La Justicia reconstruyó a través de testimonios y cámaras el recorrido de Naim Vera desde que quemó el cadáver de su novia hasta que se deshizo del cuerpo: dos policías le pidieron documentos y lo dejaron ir. Las heridas defensivas en el cuerpo de la víctima
Naim Vera, de 19 años, hijo de un reconocido médico de la zona, deambulaba con la camioneta de su papá por las calles de la ciudad de la capital de Catamarca el domingo pasado en las primeras horas de la mañana. Luego de un breve recorrido en círculos sin mucho sentido, llegó hasta la casa de su mejor amigo. Le tocó el timbre y por el portero eléctrico le dijo: “La cagué, la maté a Brenda”.
Hablaba de Brenda Micaela Gordillo, 25 años, su novia. La habría matado apenas tres horas antes de esa conversación.
Del otro lado, el joven que lo escuchaba no le creyó o no entendió el significado de esas palabras y le pidió que se vaya. Faltaban algunas horas nada más para que Vera llamara a su padre y a un abogado amigo y les confesara que había cometido uno de los asesinatos más horribles de la historia reciente de la provincia, asfixiando a Brenda con un pañuelo insertado en su boca de acuerdo a los resultados de la autopsia practicada esta mañana y quemando sus restos en una parrilla para luego esparcir las partes de su cuerpo quemado en distintos lugares. Infobae accedió a las declaraciones y las pruebas del expediente.
Según la reconstrucción, que en estos momentos realiza el fiscal Hugo Costilla, Brenda y Naim Vera comenzaron una relación amorosa ocasional en el mes de diciembre. “No eran novios pero se veían cada tanto, salían a tomar algo, tenían relaciones como cualquier chico o chica de esa edad. Se estaban conociendo”, dice una amiga de la víctima.
El sábado a la tarde, Vera se comunicó con Brenda y la invitó al departamento que era propiedad de su abuela ubicado en la calle Ayacucho al 68. El inmueble estaba deshabitado, pero el chico tenía las llaves. Ella llegó en su Volkswagen Gol cerca de la medianoche. Alrededor de las 3 AM, algo pasó. La Justicia todavía no puede determinar si existió alguna discusión o pelea entre ellos. Lo cierto es que el estudiante de medicina atacó a Brenda. No la golpeó, pero le introdujo un trapo en la boca y la asfixió.
Con el cadáver de Brenda sobre sus manos, el hijo del médico encendió la parrilla que está en el balcón del departamento. No desmembró el cuerpo con un cuchillo como trascendió en principio apenas se conoció la noticia, sino que colocó el cuerpo entero. El accionar de las llamas sobre el cadáver provocó una fuerte llamarada y un espeso humo que hizo despertar a una vecina que se asomó y vio a Vera frente a la parrilla. Le llamó la atención la situación, sobre todo porque eran las 4 de la mañana, pero cerró sus ventanas y se fue a dormir.
Algunas horas después, esa vecina se convertiría en una testigo clave.
El cuerpo de Brenda, jugadora de hockey de un club de la zona, se desprendió en dos partes producto del calor intenso de las llamas. Al ver que el fuego tardaba más de lo que él esperaba en consumir el cadáver, apagó la parrilla y sacó las dos partes totalmente calcinadas.
Una cámara de seguridad ubicada en la puerta del edificio muestra cómo cerca de las 4.30 Naim Vera salió del inmueble con una bolsa a cuestas. Adentro estaba la parte inferior del cuerpo de Brenda. Tiró la bolsa en el contenedor que está en frente al edificio y volvió a entrar. Algo similar hizo con el resto del cuerpo. Lo puso en una caja pero en lugar de arrojarlo en la basura lo puso en la parte trasera de la camioneta Fiat Toro de su padre y se fue del lugar.
El femicida condujo aproximadamente 20 kilómetros hasta una zona llamada La Quebrada en las afueras de la ciudad de San Fernando Del Valle de Catamarca. Para llegar allí bordeó parte de la capital y tomó la ruta 4 hasta el kilómetro 11. Ahí se detuvo, se adentró en el campo con los restos del cuerpo de Brenda y los enterró. Una cámara de seguridad ubicada en la ruta tomó el momento en el cual pasaba con el vehículo.
