Kabul, 1 feb – El Hotel Serena de Kabul, un símbolo de lujo y hospitalidad internacional en Afganistán durante casi dos décadas, anunció su cierre a partir de este sábado, marcando un hito sombrío para el sector hotelero de alta gama en el país bajo el régimen talibán.

En un comunicado emitido el viernes por la noche, la dirección del Serena expresó su agradecimiento a huéspedes, socios y personal, destacando «casi 20 años de servicio dedicado a Afganistán y sus ciudadanos, estableciendo altos estándares internacionales en la industria hotelera, acogiendo a numerosos huéspedes internacionales y delegaciones estatales, y formando a miles de ciudadanos locales en gestión hotelera».

El comunicado evitó mencionar las razones específicas del cierre, limitándose a confirmar que el Hotel State Owned Operation (HSOC), una empresa estatal bajo el control de los talibanes, asumirá el control de las instalaciones, y recomendó dirigir cualquier consulta a HSOC para obtener más información.

El Serena, conocido por su servicio impecable y su clientela de alto perfil, ha sido un actor clave en la vida social y política de Kabul durante dos décadas. Inaugurado en 2005, el hotel se convirtió en un punto de encuentro para diplomáticos, empresarios, periodistas y personalidades de la cultura, siendo escenario de importantes eventos y conferencias.

El icónico edificio también está marcado por décadas de guerra y violencia en el país. El Serena fue blanco de brutales atentados en el pasado, como los de 2008 y 2014, reivindicados por los talibanes.

Una fuente del Ministerio de Finanzas talibán confirmó a EFE que el hotel es propiedad del ministerio y ha estado operando bajo un contrato de arrendamiento con la Red Aga Khan, una empresa de desarrollo privada que construye y gestiona hoteles, complejos turísticos y otras instalaciones turísticas en países en desarrollo.

Imagen de archivo del Hotel Serena en Kabul, custodiado por guardias de seguridad. EFE/S. SABAWOON

La Red Aga Khan, fundada por el Aga Khan IV, un líder espiritual de los musulmanes ismaelitas, es conocida por sus inversiones en comunidades de Asia y África.

A pesar del cierre en Kabul, Serena Hotels reafirmó su compromiso con sus operaciones globales, asegurando a los huéspedes una «hospitalidad tradicional y servicios excepcionales» continuos en sus otros 33 destinos en nueve países.

La cadena hotelera, presente en países como Kenia, Tanzania, Pakistán y Tayikistán, ha mantenido un perfil bajo sobre el cierre de su emblemático hotel en Kabul.

Aun así, este cierre aumenta el escrutinio sobre el Afganistán actual, sumergido en la inestabilidad política, las preocupaciones en materia de seguridad y los problemas de derechos humanos, todos ellos entrelazados con el regreso de los talibanes al poder en agosto de 2021.

La retirada de las fuerzas estadounidenses y el colapso del gobierno afgano, respaldado por Washington, marcaron un punto de inflexión en la historia del país, sumiendo a Afganistán en una crisis humanitaria y económica sin precedentes.

Asimismo, la economía de Afganistán se ha visto gravemente afectada por la reciente agitación política y la retirada de la ayuda internacional. Esto ha provocado una disminución de la actividad comercial, el turismo y la inversión extranjera, lo que dificulta que los hoteles de lujo puedan mantener sus operaciones.

El sector turístico, que una vez floreció en Afganistán, se encuentra ahora en un estado de parálisis, con la mayoría de los viajeros evitando el país debido a la inseguridad y la incertidumbre.

EFE

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