Londres, 23 de junio.- «Nada de esto volverá a ocurrir jamás». John Isner abandonaba la pista 18 del torneo de Wimbledon tras disputar el partido más largo de la historia: 11 horas y 5 minutos de saques directos que se repartieron a lo largo de tres días y que compusieron un recuerdo imborrable del torneo londinense.
Por eso, en la cara sur de la pista 18 cuelga una inscripción. «El partido más largo se jugó en esta pista entre el 22 y el 24 de junio de 2010. John Isner, de Estados Unidos, venció a Nicolás Mahut, de Francia, por 6-4, 3-6, 6-7, 7-6 y 70-68».
Los turistas que abarrotan años tras años Wimbledon suelen parar a mirar la placa y a fotografiarse con ella. Es el símbolo de un torneo que ya no volverá y que murió cuando se decidió implantar un ‘tie break’ al llegar al 12-12.
Algo normal, por otra parte, puesto que el ganador de aquel partido, Isner, apenas pudo continuar en el torneo. Perdió en segunda ronda ante Thiemo Bakker por 6-0, 6-3 y 6-2. Estaba roto tras los tres días de intensidad.
Lo que comenzó como un partido más, el martes 22 de junio a las 18:13, acabó el jueves a las 16:48 hora de Londres. Por medio, pasó una primera suspensión antes de que empezar el quinto set debido a la falta de luz. Se continuó el martes, con la disputa de ese último y trágico parcial y se tuvo que suspender pasadas las 9 de la noche debido otra vez a las condiciones lumínicas.
Ahí el encuentro ya había dejado de ser uno más. Cuando se llegó al 32-32 se superó el récord del partido más largo de la historia. El marcador reflejaba 59-59 cuando hubo que parar.
«Me encantaría que este partido se reanudase en la pista central el jueves», apuntó un John McEnroe que se apuntó a la fiesta de aquel encuentro y lo vivió en primera línea.
Llegó a señalar incluso que lo vivido en aquella pista 18 era de las mejores promociones posibles para el tenis, al nivel de la final de hacía dos años entre Roger Federer y Rafael Nadal.
Exagerado o no, lo cierto es que aquel partido atrajo más atención que cualquier primera ronda en años. Incluso la Reina de Inglaterra, que no pisaba el All England Club desde 1977, acudió a la escueta pista 18 para admirar lo que Isner y Mahut estaban jugando.
«Esto es fantástico para nuestro deporte», apuntó McEnroe.
Se reanudó en la tarde del jueves 24 de junio y en una hora y ocho minutos más se decidió el ganador. Isner superó a Mahut con un passing en su quinto punto de partido y se llevó el gato al agua.
La fotografía posterior es historia. Un sonriente Isner posa al lado de Mahut, roto física y anímicamente. Al lado del francés el juez de silla, Mohamed Lahyani, y a la izquierda de Isner el legendario marcador.
Fue el encuentro más largo de la historia, el que más juegos tuvo (183), el que más saques directos vio (113 de Isner por 103 de Mahut) y en el que se disputaron más puntos (980).
Para hacerse una idea de la magnitud de lo que ocurrió aquellos días en Wimbledon basta comparar que Nadal solo necesitó 151 juegos para ganar el torneo de Roland Garros en 2017, 32 menos que los que necesitó Isner para inclinar a Mahut.
«Cuando acabó el partido, pensaba que era un sueño. No pensaba que esta clase de partido se pudiera jugar, así que esperaba despertarme. Pero esto es algo mejor que un sueño. Puedes soñar con ganar un partido 22-20 o 34-32, pero no 70-68. Esto es mejor», manifestó el ganador, John Isner.
EFE