Medellín, 10 junio de 2021.- Ocho de la noche. El martes 8 de junio de 2021, mientras el alcalde de Medellín, Daniel Quintero Calle, terminaba de observar plácidamente en las graderías del estadio Metropolitano de Barranquilla el partido Colombia vs. Argentina, por la octava jornada de las Eliminatorias al Mundial de Qatar 2022, en el centro de Medellín era asesinado un hombre de entre 20 y 25 años de edad.
Según el informe oficial, se presentó una riña en el barrio Colón, de la comuna 10, Candelaria, de la que salió mal librado este ciudadano. La Policía capturó a dos sujetos de 21 y 25 años involucrados en este hecho de sangre.
Ese día fueron asesinadas cinco personas en Medellín: Una persona sin identificar, de entre 30 y 35 años, a bala, en el corregimiento San Cristóbal; Carlos Arnulfo Gaviria Ocampo, de 73 años de edad, en el barrio Los Mangos, de la comuna 8 Villa Hermosa, con arma cortopunzante; Rocío Elena de la Cruz Ríos Gómez, de 68 años de edad, en el barrio La Gloria, de la comuna 16 Belén, con arma cortopunzante; y un hombre no identificado de entre 20 y 25 años, en el barrio Girardot, de la comuna 5 Castilla, por arma de fuego; además del caso del centro de la ciudad.
Significa esto que los asesinatos aumentaron un 175 % en Medellín si comparamos el tiempo comprendido entre el 1 y el 8 de junio del año 2020 (4 homicidios) y el mismo periodo del presente año (11 homicidios). Tres hombres y una mujer fueron asesinados en ese lapso de tiempo hace un año, mientras que, en el presente, diez hombres y una mujer. Son siete casos más en este 2021. Lamentable y preocupante.
El aumento considerable en los homicidios y la criminalidad demostraría que la Policía Metropolitana del Valle de Aburrá (MEVAL) estaría más enfocada en reprimir las protestas sociales -que mayoritariamente son pacíficas- y muy poco le estaría importando la seguridad urbana.
Precisamente ese martes 8 de junio, día en que el alcalde Daniel Quintero estuvo en el estadio Metropolitano, se dio la reapertura económica en la capital antioqueña: sin pico y cédula ni toque de queda y la promesa de retomar la realización de eventos como el Festival Internacional de Tango, la Feria de las Flores, Colombiamoda y Colombiatex, entre otros. Fecha trascendental en la muchos consideran que el mandatario local debió estar en Medellín, al frente del desarrollo de la reactivación, de la vacunación por Covid 19, de la economía. Pero no fue así.
Posteriormente el alcalde de la ciudad dio explicaciones y se disculpo en la red social Twitter, además anunció, “En cualquier caso, pido disculpas y asumiré costos del desplazamiento y viáticos de mi bolsillo”.
Sin embargo, no se puede olvidar que al frente de la seguridad quedó el comandante de la Policía, brigadier general Pablo Ferney Ruíz Garzón, oficial que al parecer no ubica como prioridad la seguridad de la ciudad metropolitana y menos aún recibe con agrado las instrucciones que imparte el alcalde de Medellín quien sería el jefe de la Policía, aunque en la realidad no es así, el comandante de la Policía solo acata las ordenes que emanan de la Dirección General de esa institución.
Aumenta la inseguridad en Medellín
Como lo hemos manifestado constantemente en Análisis Urbano, la inseguridad no es un asunto menor, simple estadística, mera percepción. Reconocemos la labor que realizan las autoridades en Medellín, pero también tenemos que decir que no es suficiente. Es eficaz, pero no eficiente. Hay capturas, incautaciones, pero estas no han acabado con el problema porque no atacan la raíz, el origen. Se destruye un laboratorio, pero los bandidos construyen dos; cae un cabecilla y al minuto ya está su reemplazo; ocupan bienes con fines de extinción de dominio y los criminales ya compraron o arrebataron a gente de bien otros inmuebles para comercializar sus estupefacientes.
