Tegucigalpa, 23 de septiembre de 2021.- De los 15 candidatos en busca de la Presidencia de Honduras en las elecciones del 28 de noviembre, solamente cuatro tienen posibilidades de convertirse en el sucesor de Juan Orlando Hernández, quien concluirá su mandato el 27 de enero de 2022, según analistas y sondeos de opinión.
«Hasta el momento las encuestas dicen que las preferencias electorales se están centrando nada más en cuatro partidos, Libre (Libertad y Refundación), Nacional (en el poder), Liberal y Salvador de Honduras», dijo a Efe el sociólogo y analista Julio Navarro, quien coincide con los sondeos de opinión que han transcendido.
Los otros once candidatos presidenciales «todavía no aparecen en las encuestas, casi ni de forma testimonial, mucho menos como una amenaza electoral», para los cuatro que señalan los sondeos, agregó.
PROLIFERACIÓN DE PARTIDOS NO CORRESPONDE A CULTURAL ELECTORAL
En 1981, cuando los hondureños fueron convocados a las urnas, después de casi 20 años de regímenes militares, participaron cuatro partidos, encabezados por los tradicionales Nacional y Liberal, fundados hace más de un siglo.
Cuatro décadas después Honduras celebrará las undécimas elecciones generales en una contienda en la que quince candidatos buscarán ser el sucesor de Hernández, quien en 2017 fue reelegido, pese a que la Constitución no se lo permitía.
Navarro considera que «la proliferación de partidos no corresponde a la cultura electoral de preferencias que hay en la sociedad hondureña o entre los ciudadanos aptos para votar».
Al respecto, señaló que la proliferación de partidos se ha debido fundamentalmente a las conveniencias que daba la financiación del voto con la Ley Electoral anterior, que establecía que cada partido, independientemente de los votos que obtuviera, se aseguraba el 15 % de la deuda política del partido mayoritario.
Eso permitió que en comicios pasados, partidos con 3.000 votos recibieron once millones de lempiras (367.000 dólares) en concepto de deuda política, causando «una gran motivación» entre algunos actores que veían que «no había riesgo de organizar un partido y participar en elecciones, porque serían muy bien recompensados».
El analista dijo que el brote de partidos ha tenido la simpatía, en los últimos doce años, del Nacional, ganador de las últimas tres elecciones, porque a través de esos partidos pequeños ha logrado obtener mayoría de representación en las mesas electorales, ahora denominadas juntas receptoras de votos.
PARTIDOS TRADICIONALES CONTROLADOS POR GRUPOS DE PODER
Desde el retorno al orden constitucional, principalmente los partidos políticos tradicionales, Liberal y Nacional, «han venido perdiendo vigencia en la medida en que pasaron a ser controlados prácticamente por grupos en el país con poderes fácticos, que no les interesa tener liderazgos fuertes representativos con arraigo histórico al interior de los partidos», afirmó Navarro.
A esos grupos con poderes fácticos «les interesa que aparezcan nuevos líderes, casi efímeros, con los cuales es más fácil que puedan negociar los intereses particulares que ellos tienen», subrayó el analista hondureño.
Navarro dijo además que Honduras, al igual que otros países de América Latina, «está viviendo el camino acelerado de descomposición de todos los partidos políticos, para que en cada elección haya partidos nuevos con mayores debilidades frente a los grupos de poder económico».
FALTA SABER CUÁL ES EL CANDIDATO FAVORITO DE EE.UU.
Varios analistas coinciden en que cualquier partido que gane las elecciones, al llegar al poder, el 27 de enero de 2022, será muy débil por la falta de una oposición consolidada y la fragilidad de la institucionalidad del país.
Al respecto, Navarro indicó, ironizando, que antes, desde la Embajada de EE.UU. se sabía a quien apoyaría Washington para presidente de Honduras, pero que ahora «es difícil sospechar» porque el país del norte lleva varios años sin embajador en Tegucigalpa.
No obstante, Navarro cree que el Departamento de Estado de EE.UU. debe tener simpatías con alguno de los candidatos o ve que la situación de legitimidad del poder en Honduras está crítica y por eso quizá no se incline por ninguno de los partidos políticos.
El interés de Washington podría estar centrado en que de las elecciones de noviembre salga «un gobierno estable» con el que pueda replantearse sus relaciones con Honduras, enfatizó el sociólogo.
Navarro percibe que en Honduras «no hay discusión sobre los temas complejos heredados históricamente» y que «los nuevos que han aparecido son mucho más amenazantes que los históricos».
En ese sentido, es de la opinión que debería de haber un entendimiento electoral entre los partidos que tienen posibilidades de ganar sobre los temas nacionales que tienen que pasar por el Congreso Nacional, considerando que las encuestas dicen que ningún partido va a tener mayoría en ese poder del Estado.
El interés de un gobierno estable, no por su propia naturaleza, podría derivar en una presión de Estados Unidos por su urgencia de replantear sus relaciones con Honduras, lo que pasa por el Congreso Nacional, indicó Navarro.
Germán Reyes