Cartagena, 12 de abril de 2024
Escuché a la doctora Luz Stella (Murgas, presidenta de Naturgas) sobre el crecimiento de emisiones de gases de efecto invernadero en Colombia, pero habría que agregar: en el mundo. Lo cual significa que estamos perdiendo la batalla.
Es decir, las cosas hasta ahora hechas en relación con defender la posibilidad de vivir en este planeta todavía no están bien hechas. Hay una falla enorme que tiene como consecuencia la extinción. Y lo estamos viendo en estos días. No es sino salir a la calle, salir un poco de este recinto o estar en Bogotá, simplemente. Bogotá.
Crisis climática en Bogotá
Yo pensé que lo que íbamos a vivir estos meses iba a tener su impacto más grande en una región de las más pobres de Colombia, La Guajira. Que allí, por todo lo que ha acontecido y los problemas de estrés hídrico, un calentamiento como el que estamos experimentando, que tiene dos raíces: natural, la del bajo crecimiento de la temperatura del Océano Pacífico, que es recurrente. Como en Europa es recurrente pasar de un invierno a otra estación; pero también, y lo que lo vuelve más profundo y hace que los inviernos sean más profundos o menos profundos, la crisis climática.
La crisis climática es un acelerador de las condiciones climáticas del mundo. Y pensé mal, que tendríamos una crisis en La Guajira. La crisis está en el corazón de Colombia y donde más vive gente por metro cuadrado: la Sabana de Bogotá y Bogotá.
Tiene una olla hidrológica que es el río Bogotá, hace tiempo superada por el proceso de urbanización. Hoy, en un 70 %, consume aguas de otras cuencas hidrográficas diferentes, en este caso la Orinoquía. El embalse de Chingaza se hizo para eso: para trasvasar una cuenca ajena a otra donde vive la gente, para sustentar un proceso de construcción inmobiliario de hace décadas, en donde se constituyeron fortunas, negocios, que al parecer no son sostenibles.
Aquí es donde entramos en contradicciones. Yo no he dicho mentiras ante ustedes. No he venido aquí a ganar un solo voto. No es tiempo de campaña y tampoco aplausos de los tiempos de Gobierno. Lo que he sido es sincero. Y creo que eso es bueno, antes que nada.
El ejemplo de la Sabana de Bogotá y Bogotá nos demuestra que deberíamos tener algún tipo de análisis ya político. Lo que pasa es que los sitios para hacer el debate político cada vez más disminuyen, los llenan los espacios de la grosería o de la censura, del silencio, de la manipulación. Y eso es lamentable, porque una sociedad así va camino al abismo.
Por lo menos durante lo que va corrido del siglo, la ciudad de Bogotá, por ejemplo, ha mantenido vivo un proyecto político que es el de la expansión urbanística. El de pensar que es desarrollo urbanizar la Sabana de Bogotá. Y ha desconocido el debate científico.
Cuando la política desconoce la ciencia, va camino a la irracionalidad, va camino al fascismo. Cuando la política reconoce la ciencia, pues alumbra el mundo. Se vuelve faro, transforma la existencia y progresa.
Lo poco que hay de ciencia sobre lo que se desarrolla en nuestro propio subcontinente de América del Sur, alrededor de este tema de la crisis climática y de los equilibrios climáticos, nos muestra, por ejemplo, que el 35 % del agua que consumen Bogotá y la Sabana de Bogotá proviene de los llamados ríos voladores, que es la cantidad de vapor de agua que sale de las copas de los árboles en la inmensa masa vegetal de la Amazonía.
Al llegar, por los vientos, a las tierras altas, llamados páramos, un tipo de vegetación la vuelve agua líquida y es el agua que tomamos, en general, los que habitan o habitamos allí: 35 %. ¿Qué pasa si la selva se va separando por la depredación de la Cordillera Oriental hacia el oriente? Los ríos dejan de llegar. Los ríos de agua, los ríos voladores con el vapor de agua dejan de llegar. ¿Y qué pasa si en el páramo, que tiene el doble de crecimiento de la temperatura que el promedio de la superficie terrestre hace que sus vegetaciones sean menos capaces de transformar el vapor en agua líquida? El agua deja de llegar. Eso es ciencia. Hasta que una u otra teoría demuestre lo contrario, como es el desarrollo de la ciencia.