Una vez de vuelta en la camioneta, ya con la mitad del cuerpo de Brenda en el contenedor frente al departamento y el resto enterrado a pocos metros suyos, se quedó unos minutos en el interior del vehículo. En ese momento llegaron dos policías que trabajaban en un control vehicular cercano. Le preguntaron qué estaba haciendo. “Estoy yendo a trabajar, frené a mandar unos mensajes”, les respondió. Los efectivos le solicitaron la licencia de conducir y tomaron sus datos pero lo dejaron ir. No notaron nada extraño.
Ya con el sol sobre su cabeza, cerca de las 7 AM, Vera finalmente tomó la decisión de ir a ver a su amigo. El joven, que fue uno de los pocos en tener contacto con el asesino luego del crimen, habló ante la Justicia.
Este es su testimonio:
“Nair me había contado que la chica le había dicho que estaba embarazada. Incluso ella le había mandado una foto de un test de embarazo y hasta unos estudios a su nombre. Naim se había puesto muy nervioso. Hace algunos días me dijo: ‘Me mato yo o la mato a ella’. Yo le dije que estaba loco, que no se mande ninguna cagada. Incluso me pidió plata pero no le di. Jamás pensé que podía pasar algo así”, relató a la Justicia el amigo del acusado.
Luego siguió su relato con lo qué pasó la mañana de la confesión: “Me tocó el timbre muy temprano, yo estaba durmiendo. Me dijo “La cagué, la maté”. No entendía nada, nunca imaginé algo así por como era él, súper tranquilo. Lo mandé a cagar y le dije que se vaya a dormir”.
Luego del contacto con su amigo, Vera fue a la casa de sus padres. Una vez en la casa familiar, que queda a la vuelta del departamento que se convirtió en la escena del horror, Naim Vera le relató a su familia lo que había hecho. Llamaron a un abogado cercano a ellos y decidieron finalmente entregarlo a la Policía provincial.
En la comisaría, el femicida dio su versión de los hechos ante los policías. Pero, además, intentó mentirles. Les dijo que la víctima se había caído de las escaleras y que había descartado el cuerpo por miedo a que lo inculpen. Esta versión quedó totalmente descartada en la autopsia que se le practicó al cuerpo de Brenda. El estudio habla claramente de una asfixia y de ausencia de golpes. En lo único en lo que no mintió Vera fue en los lugares donde había descartado los restos de su víctima. Se los marcó con precisión a los investigadores.
El mejor amigo no fue el único en hablar. La versión del falso embarazo está presente en varios de los testimonios de los amigos de Vera, aunque hasta el momento los investigadores no pudieron comprobarlo fehacientemente, ya que por ahora no se encontraron ninguno de los celulares. Ni de la víctima ni del victimario. El joven detenido no tenía un celular funcionando porque, según contó, se le había roto y el de Brenda no aparece.
La autopsia reveló que Brenda no estaba embazarada, incluso no podía estarlo. La víctima tenía un quiste en el útero que le impedía tener hijos, de acuerdo a los resultados de la autopsia. El mismo examen al cuerpo señala que, si bien no tiene golpes ni traumatismos, sí existen lesiones defensivas como arañazos o raspones. “Nos queda claro que cuando la víctima recibe el ataque, es decir la intención de asfixiarla, se trató de defender como pudo”, señalan los investigadores.
El acusado deberá ser indagado. Solo habló ante la policía, lo cual no tiene validez en el expediente. En las próximas horas se realizará otra medida de prueba que será fundamental: la rueda de reconocimiento. En ella participarán los dos policías del puesto de control sobre la ruta y la vecina que se despertó aquella madrugada producto del espeso humo que salía de la parrilla.
Si bien por el momento está descartada la participación de un tercero tanto en el homicidio como en el intento de hacer desaparecer el cuerpo, el fiscal sigue buscando pruebas al respecto y no descarta esa hipótesis.
Brenda fue reconocida por la ropa que llevaba y por un colgante que adornaba su cuello y que quedó intacto a pesar de todo. Un alhaja que le regaló su madre. Esta tarde se realizó una marcha en el centro de Catamarca para reclamar justicia por el crimen.
Tomado de Infobae