Control paramilitar en la vereda Granizal de Bello

1271

Apunte Urbano

La situación de seguridad en Bello continúa siendo compleja, los temas de violencia, la criminalidad y la violación a los derechos humanos son tan evidentes que ya hacen parte del paisaje del municipio, las denuncias son tan escasas que parecen estar en vía de extinción. ¿Para qué denunciar si nada cambia? Es la pregunta que a diario se hacen muchos bellanitas que están cansados con el cogobierno criminal.

A todas luces se ve que la Policía y la Fiscalía no son instituciones en las que la gente crea, su desprestigio se ha construido durante décadas debido al fortalecimiento del crimen urbano, que ha encontrado en el relacionamiento con la institucionalidad la mejor forma de construir cogobierno criminal, la nómina paralela ilegal es real y ella otorga protección oficial constante lo que hace casi imposible erradicar la ilegalidad del municipio.

En lo referente al nuevo alcalde, César Augusto Suárez Mira, debo decir que se le han visto algunas acciones interesantes contra el crimen urbano, pareciera que tiene decidido enfrentar algunas de las actividades criminales que las bandas y su aliado, las Autodefensas Gaitanistas de Colombia (AGC), ejecutan en el territorio. Se esperaría que las acciones emprendidas fueran realizadas con más contundencia, pero es claro que enfrentar el crimen en el mencionado municipio no es cosa fácil. Habrá que esperar para conocer qué plan estratégico ha diseñado el Gobierno nacional para enfrentar el paramilitarismo y sus bandas y que el alcalde pueda tener en la estrategia que se va a desarrollar en el territorio colombiano el respaldo suficiente para erradicar o al menos controlar a bandas como Pachelly, El Mesa y Los Chatas, estos últimos en plan de expansión a lo largo y ancho del Valle de Aburrá de la mano de las AGC.

Al alcalde de Bello no se le puede endilgar toda la responsabilidad por lo que sigue pasando en su jurisdicción, no se debe hacer porque solo lleva siete meses, pero tampoco se le podría eximir totalmente de ella ya que siendo oriundo de ese municipio y del poder político que ostenta su familia debería conocer de primera mano qué ocurre allí en materia de orden público, pero partiendo de la buena fe se le puede hacer un rápido diagnóstico.

Dos ejemplos claros que siguen pasando y que no hay poder humano que le haga entender a la institucionalidad que debe asumir la tarea de resolverlos, el primero es el del Asentamiento Nuevo Jerusalén, a pesar de las investigaciones y las denuncias que ha realizado Análisis Urbano, con pruebas contundentes, el crimen sigue gobernando allí y la presencia estatal es tímida, por no decir que es de complicidad; el segundo, el del barrio Villa Linda, allí se encuentra la principal base de operaciones de la banda Pachelly, ellos en últimas son amos y señores del territorio y de la vida de sus habitantes.

Se esperaría que estas denuncias ya hubieran sido estudiadas por la Policía, la Fiscalía y el ejército, pero parece que no lo han hecho. ¿Será que no importa cómo viven miles de personas bajo el control paraestatal urbano? La respuesta es un no contundente, ojalá que César Augusto Suárez Mira, decida leerlas detenidamente y proceda a buscar apoyo en el Gobierno nacional.

Análisis Urbano ha emprendido otra investigación periodística, esta vez la hará sobre la vereda Granizal, del mismo municipio. En este lugar, compuesto por nueve sectores, reina el paramilitarismo asociado a bandas paramilitarizadas, la sorpresa es mayor cuando se ha descubierto que quienes gobiernan el territorio al parecer no son las bandas de Bello sino una de las más poderosas de la ciudad Medellín, esperamos que la publicación sirva para que por fin los ojos de la institucionalidad local en cabeza del alcalde César Augusto Suárez Mira se posen sobre este sitio y por ahí derecho de Nuevo Jerusalén y Villa Linda. También se espera que el Estado colombiano, en cabeza del gobierno del presidente Juan Manuel Santos, se ponga al frente de desmantelar el paramilitarismo urbano que tiene asiento en Bello y el resto del Valle de Aburrá. Sería importante que la estrategia para desmantelar el paraestado se iniciara en el municipio ubicado al norte de la capital antioqueña. ¿Será que el Gobierno nacional se anima a hacerlo? Espero que sí, podría llevar a acelerar el diálogo y la negociación de la Oficina del Valle de Aburrá y sus bandas paramilitarizadas y por ende de su aliado las AGC.