Por Luis Fernando Quijano Moreno
En el artículo Recrudecen enfrentamientos armados en Medellín. ¿Qué presagia esto?, presentaba el resurgimiento de enfrentamientos armados en comunas 8 y 16 de Medellín, e incluso podría estar pasando en la parte alta de la 13 y el corregimiento de San Cristóbal, más concretamente en la loma San Cristóbal y estaría enfrentando o a punto de enfrentar militarmente a la banda de Peñitas y el Cañón de San Gabriel.
En el enfrentamiento militar en las comunas 8 y 16 se está utilizando todo tipo de armamento entre el que se incluye armas cortas como revólveres, pistolas, subametralladoras, subfusiles y escopetas de repetición; se resalta el uso de fusiles en los combates con los que también se repele la llegada de la Policía y le Ejército. Se incluyen explosivos y pólvora para disimular o confundir la intensidad de los combates. Los famosos “muchachos” de las bandas ya no le tienen miedo ni al Grupo de Operaciones Especiales (Goes) y mucho menos al Ejército. Esto muestra la gravedad de lo que se incuba en corregimientos y comunas de la ciudad.
La situación se presenta pese al fuerte despliegue de seguridad en la ciudad y que se ve representado en un mayor número de miembros de la Policía, logística, importantes recursos económicos, tecnología, refuerzos del Ejército, renovación en la Seccional de Fiscalías de la ciudad para enfrentar el crimen urbano; lastimosamente sus protagonistas están cogiendo tanta fuerza que poco les importa la llegada de la fuerza pública. Si las fuerzas armadas del Estado llegan, las atienden igual que a sus enemigos. Mucho menos le temen a los anuncios de la llegada de helicópteros, drones, fuerzas especiales, entre otros.
Lamentable que eso ocurra cuando se celebraba con mucha alegría que marzo de 2017 había sido el mes de más bajos homicidios en 30 años. La verdad es que algunos se alegran más de la cuenta, otros, por el contrario, somos más cautos. Recuerden que ya ha pasado, baja el homicidio en determinado mes y al siguiente todo vuelve al alza, criminalidad y violencia se desbocan. En el tema de seguridad urbana mientras persistan estructuras paramafiosas poderosas y bandas a su servicio es difícil pensar en la paz, por eso quedan siempre los ases bajo la manga de un sector del poder formal y real de la ciudad: pacificación urbana a sangre y fuego o pactos criminales como el Pacto del Fusil (2013) o la Paratranquilidad Urbana (2004).
La verdad es que estos momentos de alegría pasajera no deberían tapar la realidad que es bastante compleja y dura. El crimen urbano es mañoso y poderoso, no cede a presiones mediáticas, más bien se fortalece y consolida, ahora se está jugando sus cartas con cierta maestría en la disyuntiva de la paz o la guerra urbana.
¿Qué pasa en la comuna 8?
Según fuentes consultadas para tratar de entender el enfrentamiento que se mantiene en la comuna 8, encontré que el detonante más reciente que prendió la guerra entre las bandas de La Libertad y San Antonio, ocurrió el 14 de mayo del 2016, a las 11:29, cuando se presentó el homicidio de Juan Diego Sánchez Quintero, alias Pupi, y la tentativa de homicidio contra Yeison Andrés, conocido como Marmitón. Los dos pertenecerían a la banda de San Antonio del barrio Villatina. Se presume que los responsables fueron miembros pertenecientes al grupo criminal México que trabaja con la banda de La Libertad. Se presume que una de las víctimas era familiar de un miembro de la banda San Antonio y la venganza no se hizo esperar.
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El combo San Antonio utilizó al parecer a una mujer cercana a los de México y con engaños llevó a los presuntos responsables del ataque sicarial a Pupi y Marmitón a un fiesta donde la pasarían muy bien, pero no fue así. La mujer los entregó a miembros de la banda San Antonio quienes los torturaron y masacraron. Algunos medios de comunicación reseñaron el hecho así: dos cadáveres fueron encontrados hacía la una de la madrugada de este sábado 23 de julio, en la calle 47 D con la carrera 63 del barrio Naranjal —en inmediaciones del Centro de Espectáculos La Macarena—.
Según el reporte de las autoridades, se trataba de dos hombres que estaban maniatados y envueltos en sábanas y cobijas, por lo que no fue posible establecer ni identidades, ni edades y menos sus rasgos morfológicos. Las fuentes aseguran que los cadáveres correspondían al grupo de México que trabajaban con la banda La Libertad del barrio Villatina.
