Tapachula (México), 27 dic- El avance de la caravana de más de 6.000 migrantes presionó este miércoles al Gobierno mexicano durante la visita de una delegación estadounidense liderada por el secretario de Estado, Antony Blinken, para abordar el repunte migratorio con el presidente, Andrés Manuel López Obrador.
Este grupo, que partió en Nochebuena con casi 10.000 personas como la caravana más numerosa del año, ha avanzado unos 70 kilómetros desde Tapachula, en la frontera sur de México, a Escuintla, municipio del estado de Chiapas.
Los indocumentados y activistas acompañantes exigieron diálogo con el Gobierno de México, que este miércoles recibió a una delegación de Washington conformada por Blinken; el secretario de Seguridad Nacional, Alejandro Mayorkas, y Elizabeth Sherwood-Randall, asesora de Seguridad Nacional de la Casa Blanca.
Ante el encuentro, el coordinador del Centro de Dignificación Humana (CDH), Luis Rey García Villagrán, quien acompaña la caravana, expresó que la frontera sur «no es el patio trasero de nadie» y que los migrantes «no son moneda de cambio».
“No creemos que haya un beneficio (por la reunión), creemos que debe haber un razonamiento y una razón humana para mitigar esta problemática, que es este éxodo de la pobreza», indicó a EFE.
El hondureño José Carlos, quien carga a su hijo en brazos en Escuintla, pidió a ambos Gobiernos dejarlos migrar de manera legal porque son personas que huyen de la miseria, de las pandillas y lo que buscan es trabajar para sostener a su familia.
“Que se pongan de acuerdo los dos países entre México y Estados Unidos, los presidentes Joe Biden y López Obrador, que nosotros no aguantamos la pobreza y por eso salimos de ahí», manifestó el centroamericano.
«Que se pongan la mano en la conciencia porque somos pobres y gente trabajadora, no andamos haciendo desmadre (desorden) y nada de eso, vamos a trabajar, a echarle ganas. Si ellos llegan a un acuerdo para beneficiarlos, sería bueno”, agregó.
El flujo migratorio no cesa
El grupo avanza mientras este diciembre se registran cifras históricas de personas que buscan entrar a Estados Unidos en la frontera con México, donde la Oficina de Aduanas y Protección Fronteriza estadounidense (CBP, en inglés) confirmó el martes la llegada de más de 2,2 millones de migrantes de enero a noviembre.
De los 10.000 migrantes que comenzaron su camino el domingo pasado, se han dispersado en varios grupos en los municipios de Mapastepec, Pijijiapan y Arriaga, pero el grueso de unos 6.000 están en Escuintla.
El activista mexicano de CDH avisó que este jueves el grupo más numeroso caminaría durante la madrugada con destino a Mapastepec, por lo que recorrerían otros 35 kilómetros y harían un plantón por un periodo de 24 horas para que el Instituto Nacional de Migración (INM) los atienda.
Sin una respuesta positiva del Gobierno mexicano, seguirán caminando en este grupo, al que bautizaron ‘Éxodo de la pobreza’, hasta abandonar Chiapas rumbo al norte del país.
Migrantes vulnerables
Dentro de la caravana avanza Jonás Sosa, un migrante venezolano que forma parte de unas 700 personas de grupos vulnerables que podrían obtener una visa por razones humanitarias de México por su discapacidad.
“Ya es hora de que nos tomen atención a nosotros, a las personas con discapacidad, están viendo el esfuerzo tan grande que estamos haciendo, caminando tantos kilómetros con nuestra discapacidad para llegar hasta aquí», indicó a EFE.
El suramericano, quien viaja con sus hijos y su esposa, salió de Tapachula apoyado de sus muletas, pero comentó que ya no soporta caminar más kilómetros por sus prótesis que lo han debilitado.
«Yo al menos ya no aguanto a caminar más, quisiera que nos ayudaran y se pongan la mano en el corazón, por favor, la gente de Migración y del Gobierno, los que tienen la capacidad para ayudarnos”, dijo.
EFE