El diseño gráfico sacude consciencias sobre la violencia de género en Perú

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Lima, 19 julio.- Ponerse en la piel de víctimas de violencia de género es el objetivo de un nuevo libro experimental que, a través del diseño, busca sacudir consciencias para prevenir y erradicar la epidemia de feminicidios que no da tregua en el Perú, donde cada tres días una mujer muere asesinada a manos de un hombre por misoginia.

«Nos están matando» es el título de la obra de Adriana Quesada y Brayan Pinto, dos jóvenes diseñadores que, mediante múltiples estrategias gráficas e interactivas, invitan a la sociedad peruana a sacarse la venda de los ojos y ver más allá de las escalofriantes cifras que sitúan al Perú a años luz de la tan ansiada equidad.

En el país suramericano, cada 90 minutos desaparece una mujer y, cada diez días, tres de ellas son asesinadas por el mero hecho de serlo.

Fotografía cedida por Prensa de Toulouse Lautrec que muestra el libro «Nos están matando», en Perú. EFE/ Prensa De Toulouse Lautrec

Tomando esta cruel realidad como punto de partida, Quesada y Pinto brotaron ese «libro denuncia», en blanco y negro, con el que pretenden «involucrar emocionalmente» a quien lo tenga entre manos, gracias a una saga de recursos gráficos que incluyen desde imágenes de radiografías hasta manuscritos, pasando por hojas quemadas, hilos y collages.

«Como diseñadores y comunicadores visuales tenemos la responsabilidad de buscar maneras más eficientes e impactantes que generen empatía e involucren al usuario», explicó a Efe Pinto, quien dijo que, «al final del día, este puede ser el aporte del diseño para educar un poco mejor a la gente».

TINTA NEGRA

En este caso, los dos jóvenes egresados de la carrera de Dirección y Diseño Gráfico del instituto Toulouse Lautrec quisieron buscar alternativas a la «gráfica que se está usando por muchos años de las mujeres violentadas» en América Latina, que es «bastante común y explícita y se enfoca solamente en rostros de mujeres con golpes», según Pinto.

Así, decidieron usar radiografías para representar «algo muchísimo más allá del golpe», además de papel quemado y manipulaciones fotográficas a modo de collage para «crear metáforas visuales».

El recurso estrella, sin embargo, fue la tinta negra.

«Ese fue el recurso que usamos para la representación del machismo y los estereotipos de género, porque mancha, porque representa una infección, algo que contamina todos los sistemas del Perú», razonó.

NIÑAS Y JÓVENES

El contenido explícito del libro recopila sonados casos de feminicidios que conmovieron al país en los últimos tiempos, como el de Eyvi Ágreda, una joven de 22 años que en 2018 falleció luego de que su acosador la quemara dentro de un ómnibus que circulaba en una concurrida avenida de Lima.

Ella es apenas un rostro de las miles de mujeres que quedaron relegadas al olvido tras morir asesinadas por el patente machismo de la sociedad peruana.

Solo desde enero hasta mediados de junio de este año, el Perú ya había reportado más 62 casos de feminicidio, una cifra que augura casi nulas esperanzas para que el país pueda cerrar 2021 con un número menor a los 131 casos y 330 intentos que contabilizó en 2020.

Aquel año, el 55 % de las mujeres del país fue víctima de violencia de género, ya sea psicológica, física o sexual, mientras que los Centros de Emergencia Mujer (CEM) recibieron más de 13.840 denuncias de violencia sexual, la mayoría de adolescentes entre 12 y 17 años (6.007) y niñas de 6 a 11 años (2.862).

Justamente, uno de los capítulos de «Nos están matando» está dedicado a la violencia que sufren las niñas y adolescentes en Perú, donde las estadísticas muestran que una menor de edad es más propensa a padecer una agresión sexual que a morir en un accidente de tránsito.

TRABAS LEGALES

Asimismo, los autores quisieron visibilizar el estigma a las víctimas y las «obsoletas» distorsiones legales que aumentan su abuso y entorpecen las denuncias de casos de violencia de género.

«El 70 % de las víctimas no denuncia por desconfianza», se lee en la publicación, que menciona el caso de una joven suboficial de la Policía peruana que en 2017 denunció a su exconviviente y, en menos de 24 horas, fue estrangulada y asesinada por el sujeto.

Al lado de esta hoja, un espiral tridimensional de papel esconde la sentencia «al final la culpa es tuya».

Dos manos manchadas de tinta negra sujetan, en otra página, un hilo en el que cuelgan imágenes de maniquíes que se intercalan con cintas que llevan escritas infames frases como «si no eres mía, de nadie» o «lo hago porque te quiero».

Carla Samon Ros

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