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La retaliación de los criminales de la banda la Libertad fue inmediata, se necesitaba emparejar el marcador, dos muertos llevaban ellos, uno tenía San Antonio; para esto buscaron eliminar físicamente a quien al parecer ayudó a planear la muerte de sus dos miembros y así ocurrió. En el medio de comunicación Minuto 30, el 10 de septiembre de 2016, apareció el titular: De tres balazos en la cabeza mataron a un motociclista en el barrio Boston.
La persona asesinada fue Andrés Fernando Restrepo Hurtado, de 25 años de edad, víctima de ataque con arma de fuego. El hecho se presentó en las primeras horas del sábado 10 de septiembre en la calle 54 con la carrera 41 del barrio Boston.
Según las autoridades, el hombre llegó al lugar en una moto y se parqueó. Al parecer, fue citado a través de una llamada. Las labores judiciales y la inspección del cadáver, que tenía tres heridas de bala en la cabeza, fueron realizadas por un grupo de investigadores del CTI de la Fiscalía.
El crimen es dinámico al igual que la política, en el bajo mundo se rumoró que dos miembros de la banda San Antonio engañaron a Andrés Restrepo “picándole arrastre” con el argumento de salir a hacer “una vuelta”, cuando llegó a la cita le dispararon a quemarropa.
Las dos bandas pensaron que esto haría acabar el conflicto o lo llevaría a una tregua ya que ambas quedaron empatadas. “Cumplieron con la petición de quedar iguales, dos a dos, o sea, dos muertos por San Antonio y dos muertos por La Libertad”, afirma un conocedor de la situación.
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Y así ocurrió, con este hecho se acabó la guerra momentáneamente entre las dos bandas y se había registrado en el tercer trimestre de 2016. Fuentes consultadas cuentan que lo paradójico es que la Fiscalía no pudo descifrar nada de lo que había pasado y por estos hechos no hubo capturados. Una vez más la comunidad se quedó callada ante tanto atropello.
Lo lamentable es que algunos miembros de la Policía que mantenían en la zona no actuaron, asumieron la posición de la omisión. En el bajo mundo se habla de que esa omisión vale dinero.
Cabe resaltar que en octubre de 2016 fue capturados integrantes de la banda de La Libertad: alias el Burro, Caliche, Chómpiras presunto jefe de la banda La Libertad se entrego voluntariamente a las autoridades; y casi un mes después se capturó a tres integrantes de la banda de San Antonio. Incluso se llegó a saber que había más ordenes de captura contra miembros de esa banda, entre ellas las de los alias Gey, Guerrillo, Pedro, Chupo (este fue uno de los que participó en el homicidio de Andrés y en otros, es el jefe de sicarios la banda San Antonio, además era sobrino de alias el Mellizo, quien fue muerto en Tres Esquinas; su otro familiar fue capturado en noviembre por ser presunto miembro de la citada banda. A este criminal le temió en el barrio hasta el día que cayó muerto en un enfrentamiento con sus enemigos de la banda de la Libertad en 2017, cuando el conflicto reinició).
La tregua estaba pero la sed de venganza y las ganas de poder militar, económico y territorial no cesaban. Las dos bandas nuevamente querían enfrentarse. La caída de Diego Chamizo animaba esta idea y así ocurrió, la situación de la comuna ocho se agravó a partir del viernes 17 de febrero, a las 8:30 p. m., cuando el policía Juan Carlos Herrera Londoño y un presunto miembro de la banda La Libertad, Jhon Fernando Rodríguez, conocido como alias Chupo, cayeron en la refriega armada. En el enfrentamiento cuatro personas resultaron heridas y un menor de diecisiete años capturado.
Pero poco se ha dicho que después de la refriega la banda de San Antonio subió a Villatina por las escalas que quedan al frente de la venta de verduras La Gayola a buscar nuevamente la confrontación con la banda de La Libertad, fueron concretamente a matar un joven de esa zona. La reacción no se hizo esperar, el enfrentamiento comenzó, y aquí ocurrió lo paradójico e inverosímil, miembros de la Policía subieron a hacer presencia y parar la lucha, fueron recibidos a balazos por las dos bandas que se estaban enfrentando. Se unieron para atacar a los uniformados.