Disminución del nivel de agua en Chingaza
En Bogotá, hace tres años, la Empresa de Acueducto y Alcantarillado de Bogotá viene observando, sin contarlo, sin contarlo, que los niveles del Embalse de Chingaza venían estructuralmente disminuyendo de un mes al otro, de un año al otro, hasta llegar a este punto, el más bajo, porque el agudizado Fenómeno de El Niño, por la crisis climática, lo puso en el fondo. Tres años. ¿Por qué no se hizo nada? Había un tiempo. ¿Por qué no se informó a la opinión pública? ¿Por qué se ocultó? O si no se ocultó, ¿por qué no tengo mayores elementos para ver lo que sucedía en las discusiones administrativas de Bogotá? Si no se ocultó, por parte de la Empresa de Acueducto y Alcantarillado de Bogotá, que había un problema estructural, no coyuntural, en el Embalse, no de estos días, sino que el acumulado de pérdida de agua desde hace tres años, pues nos trajo a estos días, ¿por qué no se tomaron medidas?
Las medidas consistían en seguir urbanizado la Sabana de Bogotá, ciegamente, torpemente, pensando ilusoriamente que se puede sostener un negocio sobre la base de las circunstancias de crisis climática en la que estamos viviendo.
Un concejal de Bogotá tendrá esa función y responsabilidad de mirar qué pasó ¿Por qué nos transforma en un problema como ese, estructural, en un problema coyuntural de estos días? ¿Por desconocer realmente lo que está pasando? ¿Negarlo? ¿Creer que la crisis climática es un cuento chino, como decía Trump? ¿Creer que eso no existe? ¿Que no tiene unas consecuencias y que no se está acelerando? ¿Y que la humanidad no tiene que tomar medidas de emergencia para poder sobrevivir y hacer sobrevivir la vida en el planeta? ¿Cuento de marcianos? De los cuales se pueden burlar una y otra vez sin siquiera ver la realidad que simplemente se encuentra al traspasar la puerta.
Pues ya tenemos la ciudad más grande, hoy en los últimos tiempos, que padezca una crisis de agua en el mundo y se llama Bogotá. Y no por una razón coyuntural. Esa razón estructural se llama crisis climática.
Podríamos hasta ahondar un poquito en cosas. Sí, un político le propuso al país discutir el tema: yo, en el año 2011. Porque encontré el tema, porque me pareció fundamental, porque creí en ese momento, de acuerdo con los reportes científicos, que era el principal problema de la humanidad y que había que debatirlo en Colombia, que la crisis climática no era ver por televisión los desastres que pasaban en otros países, que nos tocaba a nosotros y que la responsabilidad de un dirigente político era adaptar, si tuviese esa capacidad, por lo menos la sociedad, a la discusión del problema.
Bogotá hizo un Plan de Ordenamiento Territorial en mi gobierno y, cuando se presentó al Concejo, el concejal Miguel Uribe Turbay, muy aplaudido en ciertos medios políticos, dijo que el cambio climático no existía. Y en tres horas, el Concejo de la ciudad de Bogotá rechazó el POT y lo hundió. Tres horas de debate, por primera vez, de lo que sería una discusión política de lo que significaba una crisis climática, en una ciudad como la ciudad de Bogotá. “Cuento de comunistas”, dijeron.
¿Y ahora qué responde Miguel Uribe Turbay, el concejal de esa época, a este problema? ¿O la magistrada que hundió el POT de Bogotá Humana, que hablaba de eso? No digo que fuera acertado o no, sino que introducía los primeros elementos de adaptar una sociedad a la crisis climática. No, nosotros no estamos pensando que Colombia es responsable de la crisis por sus emisiones, que las mayores tienen que ver con la quema de la selva amazónica, por una economía ilícita que es el ganado, que se está metiendo dentro de la selva. Nosotros no creemos que ese es el gran problema.
