El operativo de captura de alias Manolo, ¿un falso positivo para cobrar recompensa?

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Medellín, 11 julio de 2021.- Los hechos parecen indicar, más allá de toda duda, que la captura de alias Manolo tenía que ser presentada a la opinión pública como el resultado de una mega estrategia interinstitucional, una que incluía comandos jungla, persecución en autopistas, intercambio de disparos, helicópteros, drones y paracaidistas.

Ya hasta se decía que el monstruo de Santa Cruz huía en tres vehículos por el Norte de Antioquia, cambiando de lugares en zonas rurales, ocultado por sus familiares y esposa, cubierto con tapabocas que le ocultaban el rostro y gorras que cambiaba frecuentemente. Además, que aunque se habían instalado varios retenes para atraparlo, los habría burlado todos con la sagacidad de un acosador. Pero le respiraban en la nuca.

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Entretanto, todo el país estaba pendiente del momento en que se daría la captura. Desde el 30 de junio, cuando se hizo pública la noticia de los abusos, en las redes sociales insultaban a Ismael Darío Lopera Tangarife, alias Manolo o el monstruo de Santa Cruz, y pedían para él una condena ejemplar y un recibimiento inolvidable en prisión. No ha sido vencido en juicio, pero ya lo condenan.

Eran más de 100 hombres los que estaban detrás de Ismael Lopera. Tal vez integrantes de la DEA, el FBI, la Fuerza Delta, los Rangers, el SVR, Sipol, Sijín, Gaula, Dijín, Ejército, CTI, Defensa Civil, bomberos y hasta los Boy Scouts. Cámaras de seguimiento, LPR, triangulaciones, antenas celulares y satelitales, GPS y movimientos bancarios lo ubicaban entre Donmatías y Santa Rosa. La película del año. Cualquier ficción de Hollywood fue superada.

Pero qué va. No hubo tal cosa. Ni helicópteros, ni persecuciones, ni comandos armados pisándole los talones al monstruo de Santa Cruz. De hecho, alias Manolo llegó de sorpresa a una estación de policía de un pueblo del Norte de Antioquia en el que no sabían qué hacer con él. Un acontecimiento repentino, no previsto, para el que no estaban preparados los policiales. Se entregó. Es lo que muestran las imágenes.

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En el video se observa el ingreso a una estación sin guardia. Al abogado que acompañaba a Ismael Lopera se le ocurrió grabar la entrega con su celular. Mientras el jurisconsulto grababa, algunos agentes se ponían la chaqueta y se atalajaban. En una oficina, tres mujeres de la institución hablaban sobre algo, una observaba y daba indicaciones, otra almorzaba y una más manipulaba el computador. Insistían al que grababa que se presentara e indicara cuál era su requerimiento. Entre ellas estaba la comandante de la estación. Luego se observa el momento en el que le leen sus derechos a alias Manolo.

Un par de horas después, el alcalde Quintero, el presidente Duque y el director de la Policía anunciaban que alias Manolo había sido capturado en medio de un operativo. Esa “película” no le gustó al abogado, quien decidió hacer viral el video de la entrega y desvirtuar lo que afirmaba la institucionalidad. Todo el país lo supo. Algo andaba mal, tan mal como un falso positivo.

Fue así como el video de alias Manolo, quien habría abusado de 21 niños en el jardín infantil Pequeños Exploradores, del barrio Santa Cruz, en la zona nororiental de Medellín, arruinó los planes de alguien.

Mentiras policiales para todos

Un ligero análisis permite dimensionar el semejante enredo que armó la Policía. Ismael Lopera, de 53 años de edad, se presentó ante las autoridades el pasado jueves 8 de julio en horas de la tarde en el municipio de Santa Rosa de Osos, en el Norte antioqueño, que por jurisdicción le corresponde al Departamento de Policía Antioquia, que tiene su propio comandante: el coronel Daniel Horacio Mazo Cardona, excomandante operativo en la Meval.

Esa división tiene su propio jefe de la Sijín, que tal vez no estaba tras alias Manolo, como sí lo estaría la Sijín metropolitana, aunque se supone que toda la institucionalidad lo debería estar buscando, pues tenía una orden de captura en su contra.

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La comandante de la estación en Santa Rosa debió reportar el hecho a su jefe, el coronel Mazo, y proceder a entregar al requerido a la Fiscalía. Pero así no se hizo, por lo visto. En cambio, el jefe de la Sijín de la Policía Metropolitana entregó un informe con su versión al brigadier general Pablo Ferney Ruiz Garzón (comandante de la Policía Metropolitana del Valle de Aburrá) y este a su vez al alcalde Daniel Quintero, al director de la Policía Nacional Jorge Luis Vargas, al fiscal Francisco Barbosa y al presidente Iván Duque. ¿De dónde y por qué esa versión?

