Bolivia se encamina a unas nuevas elecciones en las que por primera vez en casi 14 años ya no se habla de Evo Morales como candidato, pero al interior de su partido, el MAS, esperan que su líder tenga un papel importante en este proceso, incluso en persona.
La presidenta interina de Bolivia, Jeanine Áñez, promulgó este domingo la «Ley de Régimen excepcional y transitorio para la realización de Elecciones Generales de 2020», que en la víspera fue aprobada por unanimidad en la Asamblea Legislativa, donde el Movimiento al Socialismo (MAS) tiene la mayoría en ambas Cámaras.
El proceso hacia nuevas elecciones da sus primeros pasos en una nación que puede tomar un rumbo distinto tras los casi 14 años de Gobierno del líder indígena.
INTERPRETACIÓN DE LA LEY
Sobre la aplicación de esta ley de emergencia y el escenario político actual, algunos ya hablan de la posibilidad de que el MAS podría estar inhabilitado, ya que es el partido con el que Evo Morales fue candidato en los comicios del pasado 20 de octubre.
La pasada cita con las urnas está anulada por esta nueva ley y el órgano electoral que la llevó a cabo está procesado por la Fiscalía por un supuesto fraude a favor del candidato del MAS.
Para el senador Edwin Rodríguez, de Unidad Demócrata, el partido de la presidenta interina, «hay varias interpretaciones» sobre a quién se le atribuye el supuesto fraude y «hay que comprobar primero bajo qué condiciones se hizo».
Los «indicios de fraude pueden ser atribuibles de repente al anterior órgano electoral» o «al MAS como partido de Morales».
En todo caso, el nuevo Tribunal Supremo Electoral será el que determine si hay inhabilitaciones o no, concluyó el senador demócrata.
Lo que sí ha dejado en claro el Gobierno interino es que Morales no puede volver a presentarse a unas elecciones y que ningún gobernante puede volver a intentar seguir en el poder por encima de dos mandatos seguidos como está establecido en la Constitución.
Uno de los artículos clave de esta nueva ley insiste en ese límite constitucional, después de que Morales fuera proclamado vencedor para un cuarto mandato seguido en las elecciones ahora invalidadas.
El que fuera su vicepresidente desde que llegó al poder en 2006, Álvaro García Linera, ya ha dicho desde su asilo en México que ni él ni Morales se presentarán a las próximas elecciones.
EL FUTURO DEL MAS
Desde el día anterior de la renuncia de Morales el pasado 10 de noviembre, forzado por las Fuerzas Armadas, ya organizaciones sindicales afines como la Central Obrera Boliviana, de campesinos e indígenas habían expresado un distanciamiento con su líder y algunos incluso se sumaron a los pedidos de dimisión.
Contrario a lo que se ha visto en los últimos días, el MAS quiere mostrarse fuerte y unido, «por el bien del país», pero sin dejar de denunciar el «golpe de Estado» cometido contra Morales.
Alicia Conqui, diputada del MAS por el departamento de Chuquisaca, dijo a Efe «que una elección sin Evo Morales no va a cambiar mucho las cosas porque la militancia está firme».
«Al contrario, el MAS se va a ir fortaleciendo aún más pese a que se ha cometido un golpe de Estado», enfatizó.
Para Remberto Calani, diputado del MAS por La Paz, la actual coyuntura representa «un desafío» para el partido y para las organizaciones sociales que integran el proceso de cambio que emprendió Evo Morales desde antes de su ascenso al poder.
Si algunas pareciera que se han alejado, ha sido porque se «han hecho esfuerzos» por la pacificación en Bolivia, dijo, en una mesa de diálogo con el Ejecutivo provisional.
Calani expresó a Efe que «esperan tener para esta nueva elección a los mejores representantes de la sociedad y del MAS (…) lo que no quiere decir que el hermano Evo esté alejado».
La intención es que Morales «esté presente aquí en Bolivia» dirigiendo la campaña, comentó.
El Gobierno interino de Áñez mantiene que puede volver al país, pero a riesgo de afrontar denuncias que ha presentado en su contra por delitos como terrorismo y sedición.
RENUNCIA EN EL LIMBO
Otro de los temas que llama la atención es que la Asamblea Legislativa aún no se ha pronunciado formalmente sobre la renuncia de Morales, lo que algunos sectores ven como una maniobra para dilatar el proceso.
Precisamente, el diputado Calani reconoció a Efe que la renuncia de Morales no se ha tratado porque se no se ha podido reunir el pleno de la Asamblea Legislativa.
Para él, «es una forma de dilatar un problema, pero que en última instancia lo que se ha hecho es entrar en el juego de querer pacificar los conflictos sociales en Bolivia».
La violencia desde el día después de la votación del 20 de octubre ha dejado 33 muertos y más de 800 heridos.
Lo cierto es que entre algunos parlamentarios ya se «ha exigido hacer esa asamblea» y se «ha planteado la preocupación» sobre este tema pendiente.
Bolivia tiene una mandataria provisional en principio hasta los nuevos comicios mientras Morales está asilado en México sin que el Parlamento boliviano, controlado por su partido, se haya pronunciado aún sobre su renuncia.
El pasado 10 de noviembre la Organización de Estados Americanos advirtió en un informe de «graves irregularidades» en los comicios y ese mismo día Morales anunció su renuncia.
La renuncia es calificada de golpe de Estado por varios Gobiernos y políticos latinoamericanos.
Otros países han reconocido al Ejecutivo interino de Áñez, que asumió el poder el pasado 12 de noviembre, y parte de la comunidad internacional ha instado al diálogo sin pronunciarse sobre la crisis política.
EFE