Después de ese 17 de febrero se han registrado enfrentamientos armados en la parte alta de esta zona de la ciudad. La comunidad, en barrios como La Libertad y San Antonio, está en medio del fuego cruzado; la zozobra se extendería a Esfuerzos de Paz, Villatina, Sol de Oriente y La Torre, que literalmente están sitiados por las bandas armadas. Algunos de los habitantes plantean que: “Es mejor confinarse en las moradas temprano y no dar papaya para que no lo pelen o lo hagan ir del barrio, se está viviendo lo mismo de hace unos meses, años y décadas anteriores”.
Pero no es cierto que todo comenzó ese día o en 2016, la realidad es que la comuna 8 ha sido una de las más inestables en seguridad; violencia y criminalidad se ejercen allí de manera contundente y sus problemas de orden púbico no son por la muerte del patrullero ese fatal día. A finales de 2012 fueron asesinados tres policías.
En conclusión, la presencia de 29 bandas, pertenecientes en su mayoría a la Oficina del Valle de Aburrá y el Bloque Sierra de las Autodefensas Gaitanistas de Colombia (AGC) explican lo que ha ocurrido en la historia reciente de esta comuna. Toda esta información se encuentra reseñada en el artículo: Comuna 8 de Medellín, décadas bajo control criminal e indiferencia institucional.
Lo que queda claro que hasta el momento ni la inversión social y mucho menos la militarización ha parado la violencia, la criminalidad y el control territorial, menos aún las denuncias, las investigaciones periodísticas y los análisis pareciera que no han servido. Algunos saldrán prontamente a decir que la situación no es tan dramática, ya que hay capturas, sí, claro que sí, pero ¿por qué criminales como el Chivo, Marlon, Garra, Tavo y otros más siguen mandando con tranquilidad pasmosa? ¿Por qué se dice que desde la cárcel estarían ejerciendo su poder Tito, Burro, Indio, Richard, Nandu, Winston? ¿Por qué alias Queso —relevo de Diego Chamizo— no ha sido capturado si se sabe que viene desestabilizando parte de la comuna 8? ¿Por qué se está haciendo creer que el tema es solo un enfrentamiento de unas bandas a sabiendas de que la estructura de la Oficina del Valle de Aburrá tiene fuertes intereses en la comuna 8? ¿Por qué si se tiene el conocimiento de quiénes hacen presencia criminal en la zona no se les ha causado un golpe contundente? La respuesta a todos estos interrogantes es obvia: el crimen urbano está cohonestando con sectores de la institucionalidad, la sociedad, el empresariado y el comercio.
Desde la ONG Corpades y Análisis Urbano se ha hablado mucho de lo que ocurre en la comuna 8, y en el resto de la ciudad metropolitana, hay quienes pensarán que para qué hablar más de lo mismo, y eso no quita que lo vuelva a repetir, ya que a muchos principalmente políticos, empresariado y funcionarios públicos se les olvida lo que pasa allí.
Realmente la situación en esta comuna es preocupante, las finanzas criminales, el control territorial y la presencia de actores armados es evidente; el tráfico de drogas, la prostitución, la explotación sexual de niños, niñas y adolescentes, el pagadiario, el alcohol ilegal y las vacunas (extorsión) se mantienen.
Eso se ha explicado suficientemente, incluso se ha denunciado que las ventas ilícitas de lotes en la comuna 8, específicamente en los barrios Villatina, Pinar del Cerro, Cerro Pan de Azúcar y La Libertad permiten ingresos bastante jugosos al crimen. En el artículo Criminales continúan vendiendo lotes ilegales en la comuna 8 de Medellín se explica ampliamente. Nadie responde por esta situación.
Hoy sigue la zozobra, las bandas de San Antonio y La Libertad están enfrentadas, mañana podrían ser otras bandas e incluso enfrentarse nuevamente las AGC, representadas en esa comuna por el Bloque Sierra, y la Oficina del Valle de Aburrá, representada por 29 bandas.
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Algunas preguntas enunciadas en el artículo Recrudecen enfrentamientos armados en Medellín. ¿Qué presagia esto?, serán resueltas tras la tercera entrega que hablará de lo que ocurre en la comuna 16 (Belén) y el corregimiento de Altavista. En la cuarta entrega atenderé esos interrogantes y daré claridad sobre la posición que asumo respecto a lo que ocurre hoy con el conflicto urbano en Medellín.
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