Miami, 20 mayo de 2021.- La violencia, tanto de la Policía como de los manifestantes, no tiene cabida en el marco de las protestas en Colombia y Chile, cuyas motivaciones son legítimas y están generando cambios en la configuración del poder, aunque con riesgos populistas, señalaron este jueves expertos en la región durante un foro académico.
En una reunión de la sexta Conferencia Hemisférica de Seguridad, un evento virtual organizado por el Instituto de Políticas Públicas Jack D. Gordon y el Centro Kimberly para América Latina y el Caribe -pertenecientes a Florida International University (FIU)- la profesora chilena Lucía Dammert se refirió a las fuertes respuestas de ambos lados.
«Lo que vimos en Chile fue que el uso de la fuerza por parte de la Policía fue criminal», señaló la académica de la Universidad de Santiago de Chile, al tiempo que recordó que solo el 10 % de la población estuvo de acuerdo con la quema de una estación del metro en la capital del país, ocurrida en octubre de 2019.
Agregó que las protestas registradas en Chile desde 2006 han destapado «situaciones de conflicto y violencia» que los políticos no han podido controlar y contrarrestar. En ese sentido, recomendó que ante las futuras protestas la Policía trabaje para manejar situaciones de conflicto y evitar el caos.
«Fue una explosión de los partidos políticos tradicionales de Chile», reconoció la profesora de relaciones internacionales sobre los resultados del pasado domingo para elegir a los miembros de la Asamblea Constituyente, un proceso electoral surgido como resultado de las protestas sociales de los últimos años.
Dammert dijo que «para la derecha esta elección fue terrible», ya que los resultados no le concedieron el tercio de los escaños necesarios para gozar del derecho al veto, que desde el advenimiento de la democracia en 1990 le sirvió para «implantar sus políticas y sus ideas».
«Los chilenos están más politizados que nunca, hay debate político a toda hora y en todos los sitios. Y el tema es cómo cambiar el modelo económico neoliberal, lo cual conlleva un riesgo de populismo y va a causar crisis en los partidos políticos tradicionales», manifestó la académica.
EL CASO COLOMBIANO
El corresponsal para la radio pública estadounidense (NPR) y del diario Wall Street Journal, John Otis, condenó tanto la violencia policial como la de «los vándalos que aprovechan la oportunidad» y se infiltran en las manifestaciones que se desataron en Colombia contra el Gobierno de Iván Duque desde el pasado 28 de abril.
Recordó el caso de 15 policías atacados por una turba que tuvieron que refugiarse en una estación policial, donde uno de ellos resultó herido por una bomba molotov.
«Debo subrayar que la gran fuerza motriz de estas protestas sociales son grupos con reclamaciones legítimas», señaló el periodista, quien recalcó que las manifestaciones cuentan con el 70 % de apoyo de los colombianos, mientras que el índice de aprobación de Duque es de apenas 30 %.
Agregó que las protestas en Cali, la tercera mayor ciudad del país, han afectado el suministro de gasolina en toda la nación. No obstante, percibe que en esa región, y a pesar de las filas en las gasolineras, los jóvenes manifestantes cuentan con un apoyo mayoritario, si bien ello puede mermar conforme pase el tiempo.
Como en el caso chileno, donde según Dammert no hay evidencia hasta ahora de que detrás de las protestas había «organizaciones internacionales», Otis pidió «tener cuidado de calumniar manifestaciones legítimas» y que se investigue más para determinar si se ha presentado infiltración de agentes externos en Colombia.
LOS RIESGOS DEL MAL MANEJO DE LA PANDEMIA EN BRASIL
Oliver Della Costa Stuenkel, profesor de la Escuela de Relaciones Internacionales de la brasileña Fundación Getulio Vargas, dijo por otro lado que el manejo de la pandemia en el gigante de América del Sur sirve de ejemplo de lo que puede ocurrir cuando «no hay un debate público coherente y racional».
«Brasil es una alerta de los peligros de la retórica populista y en contra de la ciencia», dijo el académico, quien agregó que esta situación pone en riesgo a toda la región, donde por lo demás no existe una cooperación eficiente para combatir la pandemia de la covid-19 entre los gobiernos.
Lamentó que el coronavirus llegara en el «peor momento», ya que el Gobierno de Jair Bolsonaro ha «entablado una guerra contra la ciencia» a pesar de que en décadas pasadas Brasil respondiera «muy bien a emergencias en el ámbito de la salud pública» y estuviera a la vanguardia del combate del virus del sida VIH.
Hoy en día, dijo, muchos oyen con descrédito las voces de la ciencia y mas bien «están al lado de las teorías de la conspiración».
EFE