Bruselas, 28 septiembre.– El Banco Central Europeo (BCE) está listo para ajustar sus medidas por la pandemia, incluido su billonario programa de compra de activos, si es necesario para hacer repuntar la inflación y ante la incertidumbre sobre la recuperación en la eurozona.
Así se lo transmitió la presidenta del emisor europeo, Christine Lagarde, a los eurodiputados de la Comisión de Asuntos Económicos de la Eurocámara en una comparecencia por videoconferencia.
«La recuperación sigue siendo incompleta, incierta y desigual», dijo Lagarde, señalando que pese al repunte del consumo y la inversión empresarial, tanto consumidores como empresas siguen siendo cautos sobre las perspectivas.
La fortaleza de la recuperación, afirmó, depende en gran medida de la evolución de la pandemia y del éxito de las medidas de contención, y la crisis sanitaria «seguirá pesando en la actividad económica y plantea un riesgo a la baja para la previsión económica».
Las últimas previsiones económicas del BCE proyectan que el producto interior bruto (PIB) de la eurozona caiga un 8 % este año y vuelva a crecer en 2021, un 5 %, y en 2022, un 3,2 %, teniendo en cuenta ya la posibilidad de nuevas restricciones.
El agudo declive de la economía en la primera parte del año ha pesado sobre la tasa de inflación, que se situó en el -0,2 % en agosto, y Fráncfort augura que siga en negativo en los próximos meses por la caída de los precios de la energía, la mayor fortaleza del euro y una reducción temporal del IVA en Alemania.
El BCE calcula que la inflación cerrará 2020 en el 0,3 % y aumentará al 1 % en 2021, todavía muy por debajo de su objetivo, que es llevarla a una cota próxima pero inferior al 2 %.
«RECALIBRAR» LAS COMPRAS DE ACTIVOS
En este contexto, Lagarde aseguró que el Consejo de Gobierno del BCE «sigue estando listo para ajustar todos sus instrumentos, como sea apropiado, para asegurar que la inflación se mueve hacia su objetivo de modo sostenido».
El BCE, explicó, «evaluará cuidadosamente» toda la información que le llegue en las «próximas semanas», incluyendo sobre la evolución del tipo de cambio, para decidir qué pasos seguir.
Entre las opciones está «recalibrar» el programa de compra de activos por la pandemia, cuyo volumen se amplió en junio a los 1,35 billones de euros, y que se mantendrá «al menos hasta 2021 y, en todo caso, hasta que el Consejo de Gobierno juzgue que la fase de crisis del coronavirus ha terminado».
Lagarde destacó que este programa ha sido muy útil para evitar la fragmentación en el mercado europeo y que «si es necesario» lo usarán de nuevo con «el grado de flexibilidad que sea necesario para responder a la situación».
«Claramente estamos lejos del objetivo que tenemos (…) y no somos complacientes sobre ello, pero hemos demostrado que cuando se trata de recalibrar nuestros instrumentos, cambiar su foco, aumentar su tamaño, estamos siempre listos para hacerlo a fin de cumplir nuestro mandato», dijo.
APOYO FISCAL Y REFORMAS ESTRUCTURALES
Lagarde subrayó, no obstante, que aunque la política monetaria del BCE «seguirá siendo acomodaticia en respuesta a las circunstancias excepcionales», es «absolutamente necesario» que los Estados sigan prestando un apoyo fiscal «sostenible» y «continuado» a sus economías.
«No estamos todavía fuera de peligro, la recuperación tiene que rodar, no estancarse. Si el apoyo fiscal que se ha puesto en marcha se retirase, se ralentizase, se restringiese o hubiese un gran debate en este momento, creo que sería contraproducente», dijo.
La presidenta del BCE alentó también a llevar a cabo «reformas estructurales», que «con frecuencia son mejor implementadas en momentos de crisis», en particular en el contexto del Fondo de Recuperación que pondrá en marcha la UE.
Lagarde instó a usar este fondo, dotado con 750.000 millones, para potenciar el crecimiento a largo plazo.
MÁS TRANSPARENCIA
En otro orden de cosas, la exministra francesa anunció que el BCE publicará a partir de ahora las opiniones de su Comité de Ética en casos de conflictos de interés o sobre los empleos ofrecidos a antiguos miembros de la directiva del emisor europeo.
Se trata de una medida de «transparencia» que complementa el código de conducta puesto en marcha por la institución para sus altos cargos.
EFE