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Según el general Ruiz Garzón, el jefe de la Sijín Meval, su subalterno, fue quien le entregó un informe indicando que se había realizado la captura de alias Manolo por parte del personal de la policía judicial de la Meval y que sería entregado a la Fiscalía para su judicialización. El alcalde señaló que por este hecho se entregaría la recompensa de $50 millones ofrecida, pues se afirmó que fuente humana ayudó a su presunta captura en desarrollo de un mega operativo. Sí, una recompensa de $50 millones.

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Por esa maquinación, el jefe de la Sijín Meval, coronel Jair Morales, fue retirado de su puesto. En la cuenta de Twitter @PoliciaMedellin el propio general Ruiz explicó lo ocurrido con su subalterno. Horas más tarde, el general Ruiz fue enviado de vacaciones y en su lugar asumió temporalmente el general Gustavo Franco, actual comandante de la Región 6 de Policía.

Se entiende que en una ciudad como Medellín, donde las autoridades no van tras los verdaderos líderes de las bandas sino detrás de sus mandos medios, o lavaperros como los llaman algunos, se quieran mostrar resultados con capturas que no representen una retaliación sangrienta pero sí una reacción positiva de la comunidad. También es comprensible que policías mal pagos reciban dinero de las bandas a cambio de dejarlos traficar y para mostrar resultados trasladen al búnker de la Fiscalía a personas que portan la dosis mínima o un celular reportado. Asimismo, que se inventen resultados operacionales de mucho éxito para ganar ascensos, premios, vacaciones, aplausos, primeras planas en periódicos y hasta el dinero de las recompensas. Pero no, no es aceptable y sí muy reprochable. Si para usted, señor servidor público, no es suficiente lo que le paga el Estado, por favor, renuncie, no le haga más daño a la sociedad.

Recompensas en el cuatrienio Quintero

Por información que condujera a la ubicación y captura de Ismael Darío Lopera Tangarife, alias Manolo, la Alcaldía de Medellín estaba ofreciendo una recompensa de hasta $50.000.000.

Desde el mes de enero del año 2020, una vez asumió el mandato, el alcalde Quintero anunció que con el pago de millonarias recompensas la Administración Municipal ayudaría a disminuir los homicidios en la ciudad y a aumentar las capturas por este delito.

Quintero sostuvo entonces que destinaría una bolsa de $5.000 millones para entregar a las personas que entreguen información relevante que ayude a incautar armas y estupefacientes, así como pruebas e indicaciones precisas sobre la ubicación de autores de homicidios y fleteos.

Por cada caso se entregarán hasta 10 millones de pesos, dijo entonces Daniel Quintero, y advirtió que solo se pagarían si los hechos ocurrieron en vía pública y no se tienen indicios ni denuncias por temor de la comunidad y que tampoco aplicaría el pago en casos de feminicidios o violencia intrafamiliar.

El alcalde consideró que la estrategia dio buen resultado en 2020, por lo que decidió aumentar la cifra a 20 millones de pesos en 2021. “Se entregaron recompensas en 38 casos. En total fueron capturadas 188 personas por el delito de homicidio en 2020”, recordó Quintero Calle. Asimismo, señaló que para los feminicidios, la recompensa es hasta de $40 millones. “Se trata de darles golpes duros a los criminales, capturar a los cabecillas de los grupos que se sienten con poder de causar miedo, dolor y muerte en los barrios y que, además, reclutan niños. La estrategia de recompensas ha propiciado que el nivel de esclarecimiento de los homicidios en 2021 siga en más del 26%, uno de los más altos del país”, explicó Quintero en marzo de este año.

De ese fondo, el alcalde destinó el dinero para la recompensa que pagaría a la persona que habría indicado el lugar en el que se encontraba alias Manolo. Ya la Sijín le habría indicado al mandatario que se trató de una delación y que, por lo tanto, procedía la recompensa. Por tal razón, el alcalde Quintero anunció que se pagaría el dinero correspondiente. Pero no, no había informante. ¿Qué pretendía la Sijín?

