Quito, 16 abril.- La Asamblea Nacional (Parlamento) de Ecuador entregó este viernes una condecoración de reconocimiento cultural al cantón Píllaro, en la provincia andina de Tungurahua, célebre por sus diablos de año nuevo, los danzantes de San Andrés, la «Trajería» de Poaló y los «huacos» o curanderos de San Miguelito.
El Legislativo entregó a las autoridades de ese pujante municipio andino la condecoración «General Rumiñahui» al mérito cultural por los «Diablos de Píllaro», una tradición ancestral que recrea el sincretismo religioso del choque de la cultura occidental y la cosmovisión andina.
También llamada «Diablada Pillareña», este festejo tiene lugar en las calles de Píllaro los seis primeros días de cada año, cuando cientos de sus habitantes se visten para la ocasión, algunos de ellos con pesadas caretas con imágenes de diablos, con la que ahuyentan las malas energías y abren espacio al gozo humano.
La entrega de este reconocimiento es una iniciativa de la legisladora Lira Villalba, representante de Tungurahua, quien ha destacado el aporte cultural de esta tradición que guarda relación y similitud con el famoso carnaval de Oruro, en Bolivia.
La «Diablada Pillareña» convoca cada año a miles de turistas nacionales y extranjeros, encantados con la fascinación de las máscaras que, más que temor, esconden «alegría y pasión», según comentó a Efe John Sánchez, gestor cultural de Píllaro.
Esta celebración ha sido reconocida por la Asamblea por ser considerada una «acción relevante» en beneficio y progreso del país, según se señala en el acuerdo que da paso al reconocimiento.
Asimismo, el Legislativo ecuatoriano ha reconocido también a otras manifestaciones culturales de Píllaro como «Los danzantes de San Andrés», que se presentan en el festejo del «Corpus Cristi», en junio, cuando también se celebra el «Inty Raimy» o «Fiesta del Sol», en quichua.
«Los danzantes de San Andrés» van sobre zancos y llevan en sus cabezas máscaras diseñadas con monedas, lo que les vuelve «únicos» en el entorno festivo de los Andes, comentó Sánchez, quien también destacó la expresión «Huacos de San Miguelito», chamanes o curanderos callejeros.
Ellos van de blanco y en una mano llevan un cuerno de venado y una campana, mientras que en la otra una rama de «chonta», una palmera de la Amazonía, con la que curan a los transeúntes por las calles.
«La trajería de Poaló», que tiene lugar en la parroquia de ese mismo nombre, tiene quizá 150 años de existencia y, según Sánchez, algunos historiadores la ubican como precursora de la representación actual de la «Diablada Pillareña».
Esta celebración, que coincide con la Navidad, es una típica danza andina, vistosa por sus trajes y la cadencia de sus danzantes que bailan al ritmo de una banda de pueblo. EFE
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