Emisiones de CO2 a la atmósfera
El problema de Colombia es la adaptación. ¿Cuánto nos cuesta? Cada año más. En lo que llevo del Gobierno, llevo un gobierno de emergencia climática. En lo que llevan los alcaldes de la pandemia del COVID, solo por poner ese punto de referencia, tanto el anterior período de los alcaldes como este nuevo que comienza, todos han gobernado en emergencia climática. Y cada vez es peor. Lo cual no es un hecho coyuntural. Es que estamos perdiendo la batalla. Y estamos perdiendo la batalla por una realidad: la economía fósil, discúlpeme que la diga, la que emite CO2 a la atmósfera, que está altamente concentrada en las economías del norte, muy poderosas. No ceden sus intereses.
Se inventa una ideología, construye un falseamiento de la realidad por seguir, por no hacer el tránsito rápido. Es lógico, tiene una lógica: la ganancia, ¿cómo sacrificar la ganancia por la vida? Entonces, nos enfrentamos en este tipo de escenarios. Yo he ido a las COPs, yo ya no me acuerdo, como cuatro más o menos. Fui a una en Varsovia, otra en Lima, otra en París. Yo estuve en la de París como alcalde y ahora en Dubai. Y siempre es lo mismo. Todos los sectores fundamentales de la economía fósil pagan las COPs, las financian, las patrocinan, hacen lobby sobre los gobiernos y sobre los Estados, todas con el mismo discurso. Todas. ¿Es que podemos sobrevivir? ¿Es que podemos enterrar el CO2 en la tierra?
El señor Bill Gates, que habló conmigo en Dubái, entre otras cosas, pagó enormes estudios para demostrar que si los jets podían bombardear derivados del azufre, que se vuelven espejitos en la atmósfera, esos espejitos irradiaban el sol y entonces hacían un equilibrio ingenieril, a escala planetaria, para que el sol, que recibe las moléculas de gases de efecto invernadero, quedara neutralizado.
Y así creemos que se puede ir hacia adelante. Los espejitos derivados del azufre en la atmósfera, la cantidad que se necesitaría para neutralizar matemáticamente la cantidad de sol guardado en las moléculas de gases de efecto invernadero, producirían ausencia de lluvia en el planeta Tierra, según la ciencia. Pasaríamos de un problema a otro, que es un poco la ilusión tecnológica de pensar que los problemas de la humanidad derivan simplemente de la tecnología y su solución. No, no es así.
Lo que sí tenemos, y nadie tiene aquí la verdad revelada, porque estamos siendo derrotados como humanidad, esa es la verdad, el mapa de la derrota es el acumulado de CO2 en la atmósfera. Cada molécula que se arroje empeora el problema.
Ustedes me dirán: «es mejor arrojar mil que 10.000». Y sí, es cierto, pero empeora el problema. Así sea 100, así sean diez, así sea una. Cada molécula que se arroja a la atmósfera durará allí 200 años calentando el planeta Tierra. Y el efecto acumulativo se vuelve irreversible. Ya nosotros no vamos a vivir la vida de nuestros padres, en términos de clima. Nunca más. Ni siquiera vamos a vivir los climas que nosotros teníamos hace diez años. Nunca más. El desequilibrio ya se desató. Lo único que se está discutiendo ahora es si nuestra incapacidad de actuar nos lleva al punto de no retorno, desde el punto de vista vital.
Ya estamos en una catástrofe, producto de nosotros mismos. No de nosotros los colombianos, los suramericanos, los africanos, las gentes pobres del mundo. No. Producto de un sistema económico que utiliza, para lograr y acumular cada vez más ganancias, un tipo de energía basado en arrojar gases de efecto invernadero a la atmósfera. ¿Somos, seremos capaces de detener eso o no? De eso dependerá la vida de todos nuestros hijos y de todos nuestros nietos.
De hecho, la simple proyección del acumulado de CO2 en la atmósfera nos arroja que la categoría ‘progreso’, con la cual la modernidad se construyó desde hace cinco siglos para acá, se ha desmoronado. Hace 50 años, socialistas y capitalistas decían ‘progreso’. Unos decían que eran mejores para progresar que otros. Punto. La idea de progreso era un consenso de la humanidad. Hasta nos dijeron que nosotros teníamos, para desarrollarnos, que seguir los mismos pasos de las economías del norte. Hay teorías que hablan de todo eso y lo intentamos en la práctica, pero la idea misma del progreso se destruyó. ¿Y se destruyó por qué? Porque hoy la certeza que tendríamos es que nuestros hijos van a vivir peor que nosotros. Es que nuestros nietos van a vivir un drama que nunca ha experimentado la humanidad y que van a vivir mucho peor que nosotros.
