Washington, 16 abr – Una vez más, Estados Unidos se levantó este viernes impactado por un tiroteo, en este caso en Indianápolis (Indiana), donde ocho personas murieron y cinco resultaron heridas después de que un hombre armado abriera fuego antes de quitarse la vida, en un suceso sobre el que todavía se desconocen los motivos.
Alrededor de las 23.00 hora local del jueves (03.00 del viernes GMT) el atacante comenzó a disparar a quemarropa en un almacén de la empresa de servicios postales FedEx, situado cerca del aeropuerto de Indianápolis.
A su llegada al lugar, la policía encontró a cuatro de los fallecidos fuera del centro y a otros cuatro en su interior.
«Cuando los agentes llegaron se encontraron con una escena del crimen caótica y activa, hallaron varias víctimas -heridos y varias víctimas fallecidas-, así como al sospechoso muerto aparentemente por una herida de arma que se autoinfligió», dijo el subdirector de Investigaciones de la Policía de Indianápolis, Craig McCartt, en una rueda de prensa este viernes.
A través de las entrevistas con testigos, las autoridades han averiguado que el sospechoso llegó al lugar en un vehículo y que empezó a disparar indiscriminadamente en el aparcamiento del almacén para más tarde entrar en el local antes de quitarse la vida.
En el lugar había en ese momento unas cien personas, muchas de ellas en pleno cambio de turno o en su descanso para cenar.
DEMASIADO «PREMATURO» PARA HABLAR DE MOTIVACIONES
El agresor «no tuvo ninguna confrontación con nadie, ninguna discusión, simplemente comenzó a disparar indiscriminadamente», afirmó McCartt.
Por el momento, las autoridades consideran que es demasiado «prematuro» para hablar de los motivos del sospechoso, que ha sido identificado como Brandon Hole, un exempleado de FedEx, de 19 años, que trabajó en ese almacén hasta otoño de 2020.
McCartt agregó que desconocen las razones por las que el atacante dejó de trabajar para FedEx y subrayó que las autoridades han hallado «un par de informes policiales», uno del año pasado y otro «posiblemente» de 2018, en los que aparece Hole.
Un comunicado del FBI, citado por el canal CNN, reveló que Hole estuvo en el pasado recluido temporalmente en un centro de detención psiquiátrico y que se le incautó un arma de fuego en aquel entonces.
Su madre declaró al FBI en marzo de 2020 que su hijo podría intentar suicidarse comportándose de manera amenazante para hacer que las fuerzas de seguridad lo tuvieran que abatir.
Hole fue interrogado un mes después por el FBI, que no vio en él ningún «extremismo violento con motivación racial» ni halló que hubiera cometido ningún delito, aunque no se le devolvió el arma que le habían decomisado.
El sospechosos llevaba un rifle automático durante el suceso de este jueves, contó uno de los testigos, Levi Miller, que se encontraba dentro del almacén, a la cadena de televisión NBC.
Miller, empleado de FedEx, estaba comiendo con unos compañeros cuando oyó lo que parecían ser unos disparos dentro del edificio.
Al principio pensó que era el motor estropeado de un vehículo, pero cuando oyó seis disparos y luego otros diez, se levantó y vio la figura de un hombre que estaba disparando «en direcciones arbitrarias», al tiempo que profería gritos, aunque no entendió lo que decía.
La Policía de Indianápolis no ofreció detalles sobre el tipo de arma empleada y McCartt se limitó a indicar que el sospechoso utilizó un rifle.
UNA VEZ MÁS SE REABRE EL DEBATE SOBRE LAS ARMAS
Este incidente ha vuelto a abrir por enésima vez el debate sobre un mayor control de las armas de fuego en EE.UU. y este viernes muchos demócratas alzaron su voz para instar al Senado a que apruebe una nueva legislación.
En concreto, se referían a una propuesta que ya ha recibido la luz verde de la Cámara Baja y que permitiría ampliar la verificación de los antecedentes penales de los compradores en las transacciones entre particulares.
Así se expresó el presidente del país, Joe Biden, quien exigió a la Cámara Alta en un comunicado que refuerce el control de las armas de fuego y deje de «aceptar» un tipo de violencia que «se ha convertido en algo demasiado normal» y causa 106 víctimas mortales al día en EE.UU.
«La violencia armada es una epidemia en Estados Unidos, pero no debemos aceptarla, debemos actuar», exhortó.
Y recordó que la semana pasada ya pidió al Congreso que aprobara «leyes de sentido común para prevenir la violencia armada», como el refuerzo del sistema de verificación de antecedentes de los compradores de armas y «una prohibición de las armas de guerra y los cargadores de alta capacidad».
El mandatario ha ordenado que las banderas de los edificios públicos ondeen a media asta en memoria de las víctimas en Indianápolis.
Este incidente es el quinto tiroteo con múltiples víctimas del país en las últimas semanas. El ocurrido el 22 de marzo en un supermercado de Colorado, con 10 muertos, fue el que más fallecidos ocasionó.
A pesar de la pandemia que obligó a muchos estadounidenses a quedarse en casa, el año 2020 fue el que más víctimas mortales ha acumulado por violencia armada en las últimas dos décadas.
La ONG Amnistía Internacional (AI) insistió este viernes en la necesidad de reformar con «sentido común» la legislación en EE.UU. para restringir el uso de armas de fuego.
Es prácticamente imposible que las medidas legislativas para un mayor control de este tipo de armamento salgan adelante en el Senado, donde los demócratas -el partido del presidente- tienen una mayoría tan estrecha que necesitarían convencer a al menos diez republicanos para aprobarlas.