mientras el Congreso hacía oficial el hundimiento de la polémica reforma de la salud por la que una multitud salió a protestar este miércoles en la cuarta jornada de Paro (marcha) Nacional.
Las calles de las principales ciudades de Colombia se llenaron nuevamente tras 22 días de movilizaciones en las que la presión social tumbó la reforma tributaria del Gobierno del presidente Iván Duque que detonó desde el 28 de abril las multitudinarias marchas, y la de la salud, impulsada por el partido de derechas Cambio Radical.
A la manifestación se unió por primera vez desde las calles el senador Gustavo Petro, líder de la oposición por el movimiento de izquierdas Colombia Humana, quien acompañó a los protestantes que se manifiestan pacíficamente en Bogotá para pedir consensos en las negociaciones entre el Gobierno y el Comité Nacional de Paro que avanzan sin resultados.
«Tienen que, en sus puntos de resistencia, elegir delegados, organizar coordinadoras por ciudad y lograr la capacidad de negociación nacional de manera rápida para lograr cambiar la política social», manifestó Petro, excandidato presidencial, en declaraciones a Efe.
Las primeras concentraciones comenzaron temprano en varios focos de encuentro en la capital del país, especialmente en el Parque Nacional, desde donde partieron con arengas, música y bailes miles de ciudadanos que caminaron hasta la Plaza de Bolívar, centro del poder político de Colombia.
ARCHIVAN LA REFORMA A LA SALUD
Desde esa céntrica plaza celebraron que el Congreso archivó hoy, con 27 votos a favor y cinco en contra en las comisiones de la Cámara de Representantes y el Senado, la reforma a la salud, proyecto que, una vez fue retirada la reforma tributaria, se convirtió en uno de los combustibles principales de las manifestaciones, junto con el fin de la brutalidad policial.
Con la decisión de hundir la reforma, que tenía el respaldo del Gobierno, el proyecto llamado Ley 010 agonizó antes de que comenzara su discusión legislativa en el Congreso, donde encontró múltiples reparos de la mayoría de partidos.
«Se acaba de aprobar el archivo de la reforma a la salud, otra victoria ciudadana fruto de la movilización pública y pacífica que se ha adelantado en todo Colombia», festejó el senador del izquierdista Polo Democrático Alternativo, Alexander López, y agregó que «solo la presión ciudadana obligó a partidos tradicionales y congresistas a retirar su respaldo a ese atentado».
La reforma contemplaba la regionalización del sistema de salud, fijaba nuevos mecanismos de pago, introducía cambios en la prestación del servicio, establecía la facturación electrónica y auditorías en línea e impulsaba la producción de vacunas y medicamentos, entre otras medidas.
El ministro de Salud, Fernando Ruiz, había manifestado su apoyo a la iniciativa y llegó a calificar el proyecto como «totalmente positivo y beneficioso» para que el país salga de la emergencia sanitaria de la pandemia del coronavirus «con un sistema de salud más justo».
Ruiz defendió que la reforma «de ninguna manera» buscaba más privatizaciones, como argumentaron los opositores del proyecto, sino «que se ajustaría para que las EPS (Entidad Promotora de Salud)» tuvieran «mejores manejos en su administración» y ejecutaran «cambios sustanciales para el modelo de atención con énfasis en la prevención».
«Llegan tarde a todo. Como se había anticipado, el Congreso enterró la nefasta reforma la salud y el Gobierno perdió la oportunidad de fijar su posición en contra y pedir su retiro a tiempo», cuestionó el precandidato a la Presidencia Juan Fernando Cristo, al considerar este como «nuevo triunfo de la movilización ciudadana».
«Con profundo dolor creo que perdimos la oportunidad histórica de darles a las nuevas generaciones de colombianos un sistema más justo, más equitativo para la atención de nuestros pacientes que debían ser el eje fundamental de cualquier reforma», lamentó por su parte el senador ponente de la iniciativa Fabián Castillo.
EL DESCONTENTO SOCIAL NO TERMINA
El descontento social continúa ininterrumpidamente en las calles desde hace tres semanas, arrastrando un extenso pliego de peticiones que abarcan proclamas como el cese de la violencia policial, que según la ONG Temblores es responsable de 43 homicidios ocurridos durante las marchas, y mayores oportunidades para los jóvenes.
«Duque, decime qué se siente tener un Paro Nacional porque el pueblo va a ganar», gritaron miles este miércoles en la Plaza de Bolívar mientras ondeaban banderas del país en una movilización a la que se unió también la guardia indígena.
Por su parte, ministros, consejeros, directores de departamento e institutos del Gobierno viajaron al Valle del Cauca, Tolima, Amazonas, Antioquia, Casanare, Meta, Putumayo, Sucre, Nariño y Bogotá donde continúan los diálogos de concertación con los líderes locales y convocantes de las protestas.
Sin embargo, las reuniones con los representantes del Comité Nacional de Paro siguen sin fruto pues el Gobierno ha condicionado la negociación al desbloqueo de las vías que han causado desabastecimiento de alimentos y medicinas en algunas regiones, mientras que los voceros de las manifestaciones exigen medidas contra la brutalidad policial.
El Comité de Paro insistió hoy en que «los problemas sociales se abordan con diálogos y negociaciones, con identificación y priorización de soluciones, con la exposición pública de argumentos y no con el uso de la fuerza o con la sinrazón de la violencia, menos aquella que se ejerce desde el propio Estado».
Mientras tanto, las manifestaciones avanzan también de manera pacífica en Cali, donde se han vivido los mayores hechos de violencia, sin la presencia del Escuadrón Móvil Antidisturbios (Esmad) de la Policía, acusada de graves violaciones a los derechos humanos por el desproporcionado uso de la fuerza.
«¡Viva el paro nacional! ¡A parar para avanzar!», arengó un día más una multitud en la tercera ciudad en importancia del país, donde han salido miles de personas con carteles en los que se puede leer «Cali, al pie de lucha».
Klarem Valoyes Gutiérrez
EFE