Es que estos días, desde el punto de vista climático, que nos hacen sentir el cuestionamiento de la vida en el planeta, hace diez años no lo teníamos en la cabeza. Y hace 20, no. ¿Cómo será hacia adelante si no somos capaces de parar? ¿Cómo será la vida de nuestros hijos, comparado a nosotros?
Debemos salir de la economía fósil
Un estudio científico, doctora, siempre cuestionable, trayendo los modelos de escenarios climáticos del Panel de Expertos de Naciones Unidas, que son 4.000 científicos puestos por cada nación del mundo, dice que en el 2070 Colombia será inhabitable. Yo estoy viendo, ese es el cuadro de vigencias futuras de inversión pública en Colombia que han construido los pasados gobiernos. El ministro de Hacienda aquí los conoce muy bien, no nos da ni un peso para meter nosotros un proyectico. Y va uno, mira el listado de qué es lo que va a invertir Colombia públicamente en los próximos 30 años. Y no son sino carreteras. Y a veces me pregunto: y en los próximos 30 años, que estamos llegando al 2054, si ese estudio científico es cierto, no servirán las carreteras. ¿Qué es lo que estamos haciendo? ¿Por qué desconocer el contexto real? A menos que digamos que la ciencia se ha equivocado. Eso puede ser.
Cada vez que la humanidad dice «la ciencia se equivoca», y obvio que se equivoca, porque no es exacta, pero cada vez que le da la espalda a la ciencia, lo que viene es la barbarie, como lo estamos observando en Gaza, por ejemplo. Nos viene la barbarie. Y claro que un mundo en crisis climática puede ver desaparecer el proyecto democrático, indudablemente. Y puede caer en la barbarie, pero no voy a auscultar esto porque ustedes obviamente vienen a hablar de gas y hacen unas matemáticas.
Ustedes tienen razón en que el flujo de emisión de CO2 a la atmósfera es menor, si en vez de quemar leña se usa gas. Claro que tienen razón. Si una termoeléctrica, en vez de usar diésel usa gas, pero se emite. Es decir, y tenemos que ser conscientes de eso, se emite menos, pero se emite. Es decir, se agrava el problema. Se agrava. Estamos sustentándonos en una economía fósil y lo que la humanidad necesita es superar la economía fósil.
¿Se va a hacer en estos dos años de mi Gobierno? ¡Claro que no! Y si no se hacen en estos años, dos años, ni en el próximo, ni en el próximo, es porque la humanidad fracasó. No solo nosotros, la humanidad fracasó. A partir de los liderazgos políticos y económicos del mundo, fracasamos. Y fracasar, ¿sabes que significa? Esto no es un volver a comenzar, que tendríamos la oportunidad, una derrota coyuntural, y después volverlo a intentar. Aquí es la derrota definitiva de la humanidad. Por la codicia. Que nos toca salir de la economía fósil, nos toca salir. Que ustedes, por las circunstancias que viven, quisieran que fuera de otra manera, pues sí, pero no puede ser de otra manera. Tenemos que salir de la economía fósil.
Ecopetrol, que está aquí presente, que se mueve en el mundo del petróleo, no del gas, aunque también tiene una tarea inmensa en Colombia, no porque Ecopetrol sea el gran responsable de la problemática de la crisis mundial. No. Esto es el 1 %, tendremos de emisión. Es que si el Norte da el paso definitivo para salir de la economía fósil, que trabajo le está costando y de ahí depende todo, entonces tendrá unas tecnologías que si nosotros no desarrollamos al mismo tiempo, nos quedamos. En la agricultura, en la industria, en los servicios, en la energía. Nos quedamos.
No es por la responsabilidad nuestra alrededor de las emisiones en total cada año. No. Es porque ellos están dando pasos de reconversión tecnológica hacia las energías limpias y lo necesitan hacer cada vez más aceleradamente, por la vida. Y si nosotros nos quedábamos pensando en lo que siempre tenemos, pues nos quedamos.
