La Haya, 22 de mayo.- La probabilidad de que un animal transmita el coronavirus a los humanos es aún «muy pequeña», advierte a Efe el científico holandés Arjan Stegeman, que investiga el contagio de visones en granjas de Holanda, donde similitudes en el genoma del virus y «pruebas circunstanciales» podrían apuntar a la infección de un empleado.
Las únicas pruebas que hay por ahora se basan en la observación: el empleado entró a trabajar sano en una de las granjas de crianza de visones, y lo hizo cuando ya se había diagnosticado con pruebas de laboratorio a finales de abril que estos mustélidos estaban infectados con el SARS-CoV-2 y mostraban problemas respiratorios y gastrointestinales.
Después de unos días, y con algunos síntomas reconocibles, este empleado fue sometido a las pruebas que confirmaron que se había contagiado con el coronavirus, y el contexto indica que el origen del contagio está en la granja donde trabaja, porque estaba confirmado que el virus estaba circulando en el aire y en el polvo dentro de esas instalaciones.
«Lo que tenemos son pruebas circunstanciales. Llevamos dos semanas investigando, tomando muestras de los visones, estudiando las secuencias del virus y estableciendo su código genético. Este virus es nuevo, sabemos que muta, y eso significa que se detectan cambios en su genoma», subraya Stegman, experto en salud de animales de granja.
Al comparar los códigos genéticos del virus de diferentes animales y personas entre sí, se puede crear una especie de «árbol genealógico genético» para obtener una imagen de cómo las personas y los animales han podido contagiarse, en lo referente al tiempo y el lugar.
Este investigador subraya que es difícil establecer con seguridad que esta persona, que cuida y alimenta diariamente a estos mustélidos, contrajo el virus dentro de la granja, pero «teniendo en cuenta cuándo ha estado expuesto a los visones, la duración de la exposición y el código genético estudiado», es «probable» que ahí esté el origen.
El genoma del virus detectado en el empleado ha sido comparado con el hallado en los visones, y «el código genético es muy similar», una similitud que no se da al compararlo con las miles de muestras tomadas de personas que han padecido la Covid-19 en Países Bajos.
Esta información también ha sido confirmada por la ministra holandesa de Naturaleza, Carola Schouten, quien añadió que los estudios realizados hasta ahora sobre la situación en estas granjas también muestran que «los visones pueden tener la Covid-19 sin mostrar ningún síntoma de la enfermedad».
Dado que las repetidas mediciones de las muestras de aire y polvo tomadas fuera de las granjas no contenían restos de coronavirus, Stegeman asegura que la probabilidad de transmisión del virus de animales a humanos «sigue siendo muy pequeña», por lo que «no hay que entrar en pánico», y recordó que el origen de la infección en esas instalaciones fueron precisamente los humanos, los empleados que cuidan de los mustélidos.
«A nivel global, hay casi 4 millones de casos confirmados de contagio y solo uno que podría ser de animal a humano. Eso es muy poco. Es importante seguir estudiando a los animales para reconocer cómo muta o funciona el virus en ellos, pero no estamos más preocupados que hace unas semanas, cuando se detectó el virus en estas granjas. Este caso encaja con la situación: sabíamos que el virus estaba en el aire de los establos», enfatiza.
Esto hace que todas las personas que trabajan dentro de estas granjas, cuatro en total, y todas en la provincia de Brabante están expuestas al contagio y deben trabajar con uniformes de protección porque «todo el ambiente de la granja contiene el virus», pero «no existe peligro para quienes están fuera».
Lo que preocupa a los científicos es que estas granjas se conviertan en un «reservorio del virus»; es decir, que no se identifique el peligro (el microbio podría persistir en los animales después de la pandemia) y que el virus permanezca en el aire, pasando a ser en el futuro una «posible fuente significante» de contagio a humanos, obligando a empezar de cero.
En Países Bajos, hay unas 130 granjas de cría de visiones, con más de 800.000 de estos mustélidos, una actividad que estará prohibida a partir de 2024, después de una sentencia judicial dictada hace cuatro años por cuestiones morales.
LOS ANIMALES Y LOS HUMANOS ANTE EL CORONAVIRUS
Los veterinarios y virólogos llevan meses en alerta porque ya se sabía que algunos animales pueden contraer el coronavirus desde los humanos, pero hasta ahora no se había detectado un contagio a la inversa, de animal a humano. De poderse confirmar, el caso de este empleado holandés podría ser el primero en lo que va de pandemia.
Stegeman, también profesor de medicina veterinaria en la Universidad de Utrecht, recuerda que «la primera infección en China probablemente fue a través de un animal, pero desde entonces no se ha informado a nivel mundial de ningún caso» similar.
Durante estos últimos meses, se confirmaron varios casos de animales que habían mostrado síntomas de la enfermedad y que habían contraído de humanos el SARS-CoV-2, lo que se dio en perros y gatos en Hong Kong, Bélgica, Estados Unidos y Países Bajos, y hasta un tigre en Nueva York.
Aunque estos casos siguen siendo muy limitados, se sabe que los gatos pueden transmitirse el virus unos a otros, a diferencia de los perros, y los investigadores han detectado anticuerpos contra el coronavirus en tres de once gatos de granja en una de las instalaciones afectadas.
Mientras se investiga el papel de los gatos en la posible transmisión del virus en estas granjas, el Ministerio de Sanidad ha pedido a sus propietarios que se aseguren de que estos animales no puedan ni entrar ni salir de las instalaciones y tomen todas las precauciones posibles.
Imane Rachidi
EFE