Antioquia, Colombia, 7 octubre de 2024.- La violencia sacudió nuevamente al municipio de El Carmen de Viboral, en el departamento de Antioquia, con el asesinato de un menor de edad en el sector de Las Brisas. En la noche del 5 de noviembre, Miguel Ángel Castaño, un joven de 16 años, fue ultimado con tres disparos en la cabeza, en lo que se ha convertido en el segundo homicidio registrado en menos de 24 horas en esta localidad.
Este trágico incidente ocurrió solo horas después de otro asesinato en el sector El Progreso, donde fue encontrado el cuerpo sin vida de Bradier Alonso Ríos Flórez, de 19 años. Según los informes preliminares, el joven presentaba múltiples heridas de arma blanca. Ambas muertes han generado un ambiente de temor e indignación entre los habitantes de este municipio, quienes ven con preocupación la escalada de violencia en la región.
Hasta el momento, las autoridades locales no han proporcionado información oficial sobre las posibles hipótesis o móviles de estos crímenes, ni se han reportado avances significativos en las investigaciones. Sin embargo, las autoridades confirmaron que se están adelantando labores de investigación en ambos casos con el fin de esclarecer los hechos y dar con los responsables. La Policía y la Fiscalía han dispuesto de un equipo especializado que trabaja en la recolección de pruebas y testimonios para lograr avances en las pesquisas.
La comunidad de El Carmen de Viboral, conocida por su arraigada cultura y tradición, se encuentra conmocionada ante estos actos violentos que empañan la tranquilidad de la región. Familiares y allegados de las víctimas han expresado su dolor e impotencia, exigiendo justicia y que se evite la impunidad en estos crímenes. Por su parte, las autoridades locales han intensificado la vigilancia en las zonas afectadas y reiteraron su compromiso de reforzar la seguridad en el municipio para prevenir nuevos hechos de violencia.
Mientras tanto, los habitantes esperan respuestas y acciones concretas de las autoridades para frenar la creciente inseguridad en su comunidad. Este lamentable episodio resalta la urgencia de fortalecer las estrategias de prevención y respuesta ante el crimen en zonas que, aunque tradicionalmente tranquilas, están siendo afectadas por un aumento en los índices de violencia.
A.U.