El mes de la Pachamama inicia en Bolivia con ofrendas a más de 4.000 metros de altitud

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Una mujer participa en un ritual con motivo del 'Día de la Pachamama' este jueves, en La Cumbre en (Bolivia). EFE/ Luis Gandarillas

La Cumbre (Bolivia), 1 de agosto de 2024.- Decenas de bolivianos iniciaron este jueves el mes dedicado a la Pachamama o Madre Tierra con rituales ancestrales y ofrendas, algunas presentadas en cerros a más de 4.000 metros de altitud, para agradecer a esa deidad andina por los bienes logrados en el último año y pedir una renovada prosperidad.

Agosto es el mes elegido para las ofrendas porque concluye la primera temporada agrícola en el mundo andino y, según las comunidades indígenas, en este momento del año la Madre Tierra abre la boca para alimentarse con ofrendas que retribuyan los frutos dados y los que dará en el futuro.

Algunas ofrendas se entregan en las áreas urbanas en viviendas y comercios, pero también hay quienes las ofrecen en los sitios considerados sagrados en la cultura andina, como La Cumbre, un paso entre las montañas a unos 4.200 metros de altitud que conecta a la ciudad de La Paz con la zona subtropical de Los Yungas.

En el sitio hay una estatua de un Cristo con los brazos extendidos y un par de cruces, que son los lugares preferidos para hacer las ofrendas.

La gente suele trasladarse allí desde la madrugada y algunos inician el ritual cuando aún está oscuro, para esperar con la ofrenda ya hecha la salida del sol o tata Inti, para recargar las energías.

Es el caso de Janet Chipana, experta en trabajos «metafísicos» para la buena salud y otras peticiones, quien estuvo desde las 5:00 hora local (9:00 GMT) en La Cumbre junto a un grupo de amigos para presentar sus ofrendas.

«La tierra se abre en el mes de agosto, entonces nosotros hacemos una ofrenda a la Madre Tierra, agradecemos por todas las situaciones que nos da, vivienda, negocio, familia, estudios, sabiduría le pedimos al Señor de la Cumbre», explicó Chipana a EFE.

Como La Cumbre también es un lugar por donde transitan los viajeros, se pide a los ‘apus’, los espíritus de los cerros, y a los ‘achachilas’, las deidades de las montañas, que sean guías en cualquier viaje para que no haya accidentes, agregó.

Chipana comentó que eligieron el lugar para la ofrenda porque viven en La Paz y el Señor de la Cumbre es el que «rige» ese territorio.

Agradecimiento y devolución

También estaba en La Cumbre la «maestra consejera» Wara Condori, muy atareada armando una ofrenda tras otra antes de la salida del sol.

Condori explicó a EFE que «lo primordial que no debe faltar» en una ofrenda son productos que se recogen durante el año, como flores, dulces, frutas, arroz, azúcar, canela, quinua o papas.

La mujer señaló que las ofrendas se entregan en agosto porque la Pachamama las «espera» y son una especie de «devolución» de los favores recibidos durante el año precedente.

«El primer día de agosto es muy buen día para pasar una mesa, una k’oa, un plato, porque nuestra Pachamama está con el estómago vacío. Es donde nos agarra con mucho más cariño, con mucha más hambre, come todo con mucho más agrado», aseguró.

Según Condori, el lugar para dar la ofrenda no se elige a gusto del cliente, sino que es la misma Pachamama la que avisa dónde debe ser entregada, previa lectura de las hojas de coca.

Las ofrendas también están compuestas por la llamada «mesa» con dulces de distintas formas y los «misterios», unas pequeñas tablas de azúcar con diversas imágenes en las que se cree que sale la suerte de quien hace el ofrecimiento.

Además incluyen la wira k’oa, una planta medicinal sagrada que crece en el Altiplano, el incienso, el copal o resinas aromáticas vegetales y la grasa de llama, y algunas llevan «sullus» o fetos de llama disecados.

Hasta hace unas décadas la nieve era casi constante en las montañas cercanas a La Cumbre, pero en los últimos años el lugar también ha sufrido los efectos del deshielo por el cambio climático.

Pero no es la única amenaza para la Pachamama, pues en las últimas semanas el oriente y el norte amazónico bolivianos están afectados por incendios forestales, que tienden a incrementarse precisamente en agosto.

El fuego es provocado por la sequía, pero también por los llamados «chaqueos» o quemas agrícolas autorizadas que se hacen en el campo para habilitar los terrenos para la siembra.

Gina Baldivieso

EFE