Directora de la UNRWA en Líbano alerta de que no podrán seguir actuando más allá de marzo

FECHA:

Beirut, 6 de febrero de 2024.- A partir de marzo, la Agencia de la ONU para los Refugiados Palestinos (UNRWA) no podrá seguir pagando a sus empleados en el Líbano a no ser que se reviertan las suspensiones de fondos, lo que dejaría a 40.000 niños sin escuela y a muchos más sin servicios médicos, alerta su directora en el país, Dorothee Klaus.

En una entrevista con EFE en Beirut, la responsable avisa de la «catástrofe humanitaria» que planea sobre los doce campos de refugiados palestinos ante la suspensión de pagos anunciada por 18 países, después de que Israel acusara a algunos trabajadores de la agencia de participar en los ataques de Hamás el 7 de octubre.

El Líbano acoge a unos 250.000 palestinos, al menos 100.000 de ellos en campamentos donde la UNRWA actúa «como un Gobierno» y donde ningún otro actor tiene la capacidad de cubrir la brecha que dejaría su salida, por lo que no quieren ni pensar en recortes a la espera de ver qué pasará con la financiación.

«No hemos entrado en ninguna planificación de este tipo (…) Todo lo que hacemos ya es el mínimo indispensable y completamente esencial, así que es muy difícil decidir si dejar morir a los pacientes de cáncer o tener a los niños sin escuela», alerta Klaus.

Sin alternativas

La humanitaria explica que su organización es el «principal proveedor de educación y sanidad» en los doce campos del país, donde también se encargan del bombeo de agua, la recogida de basura o el control de plagas para mantener la higiene en esas superpobladas áreas.

Dorothee Klaus, Directora de Asuntos de la UNRWA en el Líbano, EFE/EPA/Wael Hamzeh

«El Gobierno ha dejado muy claro que ni política ni financieramente es capaz de hacerse cargo de los palestinos y sus servicios», explica la directora de Asuntos de la UNRWA, mientras el Líbano vive su quinto año de una grave crisis económica con fuerte impacto en las instituciones nacionales.

Tampoco cree que otras organizaciones humanitarias tengan la «capacidad institucional» para asumir las labores de la agencia en caso de que las suspensiones de pagos continúen más allá de finales de marzo.

«Tienen que entender que la UNRWA opera como un Gobierno, y maneja servicios a gran escala y muy complejos (…) Son operaciones muy complejas que no pueden ser rellenadas por ONG que se han centrado en otros tipos de programas de apoyo», afirma.

Por ello, unos 200.000 palestinos se quedarían sin atención médica, vacunas, y ayudas para someterse a cirugías o tratamientos para el cáncer; mientras que unos 40.000 niños matriculados en los más de sesenta colegios de la organización en el Líbano «realmente no tendrían ningún sitio al que ir».

«Los políticos libaneses y servicios de seguridad están bastante preocupados con este escenario, que lo más probable luego llevaría a una radicalización de los jóvenes, quienes no verían otras opciones para su futuro que potencialmente unirse a organizaciones extremistas», avisó Klaus.

Con el ochenta por ciento de los palestinos residentes en el país ya viviendo por debajo del umbral de la pobreza y sin posibilidad de costearse el acceso a servicios básicos, la directora cree que un cese de operaciones de la UNRWA convertiría los campamentos de refugiados «en una catástrofe humanitaria».

Situación de vulnerabilidad

A su juicio, la amenaza es «más grave» en el caso del Líbano debido a que la comunidad tiene una «dependencia muy alta» en los servicios de la organización, y asegura que muchos ya han emigrado al no «ver un futuro a nivel social, político, económico en este país».

Aunque Jordania acoge al mayor número de refugiados palestinos, casi dos millones, la situación de la comunidad allí es bastante más favorable, con derecho a la ciudadanía y mejores oportunidades laborales.

Sin embargo, en el Líbano, los palestinos están vetados en 39 profesiones sindicadas y tampoco pueden trabajar en el sector público, que en la región concentra hasta el 50 % de las oportunidades laborales.

Tampoco tienen derecho a poseer bienes inmuebles, recuerda la directora de la UNRWA en el país mediterráneo.

«Esto significa que no pueden adquirir tierras, no pueden tener apartamentos, casas o negocios. Así que incluso si consiguen obtener unos ingresos razonables, eso hace muy difícil invertirlos en algún lugar o también que sus hijos hereden riquezas», agregó.

«Están privados de todos estos elementos, lo que supone un reflejo de que su situación aquí debía ser temporal», sentenció Klaus.

Hace apenas una semana, la UNRWA pudo reabrir tres escuelas en el campamento meridional de Ain el Helu, donde el pasado verano dos prolongadas oleadas de choques armados entre facciones palestinas dejaron una treintena de muertos.

Sin embargo, varias más continúan tomadas por milicianos y la responsable reconoce que, aunque recuperasen su control, tampoco cuentan con los fondos necesarios para rehabilitarlas.

«La UNRWA ha estado afectada por una crisis tras otra, por lo que de alguna manera estamos en constante modo de crisis. Este se ha convertido en el ‘modus operandi» de la UNRWA», lamentó.

EFE

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