Kampala, 15 enero- El líder de la oposición de Uganda, Bobi Wine, se apresuró hoy a rechazar los primeros resultados declarados por la Comisión Electoral de las elecciones presidencialesa celebradas ayer, jueves, y que dan como vencedor a Yoweri Museveni, en el poder desde 1986, al considerarlos fruto del «peor fraude electoral de la historia del país».
Decenas de militares rodearon la casa de Robert Kyagulanyi, más conocido por el apodo de Bobi Wine, un músico muy popular en su país y que se presentaba como candidato de la Plataforma de Unidad Nacional (NUP), cuando tenía previsto dirigirse por segunda vez en el día a los periodistas para explicar sus próximas iniciativas.
Con un 49,14 % escrutado, Museveni sería el ganador de estos comicios con un 62,74 % a su favor, mientras que Wine ha recibido el 29,34 % de los votos.
En una rueda de prensa en su residencia, cerca de Kampala, la capital ugandesa, Wine advirtió de que luchará por «la voluntad del pueblo» a través de todas las vías legales posibles.
«Desde el principio hemos rechazado la violencia y vamos a continuar rechazándola. No somos criminales, no somos ladrones, no somos gente violenta, por lo tanto nuestro siguiente paso no va a ser violento», insistió Wine sin descartar las protestas.
Según Wine, sobre todo en distritos del oeste del país, bastiones de Museveni, los militares entregaron a la población papeletas ya marcadas a favor del mandatario, e insistió en que los ugandeses habían votado «de forma masiva para cambiar una dictadura por una democracia».
«No tengo ninguna duda de que la gran mayoría de ustedes, los ugandeses, votaron por el cambio», añadió.
Wine también aludió al corte de internet y al bloqueo al acceso de las redes sociales que ordenó el Gobierno ugandés 48 horas antes de los comicios que se celebraron con escasos observadores.
«Si no tenían nada que ocultar, ¿por qué mantener a los ciudadanos en la oscuridad?», declaró el opositor.
Ya los comicios de 2016 -en los que Museveni fue reelegido con un 60,7 % de los votos- fueron calificados de fraudulentos por la oposición, y observadores tanto de la Unión Europea como de la Commonwealth y la Unión Africana (AU) denunciaron irregularidades y un clima de intimidación hacia los votantes.