Hoy, con el caso “Manolo”, queda la duda acerca de la veracidad de las informaciones por las que se repartieron ya 311 millones de pesos en recompensas en 2020, una suma similar a la que se ha entregado en la primera mitad de 2021. En Medellín, la Policía ya mucho antes entregaba recompensas con dineros que le entregaba la Administración Municipal, pero la sombra de los falsos positivos obligó a terminar con ese programa. No es nuevo el tema.

Recompensas a falsos informantes

La Agencia de Prensa Análisis Urbano tiene pruebas y testigos de los falsos operativos que realiza la Sijín para presentar resultados de éxito. Cada cierto tiempo se anuncia la captura de integrantes de bandas y combos que resultan ser falsas o que siendo ciertas, se trata de capturas ilegales, por lo que al momento del reporte policial, los presuntos detenidos ya se encuentran libres.

Ocurre con frecuencia con los combos del Centro de Medellín, con los escaperos, los denominados cosquilleros, los ladrones de celulares y extorsionistas. Se anuncia su captura, se presentan ante los medios de comunicación y luego son dejados en libertad. Asimismo ocurre con la incautación de armas de fuego: las sacan del armerillo, las presentan ante periodistas como recién incautadas y luego las regresan a su lugar. Con los estupefacientes ocurre igual. En el reporte de la Policía es común ver casos de incautación de armas de fuego que pertenecen a un combo denominado la Villa, por ejemplo, y que fueron halladas en una zona verde. Sin capturas. No es real.

Este es el formato:

“Persona capturada por hurto y celular recuperado. Siendo las 15:00 horas, en la Cr. 45 & Cl. 83, B/Manrique, fue capturado por la patrulla del cuadrante un hombre de 57 años, 8° de bachillerato, desempleado, quien se había hurtado 1 celular, avaluado en $640.000, modalidad raponazo. Ofendida una mujer de 32 años, quien formuló denuncio en la Uri Centro. Capturado y elemento recuperado fueron dejados a disposición de la Fiscalía. Caso conocido por el cuadrante X”.

“Persona capturada, arma de fuego y munición incautada por porte ilegal. Siendo las 20:00 horas, en la Cr. 93 & Cl. 49B, B/Santa Rosa de Lima, fue capturado por la patrulla del cuadrante un hombre de 32 años, 10° de bachillerato, oficios varios, a quien mediante registro se le halló en su poder un arma de fuego tipo revólver, calibre 38, con 5 cartuchos para el mismo, sin permiso para porte o tenencia, avaluada en $900.000, Capturado, arma de fuego y munición fueron dejados a disposición de la Fiscalía. Caso conocido por el cuadrante X”.

Nada de eso resultaba ser cierto. Hubo casos en los que, inclusive, los mismos agentes de la Sijín posaban como los presuntos bandidos capturados, pero los delataba su vestimenta y el corte de pelo, sin barba, sin bigote. En las salas del Palacio de Justicia nunca fueron vistos en ningún proceso de legalización de captura, imputación de cargos y medida de aseguramiento. ¿Bandidos o fantasmas?

Pero lo más grave ocurrió con las recompensas. En la ciudad de Medellín, las administraciones municipales entregaban un recurso a la Policía Metropolitana para que pagara recompensas por información valiosa que permitiera dar captura a delincuentes, incautar armas y drogas y dar con expendios de estupefacientes. Para muestra un botón: el 17 de junio de 2011 fue capturado Jeison Smirt Velásquez Pino, alias el Rolo, líder de la banda La Sierra. El sujeto se había fugado ocho meses atrás de la cárcel El Pedregal con otros cinco reclusos. Por su captura se ofrecieron $20 millones. El entonces comandante de la Policía Metropolitana, Yesid Vásquez Prada anunció que se pagaría la recompensa. Y se pagó, pero no había un informante.

El Rolo era de odios y amores, en la Sierra lo querían tanto y le tenían tanto miedo, que nadie lo hubiera delatado. “Sapear” no es tan sencillo, se corre el riesgo de ser delatado por la misma Policía, de ser sorprendido cobrando el dinero o de ser timado y que no se le entregue el dinero. ¿Alguien se atrevería a denunciar que no le pagaron una recompensa? Para enrarecer el ambiente, que ya de por sí era de tensión en ese barrio de la comuna 8 de Medellín, el general Vásquez Prada aseguró que alias Rolo había entregado a alias Abelito, otro líder de la banda La Sierra, insinuando que los delincuentes se estaban delatando entre sí, situación jurídica que da lugar al principio de oportunidad, pero no al pago de recompensas. Entonces, si se pagó la recompensa por alias Rolo, ¿a quién se la dieron? Y no es todo, en los jueves de recompensas se entregaba dinero a presuntos colaboradores de las autoridades. Allí sí que se entregaron dineros a falsos informantes.

