Washington, 4 de noviembre de 2022 – El Banco Interamericano de Desarrollo (BID) irá a la COP27 con el objetivo de reducir los costes de capital de las inversiones en energías renovables, explicó a EFE el director de Cambio Climático del BID, Graham Watkins, en una entrevista este viernes.
Watkins, que estará en Egipto para participar en la vigesimoséptima Conferencia de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático y se desarrollará del 6 al 18 de noviembre, se mostró confiado en que reducir barreras a la inversión verde es uno de los mejores caminos para estimular la transición energética en la región.
«Si quieres hacer energía renovable pero te cuesta el capital más en un país que en otro, al final tu generación de energía va a ser más costosa. Menor coste de capital, tu energía va a ser menos costosa», explicó el experto.
Uno de los ámbitos más prometedores para Watkins, y algo en lo que el BID está trabajando, es en la implantación de una especie de mezcla entre los bonos verdes y los de uso sostenible del terreno («sustainable land bonds»).
Esta herramienta permitiría avanzar la inversión de un país en ámbitos como la reducción de emisiones o la protección de la biodiversidad como base para solicitar una reducción del coste de capital en un proyecto que esté alineado con esos objetivos.
De desarrollarse, este tipo de herramientas podrían responder a una de las principales reivindicaciones de países como Barbados o Maldivas, que piden cancelaciones de deuda a los organismos financieros internacionales a cambio de invertir en proyectos verdes o de adaptación climática, explicó el experto.
ADAPTARSE AL DESASTRE
Este último punto, el de la adaptación a los efectos del cambio climático, cobra cada vez más importancia ante los continuos fenómenos meteorológicos devastadores, que a menudo se ceban con las poblaciones más vulnerables.
Según Watkins, el BID tiene como prioridad que una parte importante de los miles de millones de dólares que se ha comprometido a dedicar a inversiones verdes vayan destinados a reforzar la resiliencia de las infraestructuras y las comunidades de la región.
En este sentido, adelantó que la institución va camino de dedicar cerca del 40 % de sus inversiones a proyectos climáticos, algo cercano a 7.000 millones de dólares.
Esto supondría mil millones de dólares más de lo invertido en proyectos verdes en 2021.
UNA OPORTUNIDAD ECONÓMICA
Watkins ve la transición energética en América Latina y el Caribe no tanto como una manera de reducir las emisiones globales -la región aporta poco al calentamiento global cuando lo comparamos con las principales economías del mundo- sino como una oportunidad económica.
Esta forma de pensar en la inversión verde, opina, se está viendo en varios países de la zona, que adoptan las políticas climáticas no como una forma de salvar el mundo sino como una cuestión de interés nacional.
En este sentido, Watkins puso en valor los avances de Chile en materia de descarbonización, o los esfuerzos de la República Dominicana para abandonar el carbón, algo que «por motivos económicos, les interesa».
Y es que la bajada en los costes de las energías de los últimos años ha hecho que se conviertan en alternativas mucho más baratas a los combustibles fósiles, algo que da esperanzas a muchos expertos sobre el camino hacia la descarbonización que el mundo necesita.
EFE