*Por Luis Ernesto Olave
A propósito del #NuestroEjércitoSeRespeta que surge como queriendo tapar el sol con un dedo, después de que el país conociera varias irregularidades al interior del ejército, como: lo expuesto en el documental “Operación Jaque. Una Jugada No tan Maestra” de Gonzalo Guillen, en donde queda al descubierto la manipulación de la información al interior del ejército; luego la violación de la niña Embera y el ocultar la información de la violación de otra niña indígena; además de intentar desmentir la forma en que alrededor de los batallones en territorios Afro e Indígenas se mueven redes de prostitución infantil con la participación de miembros de las fuerzas armadas; sumado a esto retirar del ejército al suboficial que denunció la violación de la niña Embera, en lugar de condecorarlo. Todo esto ha desencadenado una serie de denuncias que evidencia que el ejército se empeña más en ocultar sus fallas que en corregirlas.
Aquí surge una más de las múltiples irregularidades del ejército. El 13 de junio de 2020, saca un comunicado de prensa informando a la opinión publica de un incendio en el puesto de control fluvial sobre el río Quito en el departamento del Chocó, muy cerca a Quibdó, y asegurando que solo hubo perdidas materiales; pero lo que nunca dijo fue que clase de material se perdió en el incendio y tampoco dice las causas del incendio.
La realidad es que a las 3:10 am el soldado Julio Iván Gallego, le pone gasolina a su colchón y le prendió fuego dentro de la instalación del alojamiento donde dormían sus otros compañeros, quienes lograron escapar de las llamas, sin darles tiempo de sacar nada, pero qué hay una instalación militar además de los colchones y el equipo de campaña de los soldados y por qué no fue reportado en el comunicado de prensa del ejército, esto es el armamento, el que también sufrió grandes daños en el incendio y que por las fotografías que nos llegaron de fuentes internas que hacen parte del ejército y dicen estar cansados de la forma en que ocultan todo lo que hacen, muestran más de 20 fusiles quemados a medias y que fueron rescatados durante el incendio, fotografías que fueron enviadas junto con un informe al General Comándate de la Fuerza de Tarea Conjunta Titán.
Al día siguiente del incendio se desplazó al puesto de control militar el Mayor Ejecutivo y segundo comandante de la Brigada 15 a verificar la situación y también ocultó a la opinión la perdida de los fusiles. Que hoy no se sabe realmente el estado de estos ni su disposición final. Será que los tiraron al río, los vendieron como chatarra a los paramilitares, o los dejaron para hacer un monumento a los violadores del ejército. Son mis dudas personales conociendo el territorio y todo lo que pasa en el Chocó.
Con todo esto surge una preocupación más. ¿Qué les hace el Ejército a los soldados para que incendien un puesto de control con más soldados durmiendo y para que violen o prostituyan niñas afro e indígenas? Definitivamente si el Ejército quiere respeto debe ganarlo con ejemplo y no imponerlo a la fuerza.
Tomado de La Nueva Prensa
