San Sebastián, 28 jul – La superventas del jazz Diana Krall ha ofrecido un recital íntimo en el que ha alternado temas clásicos con algún versión de Bob Dylan o Neil Young acompañada por los magníficos Sebastian Steinberg al bajo y Matt Chamberlain a la batería en el último día del Festival de San Sebastián, una jornada en la que Jon Zorn ha brillado en la Plaza de la Trinidad con New Masada Quartet.
Ante un abarrotado auditorio -su concierto fue el primero en colgar el cartel de ‘no hay entradas’- Diana Krall ha aparecido en el Kursaal de la capital guipuzcoana arropada por sus dos acompañantes, el batería Matt Chamberlain y el bajo Sebastián Steinberg.
En un escenario en claroscuro como el ambiente de los clubs de jazz de los años 50, la cantante canadiense ha arrancado con ‘Almost Like Being in Love’, en el que ha brillado el bajo de Steinberg, que con su apariencia de patriarca bíblico ha acaparado muchas miradas y muchos oídos por la contundencia de su sonido.
Le ha seguido ‘All of nothing at all’ que ha concluido con un estupendo solo de Matt Chamberlain y ‘I’ve got you under my Skin’ de Cole Porter, que ha cantado casi susurrado.
La voz grave de Krall, algo apagada hoy, ha llevado a su terreno ‘Queen Jane Aproximately», una de las primeras canciones de Bob Dylan, y ha interpretado sola, en un momento en el que sus músicos han abandonado el escenario, ‘You call it madness’ de Nat King Cole.
‘Lets face the Music and Dance’ y finalmente ‘Take The A Train’, como bis, han sido los temas con los que Krall se ha despedido por este año de un público que conoce, ya que es casi asidua al Jazzaldia.
Más enérgico ha sido ‘Mr Soul’ de su compatriota Neil Young en el que el bajo ha vuelto a demostrar su fuerza interpretativa y pericia técnica.
John Zorn
John Zorn ha ofrecido hoy su tercera sesión en la 59 edición de la cita donostiarra con la que ha cerrado las actuaciones en la Plaza de la Trinidad, que ha llenado prácticamente con un público encantado y desde el que se ha escuchado incluso algún ‘¡Viva Zorn!’.
John Medeski, al órgano, Brian Marsella, al piano eléctrico, Matt Hollenberg, a la guitarra, y Kenny Grohowski han abierto la velada, calurosa con un acusado bochorno, con ‘Chaos Magnetic’.
Es otra locura compositiva en la que Zorn ha vuelto a demostrar, como ya lo hizo en las sesiones que ofreció el viernes y el sábado en el Kursaal, que su música puede comportarse como una auténtica trituradora de sonido, para pocos minutos después sorprender con un tema balsámico.
La segunda parte ha estado protagonizada por New Masada Quartet, el nuevo grupo del iconoclasta músico neoyorquino integrado por el guitarrista Julian Lage, soberbio otra vez después de la lección de maestría pausada que dio el jueves en ‘Teresa de Ávila’, el bajo Jorge Roeder, la batería de Kenny Wollesen, y el propio John Zorn, que esta vez sí, ha salido a escena con su saxo.
Zorn ha dirigido en todo momento al grupo con instrucciones claras a base de gestos que eran cumplidas a rajatabla por unos músicos que, al igual que el propio Zorn, parecían disfrutar en el escenario de una gran complicidad y bastante sentido del humor entre todos ellos.
El grupo es una relectura del proyecto Masada Quartet, uno de los más accesibles de Zorn, creado hace 30 años sobre la base de la música ‘klezmer’ judía, a la que ha dotado de una versión más contemporánea.
Masada es una muestra más de la voracidad y versatilidad de este músico que tiene en su haber más de 300 discos y ha empleado su imaginación para piezas que van desde el hard core, el free jazz o bandas sonoras de películas.
Mercedes Zabaleta
EFE