Gaza, 27 ene – Una columna de decenas de miles de palestinos están cruzando este lunes al norte de la Franja de Gaza cargados con sus enseres, a pie o en vehículos, para reunirse con sus familias, buscar a sus desaparecidos o intentar encontrar sus casas en calles arrasadas e irreconocibles.

Las fuerzas israelíes abrieron esta mañana los pasos del corredor que atraviesa la franja en su centro de este a oeste para dejar pasar a las miles de personas que llevaban esperando horas, y hasta días, para cruzar a sus ciudades tras más de 15 meses de desplazamiento forzado.

Según atestiguó EFE, las familias cruzaron por la calle Rachid a pie (que va de norte a sur por el oeste de la franja, junto a la costa) desde primeras horas de la mañana sin que fuera evidente allí la presencia de tropas isralíes.

Palestinos desplazados internos se trasladan de sur a norte de Gaza a lo largo de la carretera Al Rashid, en el centro de la Franja de Gaza, el 27 de enero de 2025. EFE/EPA/MOHAMMED SABER

Lo hicieron con sonrisas, cantando y tocando instrumentos musicales, mientras cargaban con mochilas, maletas o incluso las arrastraban con una cuerda atada al cuerpo.

En su camino se encuentran el mar Mediterráneo a la izquierda y un campo arrasado a la derecha, con montones de escombros donde antes había calles y edificios, que hacen difícilmente reconocible la zona incluso para los que han nacido allí.

«Gaza es nuestro hogar, ha sido nuestra casa toda nuestra vida, donde nacimos, y seguirá siendo nuestra», dijo a EFE Fares Oweida, un joven de Beit Lahia (extremo norte de la franja) cuya casa está destruida, pero que da gracias de poder volver a ella, lo que le causa una felicidad, explica, que no puede describir.

Palestinos desplazados internos, incluyendo mujeres y niños, se trasladan del sur al norte de Gaza por la carretera Al Rashid, en la franja de Gaza central, 27 de enero de 2025. EFE/EPA/MOHAMMED SABER

Una señora mayor camina también por la calle Rachid, ahora convertida en una avenida de lodo, junto a su hija.

Hace seis años, cuenta, le operaron a corazón abierto. «El médico me dijo que no debía caminar o subir escaleras, pero llevo caminando dos horas y no estoy cansada, siento como si alguien me llevara a cada paso, cada vez más cerca de mi casa».

EFE

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