Un ejemplo de ello es el siguiente. En los últimos días de marzo de este año, la Dirección Especializada de Extinción del Derecho de Dominio de la Fiscalía anunció que impuso medidas cautelares de embargo, secuestro y suspensión del poder dispositivo de bienes ubicados en Medellín y que estarían al servicio de las redes de tráfico de estupefacientes al menudeo y que pertenecerían específicamente a la organización de Hernán Alirio Monsalve García, alias el “Viejo” o el “Cucho”, señalado cabecilla de la red delincuencial Picacho, que recibe apoyo de la banda la Terraza, al mando de las plazas de vicio en el centro de Medellín.
Esas plazas de vicio están ubicadas en Rojas Pinilla, El Victoria, El Amarillo, El Titanic, Anfitrión o Calle del Pescado, Zea, Perú con Carabobo y El Chorizo, sectores de los barrios Estación Villa, Villanueva, Candelaria y San Benito, de la comuna 10, Candelaria.
Entre los bienes se encuentran 29 inmuebles, 28 vehículos (entre ellos una flota de taxis de la Terraza) y tres establecimientos de comercio, todos avaluados aproximadamente en $20.000.000.000. También les fueron incautados bienes en Envigado, Bello, Frontino y Puerto Valdivia en Antioquia.
El ente acusador añadió que entre los bienes incautados, 15 están a nombre de jefes de una estructura criminal que tiene nexos con presuntos disidentes del frente 18 de las Farc. Aseguran las autoridades que las disidencias de las Farc, así como integrantes del ELN, están en Medellín y ya dominan estructuras urbanas y plazas de vicio.
Los ilegales ya tienen a sus abogados tratando de salvar estos bienes, mientras su negocio opera en otras viviendas bajo la modalidad de arriendo, testaferrato o extinción con fines criminales. Entre tanto, los mandos medios en el centro se dan bala entre ellos, como ocurrió el sábado 6 de marzo en horas de la noche, cuando se enfrentaron a tiros de pistola (con supresor) alias el Rolo y alias Lágrima. Seis personas resultaron heridas. Ocurrió en la calle 54 entre carreras 52 y 53, Plaza Rojas Pinilla. Los integrantes de las Convivir siempre han estado al mando en ese sector, tanto que después de un tiroteo como ese no pasa nada. El problema no acabó.
Otro ejemplo es la supuesta captura de alias “Falcon” o “Andrea” el pasado 7 de mayo en la operación San Mateo, de la campaña Agamenón 2. Su nombre de pila es Juan José Valencia Zuluaga, señalado líder de las AUC o Clan del Golfo, socio de alias Otoniel y quien es defendido en el proceso en su contra por el exfiscal Mario Iguarán, un peso pesado del derecho.
En su condominio de la vereda Llanogrande, Rionegro, Antioquia, le fueron hallados fusiles, subametralladoras, pistolas, revólveres y escopetas. Además de lujosos autos y motocicletas.
Aunque lo investigan por ser el presunto responsable de las rutas de exportación de cocaína hacia Estados Unidos y Europa desde Cartagena y Barranquilla, Análisis Urbano conoció que apoyaba a diferentes combos en Medellín, en la comuna 6, Doce de Octubre.
Alias “Andrea” o “Falcon” fue subordinado de José Aníbal Granda, alias “Harry”, ya capturado, y fue designado por el Estado Mayor de las AUC para asumir el control en el Caribe junto con alias “Felipe”, otro cabecilla, quien dirige la estructura Erlín Pino Duarte de las AUC.
El ministro de Defensa, Diego Molano, se atrevió a compararlo con narcos de la época de Pablo Escobar y los Rodríguez Orejuela.
Decimos supuesta captura, porque fuentes cercanas a Análisis Urbano aseguran que alias “Andrea” o “Babalao” se entregó a las autoridades porque sus antiguos socios lo estarían buscando para un ajuste de cuentas.
En su reemplazo, Dairo Antonio Úsuga David, alias Otoniel, ya tiene a un hombre conocido con el alias de “el Sobri”. El problema tampoco acabó ahí.
Para concluir, entre el 1 de enero y el 9 de junio de 2020 se cometieron 164 homicidios en Medellín. En igual periodo de este 2021 van 180 asesinatos, un aumento del 10 %. Son 16 homicidios más que demuestran que la pandemia no detuvo a la muerte violenta. Y que la seguridad va de mal en peor en Medellín.