Sídney (Australia), 15 abr – Brenton Tarrant, autor del ataque supremacista perpetrado en 2019 en Nueva Zelanda, que mató a 51 musulmanes, pidió una revisión de las condiciones de su encarcelamiento y su estatus de terrorista, pero no se presentó en la vista fijada para este jueves en el Tribunal Superior.
Tarrant, sentenciado en agosto pasado por 51 cargos por asesinato, 40 por tentativa de asesinato y uno de terrorismo, iba a asumir su defensa en la vista preliminar en la ciudad de Auckland, en donde está recluido en una celda solitaria de una prisión de máxima seguridad.
Sin embargo, el australiano, de 30 años, se quejó de la falta de acceso a los documentos vinculados a su caso y expresó durante la mañana del jueves a las autoridades penitenciarias su deseo de que se aplace la vista, según informó la cadena local TVNZ.
En la vista, el juez Geoffrey Venning señaló que Tarrant, quien debía confirmar hoy que asumía su defensa, solicitó en una carta enviada el 27 de febrero pasado que se revise su estatus como «entidad terrorista» y el acceso a correspondencia y noticias, agregó la fuente.
El Tribunal afirmó que esta petición no afectará a la sentencia impuesta contra Tarrant por los cargos criminales ni por terrorismo.
Al ser informada del recurso legal interpuesto por Tarrant, Rosemary Omar, cuyo hijo Tariq Omar murió en el ataque, dijo la víspera a Radio New Zealand que le resultó duro asumir esta noticia, que se da en pleno ayuno sagrado del Ramadán, que dura un mes.
Tarrant asaltó el 15 de marzo de 2019 con armas semiautomáticas y de tipo militar las mezquitas de Al Noor y Linwood, en la ciudad de Christchurch, y disparó a quemarropa contra los musulmanes, entre ellos niños y ancianos, que se encontraban dentro de estos lugares para su tradicional oración de los viernes.
El atacante, quien había publicado su ideario supremacista en las redes sociales, también transmitió en directo parte de estas acciones que motivaron después una reforma de la ley de tenencia de armas en Nueva Zelanda.
En diciembre pasado, el gobierno de Nueva Zelanda reconoció que se cometieron fallos antes del atentado, entre ellas una atención «casi exclusiva» al terrorismo islámico en detrimento del seguimiento de los individuos y grupos supremacistas.