El Juzgado Décimo Penal del Circuito Especializado de Bogotá condenó a 27 años de prisión a Luis Alberto Rodríguez, alias Yoyo, por el homicidio del líder sindical Jorge Darío Hoyos, crimen ocurrido el 3 de marzo de 2001 en Fusagasugá, Cundinamarca. El homicidio por ordenado y ejecutado por integrantes de las Autodefensas Campesinas del Casanare y en el hecho quedó gravemente herido Jhon Willington Cañón. Además, implicó el desplazamiento de sus familiares.
Militante de la Unión Patriótica, Jorge Darío Hoyos fue encargado para América Latina de la Federación Internacional de Mineros y de la Federación Internacional de Trabajadores de las Plantaciones Agrícolas, trabajó en el Sindicato Nacional de los Trabajadores de la Industria del Carbón, Sintra carbón y en el Sindicato Nacional de Trabajadores de Telecom.
Fue asesinado por Luis Edilmer Rojas Rincón y Giovanny Moncada Cortés , quienes dispararon en su contra en vía pública, cuando salía de un establecimiento comercial en donde departía con varias personas. Alias Yoyo, era dueño de un centro nocturno en esa localidad que manejaba temas de prostitución y entregaba información a los paramilitares que manejaban Héctor José Buitrago Rodríguez, alias El Patrón y su hijo, Héctor Germán Buitrago Parada, alias Martín Llanos quienes fueron condenados por este mismo caso en 2016 a 20 años de prisión.
Uno de los testigos afirmó que el homicidio del líder sindical se venía planeando desde mucho antes de que llegara a Fusagasugá y que el crimen se planeó de una casa quinta en la veredera Novilleros que servía de centro de operaciones de los paramilitares en la zona. La decisión judicial enfatiza en que los paramilitares asesinaron a Hoyos luego de acusarlo falsamente como ideólogo de la guerrilla y negó la petición de declarar el crimen como de lesa humanidad.
“Se pudo que lo único que hacía (Hoyos) era preocuparse por defender los intereses de los trabajadores y de la comunidad, donde por ello y por su pensamiento de índole socialista se convirtió en un enemigo más de lo grupos de extrema derecha, quienes sin mayor argumentación decidieron eliminarlo”, dice la decisión.
“No puede parar por alto el despacho que en el conflicto armado que ha vivido nuestro país, el solo hecho de señalar que determinada persona se encontraba agremiada en un sindicato de trabajadores o se desempeñaba en pro de la defensa social, era suficiente para señalar persona de uno u otro grupo irregular (…) siendo ello suficiente para roturarlos por el grupo opositor de las autodefensas como traidores y contrarios a sus pensamientos ideológicos, conllevando ello a la intimidación y en muchos casos a su ejecución, como ocurrió en el presente caso”, agrega la decisión.
El juzgado aseguró que el grupo paramilitar en Fusagasugá tenía dentro de sus objetivos asesinar a todo supuesto colaborador de la guerrilla para “imponer sus directrices” en la región. “La población se encontraba en medio de dos bandos ilícitos, sujeta a los caprichos de cada uno de sus componentes, colocando en peligro la vida por atender o desatender los lineamientos que imponen estos grupos delictivos”. Por este caso también fue condenado el oficial de la Policía, Carlos Gilberto Mora Alfonso, adscrito al Noveno Distrito con sede en Fusagasugá.
Tomado de El Espectador
