Asunción, 25 marzo.- La reflexión es uno de los desafíos que debe imponerse el Mercosur ante «la fuerte crisis de credibilidad» que afronta al cumplirse 30 años de su creación, opinó Antonio Félix López, principal negociador paraguayo previo a la firma de su acta de fundación.
El aniversario «es un buen motivo para reflexionar sobre la existencia adquirida y sobre las opciones que se abren hacia el futuro», dijo López en unas consideraciones compartidas a Efe por correo sobre la firma del Tratado de Asunción (26 de marzo de 1991), del que fue diseñador por Paraguay.
López, viceministro de Relaciones Económicas Internacionales cuando se sentó a negociar con sus pares de Argentina, Brasil y Uruguay las bases de lo que hoy es el bloque, abogó por «una reflexión más que necesaria debido al hecho difícil de negar de que el Mercosur confronta una fuerte crisis de credibilidad».
En la última cumbre, organizada por Uruguay de forma virtual ante la pandemia en ocasión del traspaso a Argentina de la presidencia semestral, el presidente paraguayo, Mario Abdo Benítez, instó a que el acuerdo sea constructor de «puentes de unión y no de murallas».
Y en febrero pasado los presidentes de Uruguay, Luis Lacalle Pou, y de Brasil, Jair Bolsonaro, se pronunciaron en Brasilia en favor de que cada país pueda avanzar en sus propios acuerdos comerciales, algo que impide el bloque.
Entendiendo esas discrepancias, López señaló que el Mercosur está «en un cruce de caminos que lo podría conducir a distintos e incluso contrapuestos destinos» o «la posibilidad de que desaparezca como marco relevante para el desarrollo y la inserción internacional de sus países miembros o, al menos algunos de ellos».
Para el exnegociador paraguayo, defensor de la idea de buscar un acuerdo técnico antes una negociación política, el paso de los años le ha permitido definir «lo que es necesario lograr en las negociaciones que conducen a los acuerdos».
LA DIPLOMACIA MEDIÁTICA
Pero ante todo ha sido contrario a la «diplomacia mediática», que «ha abundado en los procesos de integración en América Latina, y se traduce en decisiones que, si bien pueden tener repercusiones en la prensa, nunca alcanzan el nivel de calidad jurídica que se requiere para producir efectos reales».
«Son decisiones formales, pero que no adquieren las tres cualidades de reglas comunes de calidad en un proceso de integración multinacional, que son la efectividad, la eficacia y la legitimidad social», señaló López, retirado de la diplomacia dos décadas atrás.
A su criterio, el Mercosur se ha cimentado en distintos momentos en tres condiciones para evolucionar a su actual estado: la energía política, la solvencia técnica, ésta última «en algunos países miembros con mayor poder relativo», y la calidad de gestión en todas las esferas.
«La calidad de gestión tiene mucho que ver con el grado de coordinación entre quienes participan en los respectivos procesos de decisión, y con el grado de transparencia que permita nivelar la información necesaria para los múltiples protagonistas», reseñó.
Los orígenes del Mercosur se remontan a los primeros acuerdos de entendimiento entre Argentina y Brasil a mediados de la década de los años 80 y el acuerdo tripartito entre Argentina, Brasil y Paraguay sobre aprovechamiento de recursos hídricos de finales de la década de los 70.