Redacción Ciencia, 12 de marzo de 2025.- Un equipo internacional de astrónomos ha descubierto que el origen de unos misteriosos pulsos de radio detectados hace una década es un sistema binario formado por dos estrellas -una enana blanca y una enana roja- que orbitan tan estrechamente que sus campos magnéticos producen uno de estos pulsos cada dos horas.
El descubrimiento, cuyos detalles se han publicado este miércoles en Nature Astronomy, demuestra que el movimiento de las estrellas dentro de un sistema binario también puede emitir ráfagas de radio de periodo largo.
El hallazgo, realizado con observaciones de seguimiento con telescopios ópticos y de rayos X, ha permitido a los astrónomos atribuir con certeza el origen de estos pulsos y explicar por primera vez el origen de tales emisiones de radio encontradas en toda la Vía Láctea.
Variedad de hipótesis
En los últimos años, la mejora de las técnicas de análisis ha permitido a los investigadores detectar pulsos de radio que duran de segundos a minutos y parecen proceder de estrellas de la Vía Láctea.
Se han formulado muchas hipótesis sobre lo que desencadena estos pulsos, pero hasta ahora no había pruebas fehacientes de su origen.
Este estudio, dirigido por Iris de Ruiter, de la Universidad de Ámsterdam, ha cambiado esta situación. El año pasado, esta astrofísica desarrolló un método para buscar pulsos de radio de segundos a minutos en el archivo histórico de LOFAR, el telescopio Low-Frequency Array de los Países Bajos.
Mientras perfeccionaba el método, descubrió un único pulso en las observaciones de 2015. Al buscar más datos de archivo de la misma zona del cielo, descubrió seis pulsos más, y todos procedían de una fuente llamada ILTJ1101.
Como un breve destello de luz, pero en forma de radio, cada pulso dura entre segundos y minutos. Y, extrañamente, se repiten a intervalos regulares, como un reloj cósmico que hace tictac una vez cada dos horas.
En los últimos años, los astrónomos han descubierto cada vez más ráfagas de radio rápidas (FRB) pero los pulsos de radio son mucho más raros.
Enana roja y blanca
Con el objetivo de conocer el origen de los pulsos, de Ruiter y su equipo obtuvieron observaciones de seguimiento del Observatorio MMT de Arizona y del Observatorio McDonald de Texas.
Esas observaciones revelaron que la fuente no era una estrella parpadeante, sino dos estrellas que pulsaban juntas. Situadas a sólo 1.600 años-luz de la Tierra, las dos estrellas orbitan alrededor de un centro de gravedad común, dando una vuelta completa cada 125,5 minutos.
Las estrellas están a unos 1.600 años-luz de nosotros, en dirección a la Osa Mayor, también conocida como el Arado, dentro de la constelación de la Osa Mayor.
Los astrónomos creen que la emisión de radio se debe a la interacción de la enana roja con el campo magnético de la enana blanca.
El equipo planea ahora estudiar en detalle la emisión ultravioleta de estas estrellas entrelazadas para tratar de determinar la temperatura de la enana blanca y conocer mejor la historia de las enanas blancas y rojas.
«Ha sido especialmente interesante añadir nuevas piezas al rompecabezas», afirma De Ruiter.
Estrellas de neutrones
Gracias a este descubrimiento, los astrónomos saben ahora que las estrellas de neutrones no son las únicas capaces de producir pulsos de radio brillantes.
En los últimos años, otros grupos de investigación han descubierto una decena de sistemas emisores de radio de este tipo pero estos grupos aún no han podido demostrar si proceden de una enana blanca o de una estrella de neutrones.
Los investigadores buscan ahora en los datos de LOFAR más pulsos de periodo largo de este tipo.
Tal y como explica el coautor del estudio Kaustubh Rajwade, de la Universidad de Oxford (Reino Unido), «probablemente haya muchos más pulsos de radio de este tipo ocultos en el archivo LOFAR, y cada descubrimiento nos enseña algo nuevo».
EFE