Es como tener un azadón y ellos un tractor con GPS, porque hay una oportunidad. Y lo voy a poner ahora en términos positivos. Claro que toda crisis, y esta la mega crisis, esta es una crisis civilizatoria, no es una crisis económica, o política, o regional o coyuntural. Esta es una mega crisis, porque lo que está en cuestión es si nosotros seguimos en el planeta. Y eso significa que podemos aprovechar esa crisis de otra manera, desde el punto de vista positivo.
Los grandes productores de energías limpias
África y América del Sur, no más, sino África y América del Sur, son las dos grandes regiones con más potencial de energías limpias del mundo. Estamos aquí mismo, puestos en el lugar en donde más se puede generar energías limpias en el mundo. Eso es una oportunidad, incluso de negocios. Yo los invito a meterse ahí. Que necesitan ayuda del Gobierno, que cómo, que los impuestos, que todo ese tejemaneje, pues hablemos.
Hay una reforma que hemos propuesto para el año entrante, tributaria, pero puede ser ilusoria, dadas las realidades políticas del Congreso de la República actual. ¿Por qué no hablamos? ¿Cómo se estimula que Colombia sea la potencia de energías limpias, cuya situación genera potencialmente?
¿Y América del Sur? Hay un proyecto de interconexión de cables entre América del Sur y América del Norte, que pasa por nuestra frontera con Panamá. ¿Por qué no lo estamos desarrollando? ¿Por qué tenemos que priorizar unas inversiones en vez de las otras, que son más estratégicas? ¿Acaso es que llevar todo este potencial de energía limpia que hay en América del Sur, no la que actualmente se está generando, sino la que podríamos generar? Y hay países con matriz de cero emisiones, desde el punto de vista energético en el Cono Sur. ¿Por qué nosotros no podríamos llevar y exportar esa energía a Estados Unidos? ¿Acaso no lo necesita la humanidad? ¿Acaso no es urgente ayudar a descarbonizar la economía norteamericana? ¿No es una oportunidad económica para toda la América del Sur? A veces muchos de estos congresos se hacen en este recinto de aire refrigerado y se va hacia la zona histórica, que es muy hermosa, o al mar o a las islas, pero a veces no vemos la ciudad, la ciudad de Cartagena, el Caribe colombiano.
Escuché que usted dijo que el gobernador del Atlántico, aquí presente, había dicho esas frases muy políticamente correctas, «pues hagamos que en el Caribe haya unas fuentes integrales de energía». No, es más, la crisis del Caribe colombiano tiene que ver con que está dependiendo de lo que menos debería depender, y me disculpan, del gas. Importado. Y ahora explico por qué.
Abaratar la energía en el Caribe colombiano
Cuando tiene sol, cuando es su gran riqueza, del río Magdalena hacia el norte, aún más, cuando tiene viento, agua, viento y sol, claro que deberían generar en el Caribe colombiano una energía barata, muy barata. ¿Y saben qué significa una energía muy barata? No que los generadores de energía se quebraron. ¡Qué tal que el mundo fuese en una especie de competencia por tener la energía más cara de todas! Y las que más ganancias dejan a los generadores de la energía. No habría desarrollo.
Desarrollo consiste en abaratar la energía. Por eso llegó el carbón, entre otros, al mundo. Al uso del carbón. Hay un libro muy hermoso de Andreas Malm sobre la revolución industrial de Inglaterra. ¿Por qué se escogió, teniendo ellos agua, carbón? Eso lo dejamos para otra oportunidad. Pero llegó el carbón, que era más barato. Era porque abarataba la energía. Y para ellos eso era más productividad y entonces más ganancia.
¿Cómo es que el Caribe colombiano renuncie a su sol? ¿Cómo es que el Caribe colombiano renuncie a sus vientos? ¿Cómo es que el Caribe colombiano renuncie a su agua por importar gas? La fórmula tarifaria de la energía eléctrica en Colombia, que yo no he podido cambiar, dice que la tarifa, el precio de la generación eléctrica, se establece a través de lo que David Ricardo llamaba una renta diferencial, es decir, que el más ineficiente pone el precio.
Los más eficientes son los del agua, los embalses de agua eléctricos, que se vuelven electricidad y de ahí, hay una escala hasta ver cuál es el más ineficiente. Y ahí el precio que pone ese ineficiente, con sus propias ganancias, es el precio de toda la tarifa en bolsa de la energía eléctrica de Colombia.
¿Quién pone ese precio? Ustedes me hablaron de soberanía. Es cierto, porque ese precio lo pone un importador de gas, porque en la prensa se le oculta a Colombia que estamos importando gas desde hace años. No, “es que se pierde la soberanía si ese gas proviene de Venezuela”, pero ¿por qué no se ha perdido por el gas y el origen de ese gas extranjero que se trae a Colombia? ¿Por qué no se cuenta eso? Se trae por Barranquilla, gobernador, va a unas termos ahí. Aquí no tengo el nombre. Tiene un propietario, el importador, muy poderoso, no se llama Maduro, no se llama Venezuela, se llama Luis Carlos Sarmiento Angulo. Punto. Digamos las cosas como son.
¿Cuál es la diferencia entre esos dos gases? ¿El que ya se importa de Luis Carlos Sarmiento y el que se prohíbe que se importe, mediáticamente, de Venezuela? ¿Cuál? ¿La molécula? ¿Sectarismo político? Como si nosotros fuéramos eternos, O que el gas importado actualmente por Barranquilla vale cuatro veces más que el gas que está al pie de la frontera. Cuatro veces más. Y por eso, millones de personas en Colombia, que son usuarios de la energía eléctrica a partir de empresas que compran la energía eléctrica en bolsa, hoy no tienen ya ni con qué comer, por estar pagando las tarifas de energía eléctrica.
Salieron en su ciudad a manifestarse, pero no le cuentan por qué son altas las tarifas eléctricas. Entonces tenemos que mantener ese régimen de importación con gas cuatro veces más caro, que abaratarlo y volverlo cuatro veces más barato con el gas, que sería propiedad de Ecopetrol. Si a Ecopetrol se le ocurre dar ese paso audaz, independientemente de las críticas y sabiendo que van a haber unas elecciones ahí, que nadie sabe quién va a ganar. ¿Por qué no se pueden tomar esas decisiones? Si se abarata, si es que hay la pobreza y todo eso, esas palabras se vuelven realidad, ¿por qué no puedo abaratar cuatro veces el precio del gas? Para forjar un precio de la energía eléctrica que permita el desarrollo de la economía nacional, en la industria, en la agricultura, como ustedes lo han dicho bien. ¿Por qué se impide? ¿Por qué le ponemos, ahí sí, la palabra soberanía? ¿Por qué no se le pone la palabra soberanía cuando se importa gasolina, cuando nosotros exportamos petróleo? ¿Por qué ahí sí no hay soberanía?
Entonces es muy bien orquestado, profundamente, por los grandes técnicos nacionales, el que nosotros exportemos petróleo e importemos gasolina durante los últimos 20 años. ¿Eso qué es? Es el negocio del bobo. Pero no me meto en lo del petróleo porque no es el evento. Aquí está el presidente de Ecopetrol.
Pero entonces, explíquenme ¿por qué es muy inteligente la decisión de importar un gas cuatro veces más caro que el que tiene el vecino? ¿Porque el vecino es comunista? Y en cambio el otro, como no es comunista y me vende cuatro veces más caro, ¿entonces ahí sí toca? ¿Y quién pierde? La campesina, allá junto a Barranquilla, en el sur del Atlántico, o la persona que está en La Guajira, o el campesino cordobés.
Ahora, voy a terminar porque Ecopetrol ha realizado un estudio, todavía falta una parte, sobre hidrógeno verde. Hidrógeno verde es un gas, es una molécula. En eso todos estaríamos de acuerdo. Casi que es un átomo, pero es H, es hidrógeno.
Investigar el hidrógeno verde
Ecopetrol perdió un tiempo haciendo unas investigaciones sobre hidrógeno azul e hidrógeno gris, algo que tiene que ver con la mentalidad de gentes que obviamente han nacido, crecido, desarrollado, han vivido de, unos muy bien, otros no tan bien, regiones de Colombia, que han vivido de la existencia de Ecopetrol como la principal empresa petrolera de Colombia y una de las más importantes. La octava empresa más importante de América Latina.
¿Cómo salvar esa inercia, en las actuales condiciones del mundo si producen petróleo? Y ellos dijeron, pues estudiaron el tema del hidrógeno, pero no se fueron al verde a estudiarlo, se fueron al azul y al gris, solo por una realidad. Es lo único que mantiene el uso del petróleo. Entonces acojo una energía con fuente petrolera, energía eléctrica, se la meto al agua y sale hidrógeno y oxígeno, solo que emito CO2. Por eso se llama azul y gris.
Pero en cambio, si la fuente de la energía es limpia, cero emisiones CO2, igual, la meto al agua salada y sale oxígeno por un lado e hidrógeno por el otro, el oxígeno se puede vender y el hidrógeno no es combustible, el hidrógeno sería energético, entonces se le llama verde. Claro, desaparece el petróleo. Y Ecopetrol no quiso desaparecer el petróleo en su investigación. No le interesó.
Pero nosotros lo que hemos querido es que sí le interese y han hecho un estudio para ver qué posibilidades tiene Colombia. Criticable, todo, como en la ciencia, hay que ponerlo al público, a los pares, etc., pero los datos inicialmente presentados nos dicen, y me disculpará el presidente de Ecopetrol, no tiene que corregir porque hace como 15 días lo vi. Que Colombia, en un estudio para producir 275.000 toneladas de hidrógeno verde, le saldría si se pone en La Guajira, le saldría el kilogramo de H, de hidrógeno verde, a 4,4 dólares. ¿Estoy en lo cierto? El mismo precio de Chile en la Patagonia. Nos ganan levemente con 3,9; 3,8 España, Marruecos y no me acuerdo cuál otro país. Los países del Sahara. Se entiende por qué nos ganan. Tienen mucho sol, en épocas. De resto estamos por encima, estamos por debajo de sus precios, es decir, somos competitivos en hidrógeno verde. No lo hacemos en este momento. Cuando el candidato Petro dijo que podíamos hacer hidrógeno verde, (el presidente Gabriel) Boric, de Chile, estaba gobernando, tampoco producían nada de hidrógeno verde, pero ellos se metieron y hoy están exportando hidrógeno verde. Nosotros todavía estamos pensando si lo hacemos.
Alguien dice que nosotros no ejecutamos. No sé si como sociedad o como Gobierno, nos demoramos y perdemos el tiempo. Claro que todo el estudio que hemos hecho, y a ustedes los criticarán cuando lo publiquen, que el presidente de Ecopetrol debe publicarlo. Si sí o si no, pues contrástenlo. Pero lo que dice, hoy por hoy, el estudio es que podemos ser grandes exportadores de hidrógeno verde. Lo que nos lleva a pensar en nuestro mercado interno. ¿Puede mezclarse el gas natural con el hidrógeno verde como transición? ¿Cómo hay que hacer con las tuberías, para que se pueda transportar hidrógeno verde? ¿Qué hay que hacer con las cocinas de las señoras que utilizan hoy el gas natural para que vaya la mezcla también de hidrógeno verde? ¿Qué pasa con los camiones de carga que hoy tenemos? Hay diésel puro, para transformarlo en camiones, gas natural, hidrógeno verde, que a lo mejor, si funciona, cada vez serán más de hidrógeno verde.
¿Por qué los trenes nos queda difícil hacerlos subir por las pendientes que tenemos en nuestra propia geografía? ¿Por qué no desarrollamos una mesa común de ustedes? A Ecopetrol puede que le de miedo saltar del petróleo al hidrógeno verde. Eso puede suceder. ¿Por qué no lo hacemos nosotros? Del Gobierno y ustedes.
(Mariana) Mazzucato habla de una misión, la misión de desarrollar el hidrógeno verde en Colombia. ¿Por qué no? Ustedes tienen una experiencia de tubos, de gases, del uso de eso como energético. El hidrógeno verde no es muy diferente, sino en que no emite CO2, porque no usa el carbono como elemento. En la molécula no está el carbono. Es más, tiene un mayor potencial energético y si logramos disminuir los costos, el hidrógeno verde es agua de mar, un puerto, si estamos pensando en exportar. Agua de mar, puerto y energía limpia, pura, o sea, o agua y/o sol y/o viento.
Gobernador del Atlántico, usted, no sé si hay más del Caribe, hermano, el Caribe colombiano sería una de las grandes potencias del hidrógeno verde del mundo. Ahí es por donde toca llevar el desarrollo del Caribe. Como se hacen los biofertilizantes, entran las divisas, podemos proponerlo como la fuente de desarrollo de la agricultura y de la industria. Barranquilla siempre fue la primera en dar ese paso, porque era una ciudad libre. Era. En términos de radio y aviación, siempre dio el primer paso. ¿Por qué no da el primer paso en el hidrógeno verde? Que puede, no por el río Magdalena, sino por el mar y por los vientos que hay frente a sus costas. Quizás no tan rentables como los de La Guajira, pero estamos abiertos.
¡Ah!, que el impuesto de renta, que no sé qué, que las demoras, porque nosotros somos el país de los trámites, yo lo sufro como ustedes, pues veamos a través de la ley cómo desarrollamos un mejor ambiente para que seamos esa potencia. Pero es un tema analizarlo y ustedes podrían ayudarnos. Si Ecopetrol no da el paso, pues juntemos los capitales.
Si habrá capitalismo en el mundo descarbonizado o no, eso no lo sabemos. Lo que es cierto es que tenemos que dar los pasos ya, porque no tenemos mucho tiempo y podemos cabalgar en una vanguardia tecnológica, que todavía ni Alemania la ha asumido. El presidente Scholz, de frente, vio lo que nos dijo a varios funcionarios: “yo creo que el petróleo va a ser reemplazado por el hidrógeno verde en todas partes del mundo”. No, no puedo decir si sí o si no, pero si el hidrógeno verde va a ser reemplazado, va a reemplazar el petróleo en todas partes del mundo, nosotros estamos en la cabeza de eso. ¿Por qué no lo desarrollamos? Y estamos en la cabeza tecnológica del mundo. ¿Por qué diablos tenemos que estar siempre en la cola del tren? O como dicen ¿en la cola del león? ¿O el ratón? Ya no me acuerdo.
Transportar el hidrógeno verde
¿Por qué, si podemos? Es meterle electricidad al agua de mar, solo que la electricidad debe ser limpia y todo se junta en La Guajira, todo se junta allá en Barranquilla, en Santa Marta se junta, hasta en Tolú. Lo que pasa es que allá ya hay menos sol, del río Magdalena hacia el sur. ¿Qué esperamos?
El tubo pasa, como ustedes saben, el tubo del gas natural viene de La Guajira y ese tubo es de Bogotá, o yo no sé si le cambiaron la propiedad, pero cuando yo era alcalde, esa era nuestra propiedad. Yo cuidé eso. Eso llega casi a Cali, atravesando toda Colombia, porque había un gran campo de gas en La Guajira y nosotros fuimos los que unimos ese tubo al tubo de Venezuela, pero no estábamos pensando importar el gas, estábamos pensando exportar el gas. Porque Venezuela no tenía conexión con su gas del oriente de Venezuela. Y por eso está ese tubo ahí, eso lo hicimos nosotros.
Ahora les propongo, yo sí le pego a Venezuela el tubo, porque eso se llama seguridad, no es soberanía. Seguridad. Yo creo que nunca vamos a usar ni un pie cúbico de ese tubo, pero lo pego por seguridad, y para que no me vengan a decir que me van a importar gas cuatro veces más caro del que puedo importar del otro lado de la frontera. Porque no soy bobo y trato de defender la gente y sus bolsillos, y porque sé que el desarrollo nacional pasa porque la energía sea barata, no porque sea cara. Así un señor pierda un negocio.
Pero, y si ese tubo sirve entonces para pasar por todo el mercado interno de Colombia hidrógeno verde, porque está allá donde se podría producir, que es La Guajira, o sea, no simplemente me sirve para exportar, me sirve para el mercado interno. Y toda la transformación tecnológica alrededor del gas la podemos desarrollar, quizás más de lo que hoy existe, porque indudablemente hay que reemplazar todo lo del carbón y todo lo del petróleo.
Entonces les propondría una mesa para hablar, echar los números, mirar cómo transformar las termos en energías limpias, cómo transformar en el tiempo la industria del gas natural en la industria del hidrógeno verde, que matemáticamente es unas moléculas de CO2 que van a la atmósfera a cero moléculas de CO2 que van a la atmósfera.
Este Gobierno está dispuesto a dialogar con ustedes sobre esa materia. Yo creo que me alargué mucho. Gracias por haberme escuchado. Muy amables.