Santiago de Chile, 12 de abril de 2022 – La convención que redacta la nueva Constitución en Chile arrancó hace ocho meses entre enormes expectativas, pero en los últimos tiempos se ha ido desinflando y actualmente atraviesa un momento delicado, con luchas internas y debates enconados, además de una campaña de desprestigio lanzada desde ciertos sectores temerosos de perder el «statu quo».
Las alarmas saltaron la semana pasada cuando tres encuestas pusieron cifras a la reducción de la confianza y situaron por primera vez como ganadora la opción de rechazar la nueva Carta Magna en el plebiscito del 4 de septiembre.
El sondeo de Cadem volvió a reflejar este domingo que la intención de votar «Rechazo» se mantiene como mayoritaria, con un 44 %, frente al 39 % del «Apruebo».
La situación preocupa no solo al propio órgano, sino también al Gobierno y a expresidentes como Ricardo Lagos y Michelle Bachelet.
El presidente Gabriel Boric dijo la semana pasada que las encuestas «son un llamado de atención para todos quienes confiamos en este proceso» y que las dudas que tiene la ciudadanía sobre la convención «no pueden ser ignoradas».
«SIN DISCIPLINA DE PARTIDO»
El proceso constituyente fue la apuesta de la clase política para encauzar las graves protestas de 2019 contra el desigual modelo neoliberal instalado durante la dictadura y blindado en la actual Constitución.
La elección de los 155 integrantes de la convención, en su mayoría independientes progresistas, fue un proceso elogiado que incluyó criterios de paridad entre hombres y mujeres inéditos en la región y reservó escaños especiales para los pueblos indígenas.
Desde entonces, la tónica reciente en la convención —que tiene hasta el 4 de julio para terminar de redactar el nuevo texto y necesita más de 2/3 de los votos para aprobar cualquier norma— son acalorados debates transmitidos en vivo hasta altísimas horas de la madrugada.
Claudia Heiss, de la Universidad de Chile, indicó a Efe que los chilenos no están acostumbrados a este tipo de discusiones políticas, «sin disciplina partidaria y con una alta fragmentación», y que por eso existe la creencia de que hay luchas internas y falta de acuerdos.
«Son personas sin militancia, que llegaron con agendas específicas en medioambiente o igualdad de género y que no tienen posición sobre todo. Esto hace mucho más difícil llegar a acuerdos, pero enriquece el debate y la representación ciudadana en el futuro texto», explicó Heiss.
«Estamos viviendo la democracia en tiempo real», agregó a Efe Julieta Suárez-Cao, de la Universidad Católica y para quien existe una campaña de desprestigio contra la convención, con ataques «constantes» y difusión de información falsa en redes.
En la misma línea se manifestó a Efe Jeanne Simon, de la Red de Politólogas: «La desinformación va a durar hasta el plebiscito porque hay muchos intereses en juego y el ‘establishment’ está inquieto, sobre todo en materia de derecho a la propiedad y protección de los recursos ambientales».
¿TERCERA OPCIÓN?
Aunque fue reformada más de 50 veces en democracia, la actual Carta Magna fue inspirada por los «Chicago Boys», un grupo de ultraliberales discípulos de Milton Friedman que fomentaron la privatización de servicios como el agua, las pensiones y la salud.
Gran parte de la sociedad vio el proceso constituyente como una oportunidad para cambiar el actual rol subsidiario del Estado, una visión compartida por Boric.
La derecha, que apenas consiguió 37 escaños, se siente excluida de algunas negociaciones y critica vehementemente propuestas como la eliminación del Senado, la plurinacionalidad y la atenuación del presidencialismo.
Para Kenneth Bunker, director de la encuestadora Tresquintos, «el problema de la convención es que es una cámara de ecos donde no se escuchan las críticas» y donde las peleas se dan en la izquierda «porque la derecha no tiene capacidad de influencia».
Aun así, Bunker señaló a Efe que aún se está a tiempo de incluir a los sectores «descontentos» para que gane el «Apruebo».
No está de acuerdo Claudio Alvarado, del Instituto de Estudios de la Sociedad, para quien «no hay ningún motivo para pensar que Chile está exento de sorpresas como la del Brexit, considerando el rumbo que ha tomado la convención, alejándose de las grandes mayorías», añadió a Efe.
En las últimas semanas se ha instalado en el debate la posibilidad de incluir en el plebiscito una tercera opción para todos aquellos que quieren un cambio constitucional, pero no aprueban el trabajo de esta convención.
«Habría que empezar a considerar una tercera opción para que el plebiscito no solo sea entre una constitución ilegítima hecha en dictadura y una que probablemente puede ser muy mediocre», alentó Bunker.
Cadem reveló este domingo que un 51 % de los encuestados estaría de acuerdo con la tercera casilla, aunque la mayoría de los convencionales considera que eso violaría las «reglas del juego». Además, cree que los problemas son básicamente «comunicacionales» y que aún no se pude decir que su trabajo ha fracaso porque quedan dos meses de arduo trabajo.
María M.Mur
EFE
