Los crímenes que cometieron los grupos paramilitares en una zona rural de San Luis (Antioquia) convirtieron una vivienda de dos pisos en la mal recordada “casa del terror”. Como resiliencia, los habitantes lograron en El Prodigio transformarla en símbolo del resurgimiento de su comunidad y reparación a las víctimas.
En los últimos cinco años, el lastre de violencia y miedo que la habitaron cambiaron cuando a sus nuevos interiores se mudaron el arte, los grupos artísticos, un museo arqueológico con vestigios de la tribu Pantágoras y los guías turísticos, quienes cuentan la historia de este corregimiento y el resurgimiento que vive hoy.
“Ya no se conoce como la casa del terror de El Prodigio, sino como la casa de la cultura y la esperanza”, afirma con entusiasmo Arnulfo Berrío, un líder comunitario, quien recuerda que la edificación fue “construida por orden de alias Terror”. Así fue conocido en la región Oliverio Isaza Gómez, uno de los jefes del Bloque Magdalena Medio de las autodefensas.
La presencia del grupo paramilitar aumentó luego de las tomas guerrilleras en el año 2001, lo que intensificó el conflicto armado en esta zona del Oriente antioqueño y, como consecuencia, los hechos victimizantes para la población como homicidios, desapariciones y desplazamientos forzados, secuestros, confinamientos y otros delitos.
Tras la desmovilización de este grupo armado ilegal en 2006, esta propiedad fue entregada en 2010 por la Fiscalía General de la Nación al Fondo para la Reparación a las Víctimas, adscrito a la Unidad para la Atención y Reparación Integral a las Víctimas. Luego de varios años sin uso, en el año 2014, la Junta de Acción Comunal solicitó la entrega a la comunidad para desarrollar actividades culturales y turísticas.
Con esos fines y “para garantizar la protección del inmueble e implementar un sistema de administración apropiado, se entregó este mes en comodato a la Alcaldía Municipal de San Luis para que siga convirtiéndose en un sitio representativo del corregimiento y el beneficio de más de 300 víctimas que viven allí y la población en general”, indicó Miguel Avendaño, coordinador del Fondo.
De zona de conflicto a destino turístico
Para Arnulfo Berrío, “la entrega de esta casa para nuestra comunidad es importante para resignificarla y desestigmatizar nuestro corregimiento, que se conocía era por la violencia y ahora se proyecta como destino turístico por su riqueza arqueológica y paisajístico y con sitios poco explorados como las cavernas de los indígenas Pantágoras”.
El líder local dice que motivados con la administración de esta propiedad “se podrán aunar esfuerzos entre la Junta de Acción Comunal, la alcaldía de San Luis y los Vigías del Patrimonio Sanluisano para darle una nueva dinámica y que la gente tenga acceso a la cultura y el arte”.
Con la cesión en comodato, además de consolidarse como la “casa de la cultura y la esperanza”, servirá como centro de acopio para los cacaoteros de la región y un sitio referente del encuentro social y el resarcimiento de los derechos de las víctimas que reconstruyen sus proyectos de vida y lideran El Prodigio de resurgir con resiliencia y sin violencia.
El Fondo de Reparación para las Víctimas administra 1.895 bienes en Colombia. De estos, 1.595 son inmuebles entregados por los exintegrantes de los grupos armados ilegales (975 son rurales y 620 urbanos) como resultado de su sometimiento a la Ley de Justicia y Paz.
Los dineros captados por los arriendos o la monetización de estas propiedades han generado ingresos por más de 6.000 millones de pesos durante este año para el pago de las indemnizaciones económicas, como medida de reparación a las víctimas favorecidas por sentencias judiciales de los tribunales.
La Unidad para las Víctimas ha adjudicado 18.000 de estos pagos por más de 200.000 millones de pesos, de un total de 1.144.072 indemnizaciones administrativas entregadas en todo el país con una inversión acumulada de 7,4 billones de pesos.