Sí hubo captura

La Agencia de Prensa Análisis Urbano garantiza a sus lectores que la información que aquí se difunde es responsable y veraz. Por ello, y sabedores del carácter sustantivo y adjetivo de las normas que rigen las actividades de la sociedad colombiana, tenemos que afirmar que en el caso de alias Manolo sí hubo captura, pero no en medio de un operativo, sino en desarrollo de una entrega voluntaria. Es el deber ser.

Es decir, el procedimiento indica que cuando existe una orden de captura contra una persona y esa persona se entrega, la Policía o la Fiscalía, dependiendo de la dependencia en la que se haga presente, debe proceder a capturarla después de que manifieste que se entrega voluntariamente. Ocurre que si un ciudadano decide entregarse voluntariamente y se presenta ante la Policía, por ejemplo, los agentes deben documentar el hecho y dejarlo ir si no existe una orden de captura o flagrancia, porque sería ilegal retenerlo.

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Por el contrario, si existe una orden emanada por una autoridad judicial y la persona se presenta en una estación de policía o en una sede de la Fiscalía, los funcionarios tienen que hacer efectiva la orden de captura precisamente porque así lo dispuso un juez. Al señalado se le notifica la orden que hay en su contra, se le hace lectura de sus derechos y queda a disposición de la autoridad que ordenó su captura. En el caso de alias Manolo, por tanto, sí hubo captura, pero no como lo anunciaron inicialmente el alcalde Daniel Quintero y el presidente Iván Duque, que aseguraron que hubo un operativo en el que participaron más de 100 hombres de Ejército, Policía y Fiscalía. Lo que sí es muy probable es que el encartado se haya entregado debido a la presión que ejercieron la institucionalidad, la comunidad y el ofrecimiento de una millonaria recompensa.

Apunte Urbano

Mano de Dios, por fuera de las disputas en parte alta de Belén entre Pájaros y Sucre

El asesinato de alias Barny, señalado integrante del combo los Pájaros, con asiento en la parte alta de Belén, comuna 16 de Medellín, puso sobre el tapete otra de las muchas inconsistencias que se identifican en la informacion que entregan las autoridades a la opinión pública correspondiente a temas de seguridad. ¿Nos dicen la verdad? ¿Cuál verdad?

Los investigadores judiciales de la Policía Metropolitana le aseguraron a los medios de comunicación, hace una semana, que ya tenían resuelto el asesinato de alias Gordo Chamo, quién murió a manos de alias Barny, segun la Sijín de la Meval.

La versión oficial indica que alias Barny asesinó a balazos a alias Gordo Chamo y luego lo desmembró con la ayuda de un carnicero. El pasado 13 de junio fue hallado el cadáver picado y envuelto en bolsas de plástico negro en la vía que conduce al corregimiento Altavista.

Presuntamente, integrantes de la banda Mano de Dios se habrían enterado de la autoría de alias Barny en el hecho y salieron en su búsqueda. Alias Barny se enteró de la cacería y escapó a la Costa Caribe para esconderse.

Pero regresó a Belén. Los Pájaros ofrecieron cuidarlo y alias Barny se sintió seguro. Lo que no se imaginó es que sus propios compinches lo asesinarían.

El domingo 4 de julio, en horas de la noche, fue baleado cuando bajaba por una escaleras del barrio Altavista, sector Zafra. Fue trasladado a un centro médico, en el que falleció.

Dijeron los uniformados que Johny Alexander Maya Álvarez, de 25 años de edad, salía de una reunión cuando fue atacado.

Era el cuarto hecho de sangre registrado en la zona en menos de dos semanas.

La explicación que entregó el entonces comandante de la Policía Metropolitana del Valle de Aburrá, general Pablo Ferney Ruiz Garzón, fue que en los sectores Los Alpinos y Zafra se estaban enfrentando las bandas Mano de Dios, los Pájaros y el Amarillo.

Sin embargo, esto no es real. Fuentes consultadas por Análisis Urbano desmintieron esa version y aseguraron que en realidad las disputas se están dando entre las bandas los Pájaros y los de Sucre.

Los móviles serían la venganza por el asesinato de alias Gordo Chamo, cuya muerte sigue doliendo a sus socios de los de Sucre, banda a la que realmente pertenecía.

Para detener la masacre, los de Sucre habrían pedido la cabeza de alias Barny, quien finalmente fue baleado el pasado 4 de julio por sus propios protectores: los Pájaros.

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