París, 15 junio.- El juicio al exdirigente etarra José Antonio Urrutikoetxea Bengoetxea, Josu Ternera, en el Tribunal Correccional de París comenzó hoy con retraso por un incidente de audiencia provocado por su defensa después de que las juezas se negaran a aplazarlo para que pudiera estar presente una testigo.
Tras casi dos horas y media en las que no se llegó a examinar el fondo del asunto, Laure Heinich, abogada de Josu Ternera, reclamó la mediación del decano del Colegio de Abogados por considerar que con su negativa a la testigo el proceso no podía continuar de forma serena.
Heinich señaló que sospechan que hubo «una falsificación» en la firma de un acuse de recibo de una convocatoria errónea que le llegó a Véronique Dudouet, la testigo cuya presencia se había solicitado.
La letrada justificó un retraso de la audiencia para que se aclare qué sucedió con esa convocatoria y para que pueda estar presente Dudouet, que es investigadora en la Fundación Berghof de Berlín.
La Fiscalía había rechazado aplazar la audiencia después de insistir en que esa mujer «no es indispensable» para el examen de la causa y en que «si hubiera sido tan crucial» como pretende la defensa podría haberse presentado este martes, pese a los problemas de su convocatoria.
Las juezas no modificaron su postura después de reunirse al margen de la audiencia pública y el proceso continuó con el interrogatorio de Urrutikoetxea.
Laurent Pasquet-Marinacce, otro de su letrados, también intentó sabotear el juicio pidiendo que se declarara irregular el acta de acusación, sobre todo con el argumento de que junto a los elementos acusatorios deberían haberse incluido otros referidos a su implicación en los procesos negociadores entre ETA y el Gobierno español.
El abogado, que calificó la situación de su cliente de «absurda», se quejó de que la Fiscalía se hubiera esforzado por obviar todo lo que tuvo que ver con su papel negociador, en particular con su estancia en Oslo entre finales de 2011 y comienzos de 2013.
Urrutikoetxea estuvo en la capital noruega junto a otros dos etarras, Iratxe Sorzábal y David Pla, en espera de un emisario del gobierno de Mariano Rajoy, que finalmente no quiso enviar a ningún representante.
«El fondo de este asunto es eminentemente político», subrayó Pasquet-Marinacce tras criticar que en la instrucción no se incorporaran las razones por las que Urrutikoetxea «se escondió desde 2006» en una granja del departamento de Ariège, en los Pirineos, donde se hacía llamar Daniel Martin y pretendía ser profesor universitario.
Según su versión, la razón de su presencia en esa granja de la localidad de Durban-sur-Arize no era únicamente escapar al cerco de las fuerzas del orden españolas, sino que en esa época «estaba también en ruptura con ETA».
Para ilustrarlo, se refirió a un informe de la UCLAT publicado en la prensa esta primavera en el que los servicios antiterroristas franceses contaban que Josu Ternera había sido arrinconado por la dirección de la banda cuando esta decidió, en plena tregua con el Gobierno español, cometer el atentado en el aeropuerto de Barajas, de diciembre de 2006.
Este juicio por su papel en la banda entre 2010 y 2013 es consecuencia de la condena en rebeldía a ocho años de cárcel que recibió el veterano exdirigente etarra en 2017 cuando estaba en la clandestinidad.
Tras ser detenido en mayo de 2019 en los Alpes franceses, exigió, como es su derecho, que se repitiera el proceso en su presencia. Desde entonces se había aplazado en tres ocasiones hasta hoy, la última el pasado octubre.