Naciones Unidas, 16 julio.- El aumento del número de ataques contra cooperantes en distintos países centró este viernes una sesión especial del Consejo de Seguridad de la ONU, donde las potencias prometieron trabajar para aumentar la protección de los trabajadores humanitarios en un momento en el que su labor es más necesaria que nunca.
Lo que ocurre actualmente es una «reducción sin precedentes del espacio humanitario», con «ataques de toda índole que se multiplican», según denunció el ministro francés de Exteriores, Jean-Yves Le Drian, que encabezó la reunión.
La cita, una de las grandes prioridades de la presidencia de turno francesa del Consejo de Seguridad, llevó a Nueva York a los cancilleres de varios Estados miembros como México, Kenia y Túnez, que subrayaron su preocupación por la situación que viven los cooperantes en muchos países en conflicto justo cuando más hace falta la ayuda.
«Jamás hemos necesitado tanta solidaridad internacional como ahora ante la proliferación de crisis y el recrudecimiento de la brutalidad», aseguró Le Drian.
En la misma línea, el canciller mexicano, Marcelo Ebrard, recordó que la labor del personal humanitario es vital para la supervivencia de millones de personas en zonas de conflicto
«Su trabajo no solo es admirable, sino necesario, diría yo indispensable para la construcción de la paz. Por tanto, asegurar el acceso humanitario sin obstáculos es fundamental», insistió Ebrard.
CRECE EL PELIGRO
Según Naciones Unidas, los incidentes de seguridad para las organizaciones humanitarias se han multiplicado por diez en los últimos veinte años y actualmente la situación es especialmente preocupante en focos como Afganistán, Yemen o en Tigray.
El reciente asesinato en esa región de Etiopía de la cooperante española María Hernández y de dos compañeros etíopes que trabajaban junto a ella para Médicos Sin Fronteras fue uno de los episodios más mencionados en el debate de hoy como ejemplo de los riesgos a los que están expuestas las labores de ayuda.
La vicesecretaria general de la ONU, Amina Mohammed, recordó que ese fue el último de una serie de ataques que han costado la vida a 12 trabajadores humanitarios en Tigray desde que empezó el actual conflicto el pasado mes de noviembre.
Mohammed puso también sobre la mesa el preocupante número de agresiones contra sanitarios en zonas de conflicto, con 568 incidentes registrados en lo que va de año y 114 muertes de profesionales y pacientes.
Lucile Grosjean, de Acción contra el Hambre, denunció que la «impunidad» es lo que está alimentando los ataques y pidió al Consejo de Seguridad más trabajo en ese ámbito, asegurando que cuando los sistemas nacionales no ofrecen justicia, se recurra a los mecanismos internacionales para perseguir a los responsables.
INTERFERENCIAS Y MANIPULACIÓN
Además de sufrir ataques, las organizaciones humanitarias se están viendo cada vez más afectadas por las interferencias de Gobiernos y grupos armados, que buscan usar la asistencia internacional para beneficio propio o castigar sin ella a los civiles de zonas controladas por sus rivales.
Según la ONU, estas entidades notifican «intentos cada vez más frecuentes de interferir en su selección de beneficiarios o socios» y una presión mayor cuando negocian con grupos armados para asegurar la entrega de ayuda a quien la necesita.
«Algunas legislaciones antiterroristas pueden incluso criminalizar las actividades humanitarias y médicas», denunció Mohammed, que subrayó que «politizar la acción humanitaria» acaba con la confianza de las comunidades y, al final, impide la entrega de asistencia necesaria.
El director general del Comité Internacional de la Cruz Roja, Robert Mardini, defendió que el «acceso es más que permitir a los humanitarios trabajar», sino que supone «asegurar que las personas y comunidades afectadas por conflictos puedan recibir lo que necesitan de una forma segura y digna».
APLICAR LAS NORMAS
De la reunión no se esperaban nuevas medidas, más allá de un compromiso político por parte de los países del Consejo de Seguridad para tratar de hacer más en este ámbito, que reiteraron todos los miembros.
Muchos de los intervinientes subrayaron que el problema no es la ausencia de normas, con una Ley Humanitaria Internacional muy clara, sino la falta de aplicación.
La ONU, por su parte, pidió a los Gobiernos trabajar en áreas como la formación de sus fuerzas armadas para que conozcan esas disposiciones, la investigación y persecución de los ataques, las facilidades para que las organizaciones humanitarias puedan tratar con grupos armados, la inclusión de provisiones claras en las leyes antiterroristas para que sus operaciones no se vean afectadas o el uso de la influencia que el Consejo de Seguridad puede tener para detener los ataques contra escuelas y hospitales.
Mohammed, por otra parte, apuntó que la organización tiene previsto crear un puesto de asesor especial para la protección del espacio y acceso humanitario.
Mario Villar