¿El centro en manos de Quién? de Diadema. ¿Quién es Diadema? La Oficina (Sexta parte)

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Imagen de alias Diadema.

Redacción AnalisisUrbano.com

Luego de la captura de los alias Saya y Gabrielito, hombres importantes para las estructuras criminales de La Oficina del Valle de Aburrá y las Autodefensas Gaitanistas de Colombia (AGC) conocidas también como Urabeños o Clan Úsuga, el control territorial y armado del centro de Medellín nuevamente se reconfiguró. Sin embargo, luego de mover algunas fichas, Las Convivir siguen al mando y aún lo hacen bajo la mirada ignorante, negligente o cómplice de un sector de la Policía Metropolitana del Valle de Aburrá (Meval).

De acuerdo con la investigación que desde hace meses realiza AnalisisUrbano.com y el Centro de Investigaciones Urbanas (CIU) de la ong Corpades, la guerra en el centro, por ahora, la ganó Julián A. Agudelo, más conocido por el alias de Diadema, ficha clave quien está al amparo de la estructura criminal La Oficina, pero que termina siendo avalado por el Pacto del Fusil.

Según fuentes cercanas a Las Convivir, Diadema fue derrotando a la gente de John J. Mira Taborda, alias Monín o Monopicacho, quien al parecer cambió su  seudónimo y ahora se hace llamar Negropicacho. Esto, denuncian, supuestamente se realizó con complicidad de algunos funcionarios de la Sijín, para que sucediera de manera silenciosa, es decir, tapando y encubriendo los crímenes realizados.

Pese a que Monin o Monopicacho cuenta con el respaldo de altos cabecillas de las Autodefensas Gaitanistas de Colombia (Urabeños), quienes adoptaron este nombre porque en su mayoría son  desmovilizados de las Autodefensas Unidas de Colombia (AUC); su poder se vio seriamente afectado con la captura de alias Gabrielito.

 Luego de la captura de Gabrielito, alias Monín, a fin de fortalecerse, buscó una alianza con la banda de los Pachelly, estructura criminal que delinque y tiene influencia en el municipio de Bello. No obstante, la guerra la recrudeció y su actuar violento no fue disimulado como, al parecer, era la directriz que debía primar en la batalla por control territorial y armado del centro de Medellín. A Monín se le olvidó que la guerra era fría (Guerra fría al interior del ‘Pacto del Fusil’).

Las granadas, las balaceras, las desapariciones y los asesinatos, entre otros crímenes, corroboraron la denuncia emitida por AnalisisUrbano.com y el CIU de Corpades: el centro estaba en disputa  y el plomo, o en algunos casos la metralla, iban a dirimir la contienda.  En su momento, la denuncia fue desoída y, como siempre, hubo intentos institucionales por desacreditar el trabajo investigativo, pero cuando se acumularon más de 30 heridos, cuatro muertos y tres granadas detonadas en la zona céntrica de Medellín, a poca gente le cupo duda sobre lo denunciado: las Convivir vivían un conflicto armado interno por el control del territorio; estaban divididas en dos bandos amparados, uno por La Oficina del Valle de Aburrá, y el otro por los Urabeños; y el Pacto del fusil sufría una guerra fría en este sector.

Como era lógico, los medios de comunicación locales y nacionales iban a volcar la atención sobre  Medellín, porque las balas y los muertos en esta ciudad son maquillables, pero la explosión de tres granadas requiere revoque, estuco y pintura. El presidente Juan Manuel Santos tuvo que venir a recoger lo que al BG José Ángel Mendoza,  comandante de la Meval, se le salió de las manos. En otras palabras, el escándalo fue desproporcionado y había que apagarlo. En un país desarrollado y respetuoso de los derechos humanos, esto habría hecho correr cabezas de secretarías y comandancias pero en Colombia sólo una fue removida: Monín, quien fue trasladado de la ciudad bajo el amparo de los Urabeños y al parecer está refugiado en Cartagena, el resto de usuarios de cuellos blancos y almidonados, o verdes y camuflados, siguen sentados en sus despachos.

Con la salida de Saya del juego, debido a su captura, alias Yogo, quien es hermano de alias Yordi,  quedaría a cargo de sus territorios y estaría haciendo ajustes de cuentas contra la banda de los de La 45 de Manrique central, al mando de alias Soco.

Alias La Vaca junto a alias Martín, quien viene siendo, supuestamente, su sicario de confianza para los casos de negación a pago, sigue siendo el encargado de los cobros de vacunas y envía el dinero a Brasil, donde se presume está refugiado Fredy Colas y su familia.

 Aparte de La Vaca, las vacunas en el centro ahora también la están cobrando unos jóvenes en moto, como si fueran mensajeros, y lo hacen los días viernes y sábado, al parecer, cuentan con la colaboración de unas chicas quienes cobran algunas veces por ellos. Este modo de operar se hace por las zonas de Carabobo y Cundinamarca, al mando de alias César. Por la Oriental y La Playa algunas veces cobra y todo el tiempo controla es alias Tony, quien tiene tatuajes en sus manos y se moviliza en una moto KMX de color azul. Alias Higuita y alias Chavarría, este último ex policía, mantienen sus territorios, los cuales fueron detalladas en la tercera y cuarta parte de esta investigación ( Poder ilegal se reconfigura bajo amparo estatal (Tercera parte)  (Crónica de una guerra anunciada (Cuarta parte) .

El panorama en el centro ahora está así: alias Barrigas, aunque sigue escondido, se unió a alias Carlos Chatas o Tom Chata para apropiarse de El Picacho porque con la salida de Monín, alias Soto al parecer se unió con los Machacos para retomar esta zona y todas las que estaban a cargo De Monín y Gabrielito.

Barrio Triste, según fuentes, estaría al mando alias Jesús, trabajador de alias Monín pero con la salida de este se espera un reacomodación de mandos. Barbacoas, por las noches, estaría a cargo de alias Boladegrasa  y la zona del pecado quedó bajo el control de alias Agusto, un hombre de contextura gruesa, bajito y trigueño, luego de que alias el zarco fuera capturado. Según testimonios recogidos, al parecer fue entregado por la misma gente de La Oficina  para que la Policía obtuviera un positivo y empezara a silenciarse la guerra.

Lo anterior no es nuevo, de acuerdo con una fuente cercana a Las convivir, luego de la llegada del presidente santos, hubo una reunión, supuestamente, con un coronel de la policía y unos delegados de Fredy Colas y de Diadema en la que se acordó que en un periodo semanal o quincenal se entregaría  “personal criminal de bajo rango, entre los que se incluyen a miembros de las Convivir y patrulleros ilegales de las zonas, con granadas y armamento, a fin de que se vea que la policía sí actúa”, todo esto a cambio de seguir haciendo la vista ciega ante el negocio criminal que reina en el centro de Medellín. De ser cierto esto, significa que se sigue asistiendo al mismo circo en el que sólo cambian los payasos a cada tanto detrás de las cortinas de humo.

Las otras grandes figuras del crimen y de la guerra interna de las Convivir, alias Carnero y Barrigas, siguen escondidas y tratando de llegar a un acuerdo que les respetara parte de sus negocios y sus vidas, por lo que Diadema se tomó todos sus sectores. Sin embargo, acudieron a una reunión con Don Cucho o Benavidez, alto cabecilla de las Autodefensas Gaitanista de Colombia (Urabeños) en donde se llegó a un acuerdo, pero con el arresto de este, hace menos de tres días, no se sabe cómo va a quedar configurado el nuevo panorama.

Según fuentes, esta reunión fue la misma a la que acudieron el coronel de la policía, los delegados de Fredy Colas y de Diadema y otros jefes de los Urabeños. El encuentro se hizo en una finca en Sabaneta y se pacto, nuevamente, una no agresión luego de que Monín o Monopicacho se fuera. Y fue donde se acordó entregar semanal o quincenalmente el positivo a la policía.

Reacomodo Criminal

Por ahora sólo se pueden concluir dos cosas: Uno, La Oficina, en cabeza de Diadema, que sólo es una ficha más, controla territorial y armadamente el centro de la ciudad y dos, la corrupción al interior de la institucionalidad, especialmente al interior de la Meval, es un cáncer, y se repite: está haciendo metástasis. El problema no va a acabar si no se hace una depuración al interior de la misma. Se sigue acudiendo a paliativos y placebos, en lugar de extirpar el problema se continúa enfermando a la sociedad, lo que no deja sino una conclusión, como con los laboratorios farmacéuticos, este es un negocio con muchos ceros a la derecha capaz de lavar cualquier consciencia.

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