Disminución de homicidios en Medellín es histórica. Desde hace 50 años no había cifras tan bajas. El Valle de Aburrá sigue el ejemplo

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Valle de Aburrá. Imagen archivo del AMVA.

Medellín registra una reducción del 16 % en la cifra de homicidios, frente a igual periodo de 2023. Se espera para diciembre una tasa de 11,74 homicidios por cada 100.000 habitantes, la más baja de los últimos 50 años. Por su parte, el Valle de Aburrá muestra una disminución del 10,4 %, al pasar de 393 asesinatos en 2023, a 352 en 2024, con corte a septiembre 28. La Paz Urbana avanza en la subregión.

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Medellín, Colombia, 2 octubre de 2024.- En la actualidad, 28 septiembre de 2024, Medellín tiene una población estimada de 2.700.702 habitantes, según el DANE. El número de homicidios registrado este año, hasta el momento, es de 236, según Medicina Legal. Si fraccionamos la población en 27,007 grupos y entre ellos dividimos los casos de asesinatos, tenemos que en cada uno de esos grupos han asesinado a 8,74 personas en promedio en 2024. Esa es la tasa de homicidios de Medellín por cada cien mil habitantes para septiembre y se espera que para diciembre esté en 11,74. La proyección es de 317 homicidios para 2024, que no queremos que sucedan, pero que esperamos no superen esa cifra.

La tasa de homicidios es un indicador que permite tomar medidas en materia de política criminal. No mide exactamente el miedo o la sensación de inseguridad en una ciudad, pero sí la violencia y su impacto en la economía (no solamente incide el homicidio, también lo hace el hurto, la extorsión, etc), pues esta no fluye, se entorpece la acumulación de capital, los inversionistas se alejan, se baja la productividad y los mandatarios locales, en lugar de invertir en lo social, en urbanismo, en generación de empleo, ofertas educativas o en infraestructura, lo hacen mayormente en seguridad.

Según la organización mexicana Consejo Ciudadano para la Seguridad Pública y la Justicia Penal (https://geoenlace.net/seguridadjusticiaypaz/archivo/27f959_0f34f8c7ef.pdf), ocho ciudades colombianas están en el ranking de las 50 ciudades más violentas del mundo. En el consolidado reciente, de 2023, están: Buenaventura (puesto 24, con una tasa de 50,94 por cada cien mil habitantes), Sincelejo (puesto 25, con una tasa de 50,65 pcmh), Cali (puesto 29, tasa de 45,86 pcmh), Santa Marta (puesto 38, tasa de 39,62 pcmh), Cartagena (puesto 42, tasa de 37,52 pcmh), Cúcuta (puesto 43, tasa de 36,57 pcmh), Palmira (puesto 44, tasa de 35,14 pcmh) y Barranquilla (puesto 49, tasa de 31,99 pcmh). México tiene a 16 ciudades en ese listado (el primer lugar lo ocupa la mexicana Colima, una ciudad de 328.527 habitantes que en 2023 registró 461 asesinatos, para una tasa de 140,32 pcmh).

Medellín hizo parte de ese listado, del cual llegó a ocupar el primer lugar, debido a la guerra que desató el narcotráfico en la ciudad. Según el DANE (Estadísticas Vitales), en 1991 en la capital antioqueña se cometieron 6.809 homicidios, un promedio de 567 casos por mes (tasa de 395,47 pcmh). En 2015, con 495 homicidios y una tasa de 20,13 pcmh, la capital antioqueña salió de esa tenebrosa tabla. “Medellín, a inicios de los años noventa del siglo XX y durante toda esa década, fue la ciudad más violenta del mundo. Hubo años en que las tasas de homicidios se acercaron a los 400 por cada 100 mil habitantes”, señala un estudio de la ONG mexicana Seguridad Pública y la Justicia Penal.

Según datos del Centro de Investigaciones Criminológicas de la Dirección de Investigación Criminal y del Observatorio de Memoria y Conflicto del Centro Nacional de Memoria Histórica y del Registro Único de Víctimas, el periodo 1965 – 1981, se caracterizó por las bajas cifras de victimización y por un creciente negocio que empezó a marcar dinámicas económicas y sociales: el de las drogas. Para entonces, la guerrilla extendía sus tentáculos por las principales ciudades del país y la violencia se ubicaba en el marco de las relaciones interpersonales. Medellín, para 1974 tenía una tasa de 15,78 por cada cien mil habitantes; en 1975 subió a 16,77 pcmh; en 1976 llegó a 20,52 pcmh; en 1978 a 40,55 pcmh, y en 1981 ya alcanzaba una tasa de 69,04 pcmh. La violencia crecía imparable.

Entre 1982 y 1994, las dinámicas violentas se circunscribieron, en su mayoría, a las actividades del narcotráfico y, otras, a la realidad política y los nexos entre ambos. El protagonista principal fue el Cartel de Medellín, que utilizó el terrorismo para conseguir la figuración que no obtuvo en la política. Desde 1995, y hasta la actualidad, el paramilitarismo lideró las banderas de la violencia en el país y Medellín fue, y ha sido, uno de los bastiones de ese fenómeno criminal.

Tras la muerte de Pablo Escobar, y hasta su extradición a Estados Unidos en 2008, Diego Fernando Murillo Bejarano, alias Berna se convirtió en el líder de la mal llamada Oficina de Envigado, una confederación de agrupaciones paramilitares, con la cual ejerció orden y control sobre los combos de Medellín, a cuyos integrantes vinculó a sus filas y obligó a pacificar las calles de la ciudad, con la consigna: “el que mate, se muere”. En la ciudad se registró la tasa de homicidios más baja en 27 años: 34,04 pcmh (en 2007). Gracias a la “donbernabilidad”, el homicidio bajó, pero se dispararon las cifras de la extorsión, la desaparición forzada, el desplazamiento forzado, la venta de estupefacientes y el hurto.

Con Murillo Bejarano lejos del panorama, dos de quienes fueron sus lugartenientes se empezaron a disputar el control del negocio ilegal que dejaba alias Berna: alias Sebastián y alias Valenciano. La violencia homicida arreció y Medellín padeció de nuevo los horrores de la muerte. La tasa de homicidios ascendió a 94,33 pcmh en 2009.

Pero estos también fueron capturados y extraditados. La tasa de homicidios tuvo un descenso vertiginoso y se detuvo en 20,13 en 2015, la más baja en 40 años. En Medellín ya no hubo un líder único, un jefe del narcotráfico, sino que hay cerca de 350 bandas divididas en agrupaciones que son lideradas por 11 cabecillas, que a su vez obedecen órdenes de grupos paramilitares, subversivos y del crimen trasnacional con presencia en Medellín y el Valle de Aburrá y que, por otro lado, han extendido sus tentáculos y se han hecho fuertes en otras ciudades, países y continentes.

Estos “jefes” han decidido hacer la paz y así se lo han hecho saber al Gobierno de Gustavo Petro. Por eso, desde el 2 de junio de 2023, los representantes de las estructuras armadas ilegales están en la cárcel La Paz, de Itagüí, aportando, mediante el diálogo, ideas, propuestas y salidas al conflicto para pacificar a Medellín y al Valle de Aburrá. Es un laboratorio (se reúnen cada 20 días) en el que siete voceros de las estructuras armadas del Valle de Aburrá y cuatro representantes del Gobierno Nacional buscan fórmulas para que en Colombia se consolide, mediante la Paz Urbana, el proyecto de la Paz Total.

La disminución en las cifras de asesinatos en Medellín y el Valle de Aburrá demuestra que la voluntad de paz está en firme y que los voceros han cumplido su palabra de silenciar las armas y dejar de lado el homicidio como herramienta para mantener el control hegemónico y una fórmula de ingresos económicos mediante el sicariato.

Medellín no solo ya no está en el listado de ciudades más peligrosas del mundo, sino que en Colombia está lejos de las más violentas, que encabezan Bogotá (859 homicidios al 28 de septiembre de 2024) y Cali (702 asesinatos entre el 1 de enero y el 28 de septiembre), según Medicina Legal. Sin embargo, siguen presentándose casos lamentables. De hecho, estamos aún por encima del límite definido por la Organización Mundial de la Salud, que es de 10 homicidios pcmh, para identificar las regiones con violencia epidémica.

Por supuesto que en esta histórica reducción de homicidios también han sido fundamentales los aportes y el trabajo de las autoridades civiles, policiales y eclesiásticas, así como la participación de empresarios y de los ciudadanos de a pie, quienes están haciendo la tarea para lograr que haya paz en el territorio y se reduzcan los homicidios y otros indicadores de violencia.

En Medellín, los homicidios van en descenso

Entre el 1 de enero y el 28 de septiembre de 2024 fueron asesinados en Medellín 218 hombres y 18 mujeres, para un total de 236 homicidios. En igual periodo de 2023, en la ciudad se registraron 281 asesinatos (258 hombres y 23 mujeres), lo que representa una importante reducción del 16 %.

La tasa de homicidios está en 8,74 por cada cien mil habitantes y se espera que para el final de año la cifra esté en 11,7 homicidios pcmh, que sería la más baja en las últimas cinco décadas. En lo que va corrido del año, en 123 días no consecutivos no se cometieron homicidios, mientras que el año pasado, a la fecha, se presentaban 103 días sin homicidios, es decir, 20 días más para la vida, una mejoría del 19,4 %.

El Sistema de Información para la Seguridad y la Convivencia de Medellín, Sisc, señala en su más reciente informe que este año han sido asesinadas 18 mujeres y que 12 de esos casos están asociados a feminicidio. Frente al año 2023 (16 feminicidios), se registra una reducción del 25 %. Estos datos, sin embargo, son preliminares y están sujetos a validación de la Subcomisión de clasificación de feminicidios del Consejo de Seguridad Publica para las Mujeres.

En cuanto a la modalidad de homicidio, el arma de fuego sigue siendo el mecanismo más utilizado por los sicarios para causar la muerte. Este año se han cometido 122 asesinatos con arma de fuego. Le siguen las armas blancas, con 74; armas contundentes, en 18 casos; ahorcamiento o estrangulamiento, con 4 hechos; lanzamiento al vacío, 2 homicidios; asfixia mecánica, un caso; agentes químicos, tóxicos o venenos, un hecho; y quedan 14 asesinatos por establecer la modalidad.

Las comunas más violentas de Medellín en 2024 son: Candelaria, con 50 homicidios; Castilla, con 19 asesinatos; San Javier, con 17; Robledo, con 16; y el corregimiento San Cristóbal, con 13.

Este año, los asesinatos asociados a estructuras criminales encabezan la lista de caracterización del homicidio, con 59 casos, una reducción del 8 % al compararla con la cifra de igual periodo de 2023 (64 hechos). El contexto en que ocurren estos homicidios son enfrentamientos, disputas territoriales y rentas criminales.

Le siguen los homicidios ligados a la convivencia, ocurridos en medio de riñas o por intolerancia. En 2024 se han reportado 56 casos, uno menos que en 2023 (57 hechos), para una disminución del 2 %.

En tercer lugar están los asesinatos asociados a hurtos, que suceden porque la víctima se defiende de un agresor que intenta quitarle sus bienes y le causa la muerte, o porque el delincuente agrede a su víctima por hurtarle sus pertenencias. Van 23 casos este año, frente a 27 ocurridos en 2023, para una reducción del 15 %.

Por su parte, la violencia de género presenta un aumento preocupante. Estos ocurren por razón del sexo y/o género de la víctima (mujeres o población LGBTI). En 2024 se han reportado 13 hechos, contra 8 casos de 2023, para un aumento del 62 %.

En cuanto a violencia intrafamiliar, en 2024 van 6 asesinatos en los que la víctima tenía una relación de parentesco con el agresor. En 2023 fueron 12 casos, una reducción del 50 %.

Todavía faltan por categorizar 76 casos. Una vez se consigue información suficiente, los casos ubican en la categoría correspondiente.

En cuanto a la validación que se hace en la mesa conformada por Medicina Legal, el Distrito de Medellín, la Policía Nacional y la Fiscalía, este sábado 28 de septiembre de 2024, el Sisc reportó que ocho casos cambiaron su conducta a homicidio, por lo que la cifra de homicidios pasó ese día de 228 a 236. Estos son hechos que, en principio, quedan como muertes por establecer y que no se categorizan precisamente porque se desconoce cuál fue la causa del fallecimiento. Las muertes por establecer podrían no quedar en ninguna categoría.

A propósito de las muertes violentas, con corte al sábado 28 de septiembre, en Medellín han muerto 780 personas de manera violenta en este 2024, de ellas, 637 son hombres y 143 son mujeres. Las formas en que murieron son diferentes. Según el Sistema de Información Red de Desaparecidos y Cadáveres, Sirdec, del Instituto Nacional de Medicina Legal y Ciencias Forenses, 236 fallecieron en homicidios (218 hombres y 18 mujeres), 144 en presuntos suicidios (111 hombres y 33 mujeres), 106 de manera accidental (70 hombres y 36 mujeres), 241 en accidentes de tránsito (195 hombres y 46 mujeres) y 53 aún no se determina la causa de su muerte (43 hombres y 10 mujeres).

En cuanto a la subregión del Valle de Aburrá, entre el 1 de enero y el 28 de septiembre de 2024 asesinaron a 352 personas, 324 de las cuales eran hombres y 28 mujeres. Frente al año 2023, la disminución es del 10,43 %, pues ese año se registraron 393 casos (355 hombres y 38 mujeres).

Los municipios que reportaron reducción de casos son Bello, con -23,7 %, Medellín, con -16,04 %, y Caldas, con -40,9 %.

Mientras que los que registraron aumento en las cifras son Barbosa, con +22,2 %; Girardota, con +30 %; Itagüí, con +85,7%; La Estrella, con +100 %; y Envigado, con +140 %.

En el Valle de Aburrá se han cometido 28 asesinatos de mujeres en 2024, frente a 38 casos de 2023, para una reducción del 10,43 %. Medellín, con 18 casos, Envigado con 3 y Sabaneta con 2, son los municipios donde más mujeres han asesinado este 2024.

Los municipios más violentos de la subregión son Medellín, con 236 homicidios; Bello, con 29 (28 hombres y una mujer); Copacabana, con 15 (14 hombres y 1 mujer), Girardota, con 13 (12 hombres y 1 mujer); Itagüí, también con 13 (12 hombres y una mujer); y Caldas, igualmente con 13 (12 hombres y una mujer.

Los homicidios asociados a las actividades de las estructuras armadas ilegales y al hurto, en todas sus modalidades, siguen ocupando un lugar importante en las cifras de homicidios del Valle de Aburrá, sin embargo, la tendencia es a la baja. En cambio, han aumentado los casos que tienen lugar en el escenario de las relaciones interpersonales, como la intolerancia y la violencia intrafamiliar. Las autoridades civiles, militares y policiales deben redoblar esfuerzos para que la intransigencia no sea más una causa de muerte. Desde la Corporación Corpades y la Agencia de Prensa Análisis Urbano seguimos comprometidos con la consecución de la Paz Urbana y Rural y en la construcción de territorios apacibles, amigables, pacíficos, libres de toda clase de violencias.

Los diálogos entre los representantes del Gobierno del presidente Gustavo Petro y los voceros de los grupos armados ilegales del Valle de Aburrá están llenos de buena voluntad. Bienvenidos todos aquellos que aportan a esta construcción de vida, a este anhelo de la Paz Total. Queremos erradicar las muertes violentas, acabar con el conflicto, enaltecer la vida.

A.U.