Adís Abeba, 30 junio.- Estados Unidos cree que el alto el fuego declarado este lunes por el Gobierno de Etiopía en la región norteña de Tigray podría ser un «paso positivo» si da lugar a «cambios sobre el terreno para poner fin al conflicto».
En un comunicado publicado hoy por la Embajada de EEUU en Etiopía, el portavoz del Departamento de Estado, Ned Price, subrayó que la tregua debe servir para «detener las atrocidades y permitir la asistencia humanitaria sin obstáculos».
«Instamos a todas las partes a que se comprometan con un alto el fuego inmediato, indefinido y negociado, a fin de poner fin a la violencia, restaurar la estabilidad en Tigray y crear un contexto para un diálogo inclusivo que preserve la unidad, la soberanía y la integridad territorial del Estado etíope», afirmó Price.
EEUU pidió, una vez más, la retirada «inmediata y verificable» de Tigray de todas las fuerzas de la vecina Eritrea, que apoyan al Ejército etíope frente a los rebeldes tigriñas, un paso «necesario para un alto el fuego eficaz y sostenible y de conformidad con el compromiso de marzo del Gobierno etíope para hacerlo».
Asimismo, Washington consideró como «principal prioridad» abordar la «terrible situación humanitaria» y ofreció ayuda para «acelerar la entrega de asistencia alimentaria que salva vidas, incluidas las aproximadamente 900.000 personas que probablemente ya están sufriendo condiciones de hambruna».
En ese sentido, Price urgió al Gobierno etíope a «restablecer inmediatamente los servicios de telecomunicaciones en Tigray y permitir la libertad de movimiento sin obstáculos y garantizar la seguridad del personal de las organizaciones humanitarias».
El pasado 23 de mayo, EEUU impuso restricciones de visados a funcionarios gubernamentales actuales y anteriores de Etiopía y Eritrea, a miembros de las fuerzas de seguridad y a otras personas por su presunto papel en socavar la resolución del conflicto.
El Gobierno de Etiopía anunció el lunes un «alto el fuego unilateral humanitario» en Tigray después de que la administración interina regional -impuesta por Adís Abeba- solicitara un cese de las hostilidades.
El Ejército etíope abandonó el lunes Mekele, la capital regional, después de que tomaran la ciudad las fuerzas rebeldes tigriñas, que este martes confirmaron el «completo control» de la urbe.
El conflicto estalló el pasado 4 de noviembre después de que el Gobierno central atacara al Frente Popular de Liberación Tigray (FPLT), entonces partido gobernante en la región, en represalia por una agresión de fuerzas tigriñas a una base del Ejército federal.
El primer ministro etíope, Abiy Ahmed, cantó victoria sobre las fuerzas tigriñas a finales de noviembre después de que el Ejército federal tomara Mekele, pero la guerra siguió pese a los llamamientos de la comunidad internacional a un cese de las hostilidades.
Desde el inicio del conflicto, miles de personas han muerto, cerca de dos millones se han visto desplazadas internamente en la región y al menos 75.000 etíopes han huido al vecino Sudán, país fronterizo con Tigray, según